En uno de los vagones del Metro de
Barcelona andan unos carteristas tratando de ganar el
sustento del día birlando monederos a las señoras
despistadas, sobre todo turistas, pero como son vigilados
por una serie de personas, les siguen a todas partes, no se
atreven a realizar juegos de manos.
Siguen en sus treces, no crean, de robar. Se aprovechan de
la tremenda laguna jurídica de nuestro sistema porque los
turistas robados, tras la denuncia, no se presentan en el
juzgado. Aunque el Código Penal prevea un procedimiento
opcional, la preconstitución de pruebas. es sumamente
complicado efectuarlo en Barcelona.
Por otro lado, el periodista del ‘NOTW’ que destapó el caso
del australiano Rupert Murdoch ha sido hallado muerto. De
muerte no sospechosa.
La ficción superada por la realidad, una vez más, con la
muerte de Sean Hoare. El poder dirigente empresarial y
político tiene capacidad, y mucha, para pinchar medios de
comunicación privados y/o de otros departamentos del
Gobierno a través de sus oficinas policiales o de
‘inteligencia’ y no pasa absolutamente nada.
El poder nos controla a todos los ciudadanos a través de
Internet, nos pinchan las páginas a todas horas, y con las
redes sociales; del móvil, graban nuestras conversaciones
por mor al terrorismo; de nuestros correos electrónicos; nos
siguen por el GPS, aunque lo tengamos apagados; nos han
convertido en los nuevos esclavos. La Ley de Protección de
Datos es una pamplina.
Siendo como es, todo manipulable, tratan ahora de justificar
esa muerte metiéndonos, lo primero como quién no quiere la
cosa, que el periodista, Sean Hoare, era un drogadicto para
que nos creamos que murió de sobredosis y acabar con una
declaración institucional, demasiado insultante, de que las
causas no son necesariamente sospechosas.
Parece ser que el tristemente famoso ‘Padrino’, el de Marlon
Brando, es un “teletubbie” al lado de esta gente.
Obviamente, ha muerto de muerte natural. Después de las
denuncias comprometiendo al poder, lo natural es que muera
clásicamente. No hay que darle más vueltas.
En fin, que este periodista es un muerto de película de
suspense. Tipo Alfred Hithcook, inglés por más señas.
Sumemos a todo esto el “suicidio” de David Kelly, la muerte
de Lady Di, la de Geli (Banco Ambrosiano)…, estamos ante la
reencarnación del antiguo imperio británico.
Por si alguien no recuerda a David Kelly, pues era el
inspector de armamento en Irak, cuando Blair, buscando las
armas de destrucción masiva que acordaron propagar los tres
de las Azores.
Qué casualidad que uno de esos tres, Aznar, esté trabajando
con el capo codo a codo.
Solo falta que Torrente, digo Santiago Segura, se meta a
investigar porque Scotland Yard está en el ajo. A lo mejor
resulta que Murdoch es su papá.
Bueno, todo esto pasa en unas islas que se creen compadres
del centro del poder mundial y que ni siquiera se mojan con
el euro.
Aquí, en nuestro país, bastantes problemas tenemos con
nuestros ‘bandoleros’, cuyos jefes no dicen ni ‘mú’.
Por si fuera poco, ahora salen con interpretaciones
históricas de aquella guerra, justificando alzamientos, que
convierte la ley de igualdad en una ley basura. La igualdad
no existe cuando gobiernan los conservadores, capitalistas y
demás gente de esa o parecida categoría.
Países donde sigue vigente matar ‘legalmente’ a un ser
humano: EE.UU, países de fuerte arraigo dictatorial e
Inglaterra, aunque en este país lo hacen de forma que
parezcan accidentes. Recuerden que es el país del ‘007’, con
licencia para matar. Una de sus películas retrata
perfectamente el presente.
En fin. La vida sigue, yo también pero para Sean Moare
acabó.
|