Tras ser detenido en febrero por la Guardia Civil en la zona
de preembarque de vehículos de la Estación Marítima, la
Audiencia Provincial condenó ayer a un hombre que admitió
haber cometido un delito de inmigración clandestina por el
que debía pasar dos años en la cárcel aunque la pena
privativa de libertad quedó suspendida por la condición de
no volver a delinquir durante dicho periodo. Todo ello
porque viajaba con dos personas que iban sentadas en su
coche con pasaportes que él les había proporcionado pero que
eran de terceras personas.
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