Ya es lo que nos faltaba, que los
menores, esos que nadie sabe como han llegado, que han sido
recogidos y que no se sabe cual será su futuro, comenzaran
por drogarse, a base de ciertos productos que son fácil de
lograr en cualquier establecimiento de pinturas o de
productos de escritorio.
Otro problema añadido, por si había pocos con los sin
papeles y, ante las primeras denuncias, todo el mundo se
echa para atrás.
Lugar que frecuentan estos menores, las inmediaciones del
puerto, en la parte más apartada. Ahí han sido localizados
varios de los menores y al salir esto a la luz pública, por
aquello de que se trataría de un asunto complicado, la
Ciudad se defiende y dice:”No son de los que tiene bajo su
tutela La Esperanza”.
La afirmación es tan inoportuna como inadecuada, por lo que
habrá que saber donde, de qué y cómo viven estos menores, si
están descontrolados o si hay alguien que vele por ellos.
La consejera, recién llegada al cargo, con estas
manifestaciones nos demuestra que “ el traje nuevo que le
acaba de regalar Vivas le empieza a quedar un poco ancho”.
Y aquí no hay otra cuestión más que ésta:”Menores
Extranjeros No Acompañados, deambulan por la zona del Muelle
de Poniente”, y podríamos añadir algo más:”algunos se drogan
con la inhalación de pegamento”.
Incluso podríamos decir, y la diremos, dando la relación que
sobre este asunto todos se echan para atrás.
Vuelvo con la consejera:”No son nuestros”, a lo que habría
que decirle que si estos no tienen derecho a un sitio al
sol. La pelota sigue de un lado a otro y la consejera de
Juventud, Menores y Deporte insiste:” Los niños que la
Ciudad tiene bajo su tutela están controlados”, para
terminar con:”nosotros no tenemos competencias sobre
inmigración...”. Ahí la pelota se envía al área contraria, y
se me antoja que no hay derecho para tanta hipocresía.
Queda claro que hay un problema en la calle y de ese
problema no se responsabiliza el área de Menores de la
Ciudad, cuando aseguran que:”Los MENA bajo su tutela en La
Esperanza están perfectamente controlados”.
Así tendrá que ser, pero ello no quita una realidad que
alguien tendrá que solucionar, porque a plena luz del día
estos menores se pasean por la zona de ampliación del muelle
y el espigón, al tiempo “inhalan sustancias tóxicas”.
Lo curioso es que los medios de comunicación tengan que
llegar a los problemas antes que los bien pagados políticos,
encargados de esas áreas. Y es que uno de los chavales dijo
al Pueblo de Ceuta que se fumaba Charfa. Realmente no sé qué
tipo de producto es ese y no me voy a preocupar por
conocerlo, entre otras cosas porque ese tipo de productos me
dan pánico. Este chaval, sin padres a su lado, parece que
procede de Casablanca.
Una realidad que nadie podrá desmentir, chavales que
recorren la escollera, piden dinero, se hacen con objetos
para luego venderlos, merodean la zona de los contenedores,
a veces, se acercan a los barcos y nadie les sale al
paso:”Están dejados de la mano de Dios”.
La policía portuaria, un policía en concreto, dejaba caer
esta frase:”Si pasan por San Antonio y les dan ropa o unos
zapatos, acaban vendiéndolos”.
Esto un tipo de policía, la del puerto. La Guardia Civil
sólo intercepta a estos menores si intentan llegar a
vehículos que embarcan a la península. Por ese camino, pues,
campo libre o casi y al hablar de identificación y control
de estos menores hay una respuesta demasiado vaga:”El resto
es función de la Policía”.
Hemos abordado temas sangrantes, pero este es de los que
más, por el asunto en sí y porque parece que se trata de un
terreno en el que nadie tiene competencias o cada uno trata
de echar las competencias al vecino.
|