Cuentan los acalorados e irritados
viajeros que esperan en la explanada del embarque de
vehículos del Puerto de Ceuta, bajo un sol abrasador y en un
total revoltijo, que prefieren viajar a la península por
Tanger-Med porque allí tienen toldos y está todo en mejores
condiciones. Y no es de extrañar que suelten fulminaciones
porque ese desolado aparcamiento da una imagen de abandono
absoluta. Será porque se han equivocado en los raquíticos
árboles que han plantado y que aparecen resecos y faltos de
abono por lo que no proporcionan la suficiente sombra, será
porque a nadie se le ha ocurrido instalar un buen entoldado
durante el verano para refrescar esperas y retrasos, será
porque en los wáteres públicos no hay jamás papel, ni jabón,
ni toallas para secarse desechables, ni tan siquiera
espejos, ni wáteres tampoco porque son unos servicios muy
raros con un estremecedor tufillo tercermundista. Y con la
falta de trabajo que hay ¿No podrían poner a unas señoras en
la puerta de esos servicios para cuidarlos y regular el
tránsito de los usuarios? Sacan el jornal y las propinas y
conservan las instalaciones. ¡Inhóspito lugar! Tan solo por
la falta de papel higiénico y de dispensador de jabón hay
razones más que suficientes como para que Sanidad los
clausure.
¿Y el revoltijo de coches? El domingo por la mañana allí no
había ni orden ni concierto, antes de la llegada del barco
ya había coches metidos en el cantil del muelle y allí no
hay servicios ni hay nada, pero encima se mezclaban los
vehículos de las diferentes compañías y los conductores no
sabían en qué ola ponerse ni si se iban a meter en un barco
que no era el suyo. ¿Que que hace la Policía Portuaria? Más
de lo que puede y reventados de trabajar en esas condiciones
tan cutres ¿Y la casetilla prefabricada que les han montado
a los del control de la Policía Nacional? Parece un
cobertizo de herramientas. No extraña así que consideren a
Tánger-Med abolengoso y a Ceuta unos cutres que no son
capaces, no ya de montar los toldos, sino ni de poner unas
sombrillas de propaganda, todo por tal de ahorrar esperas en
el solano, sin una mala sombra y con los coches
apelotonados, como si fuera un zafarrancho o estuvieran
practicando los de Protección Civil algún tipo de “simulacro
de evacuación” para luego fingir el rescate de los
deshidratados ocupantes de los vehículos y darles el suero
salino.
Dentro de la imagen que queda de una ciudad son muy
importantes las sensaciones que se guardan de las entradas y
las salidas, ya hemos apuntado mil veces al descorazonador
puerto de Algeciras que es deprimente y el caso es que la
llegada a Ceuta no es mala, pero la salida en coche es un
ejercicio de paciencia a las horas punta, de paciencia y de
capacidad de aguante bajo los calorines y de capacidad de
aguantarse las necesidades fisiológicas a no ser que te
resignes a hacer pipí en cuclillas en unos servicios que
apestan a zotal y donde si quieres limpiarte tienes que
confiar en la generosidad de los encargados de la cafetería
para que te proporcionen servilletas. Eso es un cutrerío y
ese es el último “souvenir” que se van a llevar de Ceuta el
de cuando al viajero le dio la calorina en el coche, se
confundió de barco y se mojó los pantalones meando u otras
cosas acuclillado. ¿Y como busca la gente el poco amparo de
los únicos dos árboles que dan sombra? ¿Y a los que colocan
en el cantil del muelle esperando y tienen que hacer sus
necesidades camuflados entre los coches y de cara al muro?.
Lo cierto es que las soluciones no deben ser muy gravosas,
colocar los toldos no es para arruinarse, cambiar los
arbolillos por ficus que sean capaces de ahorrar en un
futuro los toldos tampoco es para descalabrar presupuestos y
conservar los árboles no es para desriñonarse. Ni eso ni
indicar con claridad la compañía naviera de cada cual y
tener azafatos “que voy que vengo”. ¿Y molesta una cuidadora
en los servicios? Esa labor la hacen en puntos de Andalucía
jubilados y jubiladas para sacarse unas propinillas que les
vienen muy bien. Lo cierto es que por ahora aquello es entre
caos, zafarrancho y simulacro de más caos y de más
zafarrancho, una auténtica lástima.
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