Lunes 11.
Mañana radiante. Eso sí, a medida que avanza el día el calor
se deja notar. Por lo que a mediodía busco refugio en un
local de la calle Jáudenes. Concretamente en ‘El Mesón La
esquina Ibérica’. Y allí se me acerca Tomás Partida
para saludarme y, de paso, decide quedarse a conversar
conmigo un tiempo prudencial. Tomás es capaz de charlar sin
necesidad de echarse al coleto ni siquiera un buche de
cerveza. Pocas veces he visto yo a Tomás alternar con
bebidas que tengan alcohol. Aunque nunca se me ha ocurrido
preguntarle si es abstemio. O si se bebe todas las copas en
su casa. Lo que sí sé es cómo piensa mi estimado TP acerca
de mi manera de hacer la columna diaria. Y lo sé porque hubo
un tiempo en el cual solíamos reunirnos cada mañana para
darle un repaso a la vida política de la ciudad. Eran
tiempos en los que él escribía artículos de cuando en cuando
y yo le animaba a que se prodigara más. Pero Tomás, que
siempre ha vivido muy bien, tiene un concepto de la columna
que no está en consonancia ni con el interés de los editores
ni, por supuesto, con la forma de ser de los políticos. Una
clase política en la que ser corrupto se ha convertido ya en
una cosa tan normal como aceptada por los ciudadanos. De
cualquier manera, por más que yo no comparta las tendencias
efusivas de Tomás hacia quienes hacen artículos
descafeinados y bisojos de sintaxis, debo decir que le tengo
ley.
MARTES. 12
Me topo con Antonio Cruces a la altura del Casino
Militar. Y lo primero que hago es felicitarle por haber sido
premiado recientemente. Una distinción más que merecida a
quien lleva medio siglo trabajando duramente y siendo un
ejemplo como empresario. AC, que lleva la cabeza cubierta
con una gorrilla muy torera, muy de tentadero, continúa
teniendo esa chispa en los ojos que le sigue delatando como
lo que es: un tipo enamoradizo, cuya mirada ha sabido
posarse siempre en los sitios justos pero con tanta
delicadeza que jamás molestó ni violentó a nadie. En esta
ocasión, además de hablar sobre el premio que le han
concedido, lo hicimos también de la edad que ambos tenemos.
Que es la misma, meses arriba o abajo. Y, cómo no, repasamos
nuestros achaques. Y, sobre todo, mencionamos los muchos
años que llevamos trajinando sin tomarnos el menor respiro.
Y acabamos nuestra charla recordando aquellas noches, ya
lejanas, en las que nos daban las tantas en locales
nocturnos, disfrutando del ambiente y con la copa del
estimulo por delante. Antonio fue siempre un magnífico
compañero de diversión. Y nunca dejó de dar muestras de su
esplendidez. Que te vaya bien, amigo…
Miércoles. 13
Hacía tiempo que quería hablar de él. Pero unas veces por
hache y otras por be nunca lo hacía. O, al menos, sí que
llevaba mucho tiempo, pero muchísimo, sin mencionarlo. Me
estoy refiriendo a Manuel Fernández Cortés. Nombre
que a lo mejor no les suena a ustedes. En cambio, si digo
que Manuel Fernández Cortés era conocido futbolísticamente
por el hipocorístico de Lolo, no tengo la menor duda de que
habrá una mayoría que sepa que estoy escribiendo de uno de
los mejores jugadores de fútbol nacidos en esta tierra. Que
han sido varios y famosos. Mientras otros se quedaron a
mitad de camino. Es el caso de Lolo. Así se lo digo hoy
mientras charlamos de tiempos en los que su velocidad, su
disparo y su manera de entender el fútbol le convertían en
jugador polivalente. Bien es cierto que su problema radicaba
en que bajaba de rendimiento en cuanto le tocaba jugar como
visitante. Algo que me llegó a desesperar en bastantes
ocasiones. Eso sí, cuando me percaté de la terapia que había
que usar con él para recuperarle, me di cuenta de que ya era
tarde. Había perdido mucho tiempo sesteando. Aunque el día
que cogía la onda era imparable.
Jueves 14
Veo venir de lejos a Manolo Gómez Hoyo y me cambio de
acera para hacerme el encontradizo con él y poder pegar la
hebra un rato. Pues ya hacía su tiempo que no cruzábamos la
menor palabra. Y, como siempre, encuentro a un Manolo
receptivo, educado, afable y dispuesto a conversar sin
tapujos. Larga parrafada en la cual nos permitimos el lujo
de emitir opiniones atrevidas. Tal vez porque ambos sabemos
que de nuestros pareceres no se enterará nadie que no deba
enterarse. Una actitud que siempre hemos mantenido. Incluso
cuando estábamos en desacuerdo. Mi amistad con Manolo es ya
añeja. Tan antigua como para que podamos contar muchas
situaciones que parecían hechas a la medida para estropear
nuestras buenas relaciones. Y Manolo sabe de lo que estoy
hablando. La charla nos permitió, además, ser conscientes de
que estamos viviendo tiempos difíciles. Y que pueden hasta
ser peores. Manolo remata nuestro cambio de impresiones con
la siguiente revolera: “Todo lo que no mata engorda”. Y ahí
se acabó lo que se daba, y cada uno tomamos caminos
diferentes.
Viernes. 15
Leo con suma atención las declaraciones realizadas por
Hamido Abselam Mehdi, quien ha sido árbitro de fútbol
durante casi treinta años, en las que acusa de corrupción a
la Federación de Fútbol de Ceuta. Y debo decir que la
denuncia de Mehdi ni me causa estupor ni indignación. Porque
llevo muchos años sabiendo lo que se ha venido cociendo en
un organismo dirigido por alguien que hacía lo que le daba
la real gana en todos los sentidos. Una persona que empleaba
su poder omnímodo en el organismo para conveniencias
propias. Y cuando se le hablaba de lo necesario que era
permitir que un haz de luz se posara en los libros de
contabilidad, no sólo se negaba rotundamente sino que,
además, ponía el grito en el cielo para tacharme de todo lo
malo habido y por haber. Así se lo he venido explicando a
Antonio García Gaona a la par que le recordaba la
obligación que tenía de hacer una auditoría en cuanto fuera
elegido presidente. Pero Antonio, a quien, aunque parezca
extraño, le tengo ley, nunca ha tenido voluntad de acabar
con los malos hábitos de esa federación. Tal vez porque él,
antes de ser presidente, formó parte importante del
organismo como vicepresidente y presidente en funciones.
Ahora, si decidiera confesar los innumerables chanchullos
podría quedarse como la mujer de Lot.
Sábado. 16
Guillermo Martínez, portavoz del Gobierno, ha dicho
en una comparecencia ante los medios, cuando se le ha
preguntado sobre lo declarado contra la Federación de Fútbol
de Ceuta por Hamido Abselam Mehdi, árbitro durante
muchos años, que, “como aficionado al fútbol casi más que
como portavoz gubernamental lamenta esos hechos que se dan
en muchas otras partes, si es que han tenido lugar, pero que
no encuentra relación aparente entre una cosa y otra”. Esa
otra cosa, a la que se refiere el portavoz, son las
subvenciones que recibe la Federación de Fútbol de Ceuta.
Así que Martínez considera que aunque la Federación no
justifique en qué gasta los dineros municipales, no es
motivo para que deje de recibirlos. En principio, con todos
mis respetos para el portavoz del Gobierno, el que haya
corrupción arbitral en otros sitios no debe ser
justificación para que en Ceuta suceda lo mismo. Mal
ejemplo. En cuanto a que la Federación seguirá recibiendo
las subvenciones municipales, por más que insista en no
justificarlas, convendría preguntarle al portavoz si el
organismo federativo cuenta con bula para no hacer lo que se
les exige a otros organismos que también reciben
subvenciones. En fin, con todos mis respetos para el
portavoz, Guillermo Martínez, creo que no ha estado acertado
en sus declaraciones. O bien le han entendido mal los que
las han publicado. Le toca enmendarse.
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