El lunes pasado, me crucé con
Antonio García Gaona a la altura de la iglesia de San
Francisco. Y antes de saludarnos, como es costumbre entre
nosotros, lo primero que le salió del alma fue decirme que
había habido un fin de semana de terrorismo periodístico.
Me hice el sordo, a fin de no tener que responderle a García
Gaona de esa manera que es conocida como entrarle a degüello
a alguien. Y acabé por recordarle algo que no venía al caso,
y que a mí me importaba un bledo y parte del otro, para
evitar enfrascarme en una discusión con alguien a quien
aprecio. Aunque lo dicho suene a broma.
El terrorismo al que se refería el presidente de la
Federación de Fútbol de Ceuta era lo escrito por mí el
domingo en relación con la Asociación Deportiva Ceuta. Como
si este equipo no le doliera a él en la misma medida que,
según las declaraciones hechas por el ex árbitro Mehdi
a este periódico, le duelen los demás equipos ceutíes. Hasta
el punto de contar con los árbitros locales para que los
equipos visitantes, encuadrados en la Liga Nacional Juvenil,
pierdan siempre en Ceuta.
Las declaraciones hechas por Hamido Abselam Mehdi a De la
Vega no tienen desperdicios. Y es que treinta años como
árbitro dan para conocer lo que el ya ex árbitro denuncia
como corrupciones. Corrupciones en el Colegio de árbitros
como en la Federación.
La acusación es grave. Pero necesaria. Aunque mucho me temo
que a Mhedi van a tratar de desacreditarlo a partir de ahora
por haberse atrevido a decir lo que yo vengo diciendo desde
hace ya bastantes años: la Federación de Fútbol de Ceuta
necesita, cuanto antes, hacer una auditoría para limpiar la
imagen de un organismo donde la oscuridad contable lleva
reinando desde hace casi tres décadas.
Antonio García Gaona tuvo la oportunidad, recién nombrado
presidente, de meter la linterna en las cuentas de la
Federación. Con el fin de poder actuar como un dirigente que
nada tenía que ver con los chanchullos, corrupción le llama
Mehdi, que se han venido cometiendo. Pero no quiso. Tal vez
porque tampoco estaba en condiciones de hacerlo o bien
porque su llegada al cargo llevaba impuesta la orden de no
mirar hacia atrás si no quería quedarse como la mujer de Lot.
Y, como empresario que es, entiendo que a García Gaona le
temblaran los pulsos y otras cosas más.
Grave, muy grave, lo contado por Hamido Abselam Mehdi. Ya
que sus declaraciones van a poner a prueba a los concejales
de la oposición. Sobre todo a Mohamed Alí; tan
dispuesto siempre a mostrarse inquisidor con el fútbol
profesional.
Muchas veces me he preguntado por los motivos que tendrían
Mohamed Alí y Juan Luis Aróstegui, por ejemplo, para
no ahondar en las subvenciones recibidas por la Federación
de Fútbol de Ceuta y qué trato se les daba a éstas. Y,
créanme, que llegué a pensar mal de ambos políticos.
Ahora, tras lo que nos ha dicho alguien que ha estado
treinta años en el arbitraje, me imagino que los dirigentes
de Caballas saldrán a la palestra para gritar contra la
corrupción que impera en el organismo federativo. A no ser
que ambos tengan tan buenas relaciones con los directivos de
la Federación, vaya usted a saber, que estén en estos
momentos volando hacia Las Bahamas
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