Aunque firmo el presente artículo como Delegado de Educación
Primaria del PSOE de Ceuta, el lector podrá advertir tras su
lectura que implícitamente también lo hago como maestro y
como padre. El pasado miércoles 11 de julio, el señor
Mustafa Mohamed, Presidente de la Federación de Asociaciones
de Madres y Padres de Alumnos (FAMPA), hacía balance del
curso escolar que acaba de concluir con unas declaraciones
que merecen ser debidamente respondidas.
En primer lugar, el señor Mustafa exige que el profesorado
debe cambiar el chip y abandonar -en sus propias palabras-
“un modelo tradicional caduco e inútil” para hacer frente al
fracaso escolar en nuestra ciudad. Quisiera poner en su
conocimiento que el profesorado de Ceuta dispone de una
serie de herramientas para reciclarse constantemente, para
conocer y llevar a la práctica docente los enfoques y
metodologías educativas más recientes y los recursos más
innovadores para mejorar la calidad de la enseñanza. Así,
contamos con un Centro de Profesores y Recursos que, además
de aportar abundante información bibliográfica actualizada,
posibilita el hecho de que llevemos a cabo desde cursillos
que afrontan una variada gama de temáticas y problemáticas
educativas hasta seminarios y grupos de trabajo en nuestros
Centros escolares, sin olvidar que tanto el Ministerio de
Educación como los diferentes sindicatos -sin contar con
Universidades que también los ofertan previo pago- ponen a
nuestra disposición numerosos cursos on-line que permiten a
cualquier docente de esta ciudad no solo cambiar el chip
sino mantenerlo permanentemente actualizado. Del mismo modo,
querría informarle que, además del modelo de Comunidades de
Aprendizaje al que alude, parece olvidar la existencia en
los centros de nuestra ciudad de una serie de programas que
revierten en el aprendizaje de nuestros alumnos y lo
enriquecen, como el Profundiza, Escuelas Viajeras, Inmersión
Lingüística, PROA, British Council o la convocatoria de
Proyectos de Mejora “Contratos-Programa”, por citar algunos
de ellos.
Continúa su exposición aludiendo al hecho de que los padres
se muestran avergonzados ante los resultados de sus hijos,
pidiendo que no se les responsabilice únicamente.
Aquí no se trata de señalar culpables, puesto que todos
-maestros, alumnos, padres, Administración- somos
responsables tanto de los aciertos como de los errores.
Nada ni nadie es infalible y todo es susceptible de
mejorarse: sin autocrítica no hay reflexión y sin reflexión
obviamente no pueden existir soluciones ni avances. Reclama
más seriedad en el trabajo escolar: créame si le digo que la
realidad educativa en Ceuta es tan compleja, específica y
difícil que me consta que la gran mayoría de mis compañeros
y compañeras no solo afrontan su labor con la debida
seriedad sino con un esfuerzo que en muchas ocasiones
sobrepasa sus capacidades. Efectivamente, tenemos una ratio
muy elevada que dificulta su capacidad de respuesta ante esa
realidad; les gustaría que se construyeran más centros
escolares o se cedieran en su defecto instalaciones en
desuso, que se mejorara la infraestructura y el
mantenimiento de los centros, que se contrate más profesores
que posibiliten una educación más personalizada, un Foro de
la Educación verdaderamente dinámico que haga valer sus
competencias (sea del color que sea el gobierno de turno,
estas y otras reivindicaciones no solo son legítimas sino
necesarias)…
No obstante, vuelvo a recalcar que los maestros y profesores
ceutíes afrontan su trabajo con el mayor interés, motivación
y dedicación, siempre centrados en un único objetivo: su
alumnado.
El señor Mustafa demanda, por otra parte, formación a los
padres y madres “para saber cómo hacerlo mejor”.
Me parece una propuesta justa y digna. Sin embargo, se hace
necesario un compromiso real que se extienda a la comunidad
educativa: no debe olvidar que la educación es una
responsabilidad de todos los agentes (padres, madres,
vecinos, vecinas, profesores, profesoras, Administración...)
y no solo del profesorado.
En cuanto al calendario escolar, es un tema sensible con
disparidad de opiniones. El profesorado, a través de una
encuesta, ya opinó sobre ello decidiendo entre tres opciones
posibles, siendo trasladado el resultado al Foro de la
Educación, un resultado que el Ministerio ha respetado
finalmente.
Sin embargo, aunque el calendario también tiene que ver con
el ámbito pedagógico, hay asuntos educativos infinitamente
más urgentes e importantes como para insistir en el mismo
una y otra vez, corriendo el peligro de que la opinión
pública se forme un juicio equivocado sobre cuál es el
verdadero interés del profesorado, que no es otro que sus
alumnos y no los días festivos o los períodos vacacionales.
Finalmente, permita que no comente nada sobre su siguiente
afirmación: “Queremos que el curso comience cuando se ha
establecido y que se cumplan los 175 días lectivos del año
académico, no que la gente se pase el tiempo tomando café”.
De tan dañina y mezquina, además de incierta, se descalifica
por sí misma.
Acabo este artículo defendiendo, una vez más, la labor
incansable del profesorado ceutí en su conjunto: su
experiencia, sus ganas, su capacidad de esfuerzo y trabajo
demuestra que, aunque evidentemente hay que seguir avanzando
y atajando los problemas que afectan a la educación en esta
ciudad, este colectivo está vivo, lucha para evitar el
fracaso escolar y, desde luego, no merece ser víctima de
este tipo de declaraciones.
* Delegado de Educación
Primaria del PSOE de Ceuta
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