Una parte de Ceuta ha desaparecido
con el derribo de las viviendas del puente del Quemadero.
Los años de historia y las vivencias de estas familias son
lo que quede después de que las obras del vial de la nueva
cárcel hayan precipitado su desaparición. EL PUEBLO ha
seguido día a día con los vecinos el transcurso de los
acontecimientos desde que comenzaron los trabajos.
Incertidumbre primero, desesperación después y por último,
resignación. Este diario ha apoyado a los residentes y ha
mantenido un contacto constante con ellos. La evolución y la
fuerza que han demostrado estas personas ha sido admirable
durante todo este tiempo. Ahora tan sólo queda desearles
suerte en su nueva etapa y en su nueva vida. Atrás quedan
muchos buenos recuerdos.
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