Uno puede ser muy inteligente,
pero si no sabe ponerse a la altura de su oponente, esos
conocimientos, esa inteligencia superior a su oponente, no
vale para nada. Al final, con todos sus conocimientos,
termina pasando un mal rato porque, entre otras cosas, su
oponente es un populista barato, con un discurso trasnochado
pero que dice en él, lo que aprovecha su clac, esta clac
compuesta por algunos borregos está dispuesta a aplaudir
cada una de sus intervenciones, aunque les pase como los
discursos de Mario Moreno, que no se enteran de nada, porque
nada dice.
Los populista, auténticos payasos de la política actual, no
cabe duda alguna, tienen muchos seguidores ente las masas de
analfabetos que se creen cuantas mentiras dicen en cada una
de sus intervenciones, donde lanzan andanadas de preguntas,
queriéndose comer con ella a sus oponentes, alzando la voz,
poniéndose la vena del cuello a imitación de María Patiño
que da la sensación, cada vez que habla, que le va a
estallar.
Sus discursos antidiluvianos, siempre son los mismos que
utilizaban en los años setenta, los lanzan como dardos
envenenados aunque, la mayoría de ellos, no valen para nada,
pero si alguno de ellos hacen efecto, levantan los dedos
haciendo el signo de la victoria.
Todos estos populistas baratos son productos de la
publicidad que en a época ya lejana tuvieron a bien darle,
los cuatro ignorantes que les acompañaban a todas partes
esperando que, un día, le diesen un puestos donde cobrar una
pasta gansa y no doblar mucho el espinazo se fuesen a
lastimar.
Pero si a algunos de ustedes, les da por rascar un poco, en
el armazón del populista se darán cuenta, de forma rápida,
que debajo de esa coraza no existe nada más que la envidia y
el odio que le tienen al resto de los humanos que han sabido
vivir, mientras ellos no han tenido vida alguna.
De esa envidia y ese odio, viene el lanzarse al cuello de
cualquier persona que ellos consideren que están ocupando un
cargo que en realidad sólo les pertenece a ellos, las
mayores inteligencias políticas jamás conocidas en el mundo
mundial.
Todos ellos unos ególatras e ignorantes en grado
superlativo, que cuando algunos de ellos alcanzó el poder
hizo el mayor de los ridículos al frente del cargo que le
habían encomendado pero que fieles a su ego, cuando están
fuera de ese puesto de poder, se lanzan a criticar a los que
los ocupan, sin darse cuenta o no queriéndose dar cuenta de
que ellos, cuando lo ejercieron, fueron los mayores inútiles
que se ha conocido en política.
Viven de aquella publicidad, que algunos ignorantes le
dieron en época más caducada que el yogurt de Tutankamón.
Sin embargo, todos estos ignorantes, siguen creyéndose que
son alguien en el mundo de la política, a pesar de que los
pueblos no los quieran y estén como un remiendo postizo en
ella, debido a los votos que han tenido a bien regalarles,
quienes ignoran que, más temprano que tarde, acabarán siendo
devorados por estos ególatras e ignorantes, producto de la
publicidad de los años setentas.
No se olvide, para enfrentase a estos ignorantes que chillan
para demostrar su poderío, hay que ponerse a su altura,
olvidando todas las reglas de educación. El consejo es
gratis. Hoy no quiero cobrar nada.
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