Ayer estuvimos grabando en Málaga un reportaje para La
Sexta. Querían entrevistar a mi santo esposo el viejo pintor
en relación con la desaparición del valioso Códice de la
Catedral de Santiago, o al menos eso le dijeron desde Madrid
para que accediera a la entrevista, lo enfocaron desde un
plano cultural y Erik accedió, ya que había cumplido con su
anterior compromiso de conceder la primera entrevista en
exclusiva sobre el asunto a El Pueblo de Ceuta. Luego le han
llamado de otros medios y conforme ha ido realizando
declaraciones reflexionaba sobre el asunto para llegar a una
hipótesis como él lo suele hacer, en su estudio y con lápiz
y papel.
Pero para mí que quienes llegaron de la La Sexta lo tenían
todo un poco “cogido con pinzas” en el sentido de que no
poseían una gran información sobre el tema y tampoco el
viejo pintor tuvo la ocasión de disertar sobre su teoría de
los “conocimientos ocultos” que iban buscando quienes se
apropiaron del Códice. Su teoría es que para conocer “la
clave” de lo que iban buscando hay primero que traducir el
texto del latín al hebreo utilizando las veintidós letras de
su alfabeto y luego aplicarle la numerología de la Cábala,
así probablemente se pueda conocer una segunda traducción
esotérica que estaría tan solo al alcance de los iniciados
de alguna de las grandes Escuelas Mistéricas que existen de
forma discretisíma en la actualidad y cuyos miembros suelen
ser las personas más poderosas del planeta.
Erik habló largo y tendido conmigo la noche anterior acerca
del Camino de Santiago, nuestra ruta Jacobea y se sumergió
espiritualmente en los grandes gremios de canteros, aquellos
que, para entenderse siendo de distintas nacionalidades y
como no existían cursos de idiomas dieron en hablar entre
ellos en una lengua especial llamada “brun”. Los canteros
que levantaron iglesias y catedrales a lo largo del Camino
Espiritual de Occidente iban transmitiéndose sus
conocimientos utilizando la tradición oral y dejaban en
columnas, capiteles y rosetones, los signos que les aunaban,
la pata de la oca, el laberinto, las constelaciones, las
svásticas primigenias símbolo del que se apoderó el nazismo
más de veinte siglos más tarde, la flor de lis y el árbol
del paraíso señal de la transformación de lo vegetal en
animal con la serpiente que simbolizaba a los ángeles
caídos. Gremios de canteros que tenían como personaje clave
a Hiram, el arquitecto del templo de Salomón que se dejó
asesinar antes de desvelar los secretos del templo.
¿Contiene tal vez la traducción del Códice las claves que
permiten desentrañar el mensaje oculto y los misterios de la
ruta Jacobea?. El viejo pintor se extasiaba, hasta que llegó
el presentador de La Sexta que no parecía estar demasiado
interesado en el esoterismo ni en ningún aspecto
excesivamente intelectual del personaje y encima no conocía
bien su trayectoria porque llegó a preguntar si los cuadros
de mi casa que son los regalos de cumpleaños que mi marido
ha ido haciéndole a los niños “era robados”. Sí, robados a
la inspiración y a las musas ¡será zoquete el tío! de hecho
no sabía ni que el pintor es considerado la última reliquia
de la pintura flamenca y con él desaparecerá toda una
Escuela. Para mí y por el tono ese presentador era más bien
para temas de “famoseo” de Marbella pero para una entrevista
culta desde luego que no. Simpático y amable, dicharachero y
risueño, pero al arte la pasa como a la economía política y
a la medicina, que requieren un tipo especial de
entrevistadores. El programa se llama “Verano Directo” y se
emite esta tarde a las 15,30 así que quien lo vea que
después me lo comente porque yo nunca veo los programas en
los que sale mi familia, de hecho mi marido, entre toma y
toma me susurraba “¿No te parece esto algo frívolo? ¿Será un
programa serio?” Y yo asegurándole que el formato parece
serio y La Sexta es una buena cadena. Pero el caso es que
los pitagorines de El Pueblo de Ceuta estamos para un roto y
para un descosido o al menos esa sensación da.
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