Entre los 27 parámetros que valora la Asociación de
Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), el consejero
en funciones de Medio Ambiente, Ramón Gavilán, mencionó la
calidad de las aguas, de la arena o de las instalaciones,
con los que “hay que cumplir escrupulosamente” sin que haya
quejas al respecto, pues “si ha habido un porcentaje” de
reclamaciones en el año anterior, “no hay bandera azul”.
Así, un jurado internacional vino a Melilla a hacer las
inspecciones pertinentes y decidió, por octavo año, que
Melilla merecía la bandera azul que engloba a las “cuatro
playas”, desde el Dique Sur hasta el Puerto Deportivo, una
superficie de 129.000 metros cuadrados y casi dos kilómetros
de longitud, 1.900 metros cuadrados “exactamente”. “Es una
playa que está dentro de la dársena de un puerto y eso
complica mucho” su mantenimiento, argumentó Ramón Gavilán,
suponiendo un “esfuerzo tanto económico como de personas”,
más aún cuando “aquí vienen diariamente 10.000 personas los
fines de semana”, es decir que “es una de las playas más
visitadas”.
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