Es el regalito con el que se va a
encontrar su dueño, cuando regrese a casa y ver que su moto,
así como un coche, también de su propiedad han quedado
destruidos por el fuego.
Y si en cualquier caso es lamentable encontrarse con esto,
en esta ocasión es más lamentable, todavía, al tratarse de
ser medios de transporte de un agente de la UIR, que estaban
aparcados en su propio garaje.
Además, también el vehículo de un vecino fue destruido, por
un fuego, parece que intencionado, y frente al que tuvieron
que intervenir los bomberos.
Tres vehículos, pues, hechos chatarra y, curiosamente, dos
de ellos pertenecían a este agente de la UIR, mucha mala
suerte y mucha coincidencia para considerar que fue algo
casual, simplemente.
Es la idea que parece más sostenible, que el incendio fuera
provocado y sabiendo por donde se tenía que empezar.
El “pájaro” que influyó o provocó el incendio debió “volar”
demasiado pronto y no dejó, ni rastro, al menos hasta ahora
que le haya podido delatar.
En el garaje había más coches, algunos han quedado con la
carrocería afectada por el incendio, pero lo que quedó para
nunca más ser servible fue la moto, principal punto de
atracción del, o de los, que provocaron el incendio.
Y si la moto era el punto central de la diana incendiaria,
lo que no parece tener dudas es que se iba buscando hacer
daño al agente de la UIR. A partir de aquí, todo lo demás lo
podemos considerar circunstancial o casual, pero lo relativo
al agente hay que verlo como provocado.
De todos estos puntos, los más barajados, hasta ahora, están
en que el incendio no fue algo circunstancial, ni por puro
accidente, si no intencionado.
El susto se lo llevaron, los primeros, los vecinos que
fueron alertados por el humo para, de inmediato, alertar a
los Servicios de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS),
quienes tardaron más de una hora en sofocar las llamas que
ya había en el garaje y que tras su intervención, durante
varias horas duró allí el humo y en la zona más cercana.
Y como cada vez que aparece un hecho de este tipo se
empiezan a buscar los orígenes y las circunstancias que lo
producen, pues aquí en lo primero que se ha parado el
personal es en ver que este garaje es de fácil acceso, por
lo que cualquier individuo, más con malas que con buenas
intenciones, podía haber entrado en él.
Y cuando todo el mundo, a priori, lo da como un hecho
provocado e intencionado, lo primero que se nos ocurre
pensar es que cada día es más complicado ser policía, para
hacerlo bien, porque siempre hay, por la retaguardia,
personas que, poco amigos de que las leyes, se cumplan, van
buscando a los defensores del orden para hacerles todo el
mal que aquí puedan.
Volvemos a insistir en que estamos ante un siniestro, con
toda seguridad, provocado y varios de los propietarios del
garaje están trabajando la posibilidad de que alguien podría
haberse colado por el parking, cosa fácil, y haber originado
ese daño.
Desde hace dos días, la Policía Científica está estudiando
la posibilidad de que el incendio fuera intencionado, sin
más, algo que, desde el primer instante también han
considerado que así era los propios vecinos y dueños del
garaje.
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