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sociedad - DOMINGO, 10 DE JULIO DE 2011


puente del Quemadero. cedida.

reportaje / puente del quemadero
 

Las máquinas se llevan los 80 años de historia del Quemadero

EL PUEBLO visita a los últimos vecinos que quedan en la zona, quienes resaltan lo “felices” que han sido junto a sus familias en este tradicional lugar que nació como un poblado legionario
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El puente del Quemadero se ha convertido en uno de los lugares emblemáticos de la ciudad. La zona recibe este nombre a causa de ser el lugar donde se quemaban las basuras de los legionarios. Sin embargo, en los años 40, se construyeron las primeras viviendas. Mohamed lleva “toda la vida” viviendo en el Quemadero. Con él está su familia, su mujer y cinco hijos. Las obras del nuevo vial que enlazará con la cárcel de Fuerte Mendizábal han roto sus sueños de futuro. En menos de una semana han tenido que buscar un alojamiento alternativo. “Nos da muchísima pena dejar esto”, comentaba Mohamed. “Estamos acostumbrados a vivir aquí y mi tío, por ejemplo, lleva aquí más de 50 años”. Su tío, de nombre Mohamed, se acercó mientras EL PUEBLO hablaba con su sobrino para manifestar su descontento y su desilusión. “Ni siquiera se nos avisó de que comenzaban las obras y al final, se puede ver con claridad lo que estaba pasando”, continuaba el joven. “Los vecinos se encuentran destrozados. Pasas toda la vida tranquilo en un lugar y de la noche a la mañana te dicen que tienes que irte”, comentaba apesadumbrado bajo el ruido ensordecedor de un generador de electricidad. Este sonido les lleva acompañando desde hace más de un mes, al igual que las máquinas que pasan una y otra vez, todos los días de la semana.

Más de cincuenta años

Por su parte, Mohamed aseguró sentirse “discriminado”, pero no ahora, sino “de siempre”. Este vecino lleva toda la vida viviendo en el puente del Quemadero. Las huertas que rodeaban las casas han desaparecido. Han dejado paso a una montaña de tierra que ha llenado la vaguada. “Nos hemos sentido amenazados porque nos han dicho que si nos quedamos, viene la máquina y nos pasa por encima”, aseguraba. “No somos cucarachas”, sentenció. “No queremos que nuestra familia resida en un hotel de la Almadraba, es una casa de citas”, resaltaba. “No se puede tolerar esta situación”. A pesar de estar viviendo uno de los momentos “más difíciles”, Mohamed recuerda con cariño los años que ha pasado en el Quemadero. “Hemos residido en condiciones infrahumanas en algunas ocasiones, pero lo he hecho muy contento”.

En el Quemadero, aseguran los pocos vecinos que ya quedan, “nunca hubo peleas ni robos”. “Nunca hemos tenido ningún problema”. “Estábamos contentísimos”. “Nadie ha venido a ver si se movía el terreno o no”, continuó. Mohamed acompañó a este diario por las viviendas. Un grupo de mujeres y niños se preguntaba cuál será su futuro. Nasia y Latifa estaban junto a los más pequeños del puente del Quemadero. “Antes vivíamos muy bien, ahora mismo estamos fatal”, explicaban. “Nos sentimos impotentes, si no hay otra solución...qué le vamos a hacer, tendremos que irnos”. Algunos de los residentes incluso han optado por vender algunas de sus pertenencias para evitar tener que trasladarse con demasiados bultos a sus alojamientos temporales. “Los alquileres son muy caros”. Varios de los vecinos han recibido una carta para trasladarse a “Cruz Blanca”, comentaban con una sonrisa agridulce. “Con eso digo todo; tengo que irme con mi niño allí”. “Me siento fatal”, continuaba.

“Hasta que pusieron el generador, estábamos muy contentos”, resaltaba una de las mujeres. “Nosotros vamos a salir antes que el generador”, bromeaban, aunque, con muy pocas ganas. En sus mentes están los recuerdos de una vida y el nacimiento de sus hijos. “Como tenemos niños, nos dicen que tenemos que irnos por su seguridad pero la inseguridad la han creado ellos”. Aún les quedan fuerzas para hacerse una foto para este diario. Sonríen porque, a pesar de todo, se sienten tranquilos, van a seguir juntos aunque estén en otro lugar. Mohamed mostró a sus vecinos algunas fotografías antiguas. Su padre, sus historias, sus recuerdos... Todo desaparece. Ochenta años. “Se dice pronto”. “Lo único que queríamos era vivir en paz pero no nos han dejado. Para ellos somos ‘don nadies’”- en referencia al Gobierno-. “Nos hemos metido en su punto de mira y ya no hay forma de echarse para atrás”. El que fuera antiguamente un poblado legionario mantiene incluso “la fuente de agua, eso es una joya que no se encuentra en muchos lugares”, resaltaba Nasia. “Esto hace historia”, explicaba mirando fijamente a lo que queda de las huertas y frutales que se podían ver con anterioridad.

Tan sólo quedan unos pocos ‘valientes’ en sus viviendas. El resto, ha tenido algo más de suerte y ha podido trasladarse a casas de familiares, de Ceuta o de Marruecos, como fue el caso de Mariam. “No nos ha llegado ninguna carta para decirnos que teníamos que irnos aunque sí han venido trabajadores sociales; eso sí, las cartas que dan de baja los contadores de luz sí que han llegado”, aseguraron. EL PUEBLO se despidió de estos quince vecinos deseándoles buena suerte y esperando que encuentren un lugar en el que se sientan tan a gusto y “tan felices” como han sido en el Quemadero.
 

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