La presión de la inmigración sobre Ceuta tiene ya los tintes
de aquella que se vivió en 2005 cuando el objetivo era la
valla fronteriza, como única vía posible. El mar estaba
protegido dado que la Guardia Civil tenía permisos para
adentrarse en aguas marroquíes e impedir la aproximación de
los inmigrantes por esta vía. La actual situación de
debilidad marítima tiene su origen en Ceuta donde se elevó
la voz por una percepción particular de atentado contra los
derechos humanos. Ahora la Benemérita está atada de pies y
manos y Marruecos aprieta después de la tensión diplomática
que generó en 2008 aquella incidencia.
Empieza a ser insostenible, pese a que la secretaria de
Estado haya dicho esta semana en Ceuta que el CETI está
preparado para soportar los “pìcos” que se puedan producir,
la presión que se soporta en la ciudad y que cada día
mantiene ‘ocupados’ a los servicios marítimos de Guardia
Civil, Cruz Roja y muy activa a la embarcación de
Salvamento, ‘Gadir’ con base en Ceuta.
En sólo cuarenta días, desde el 1 de junio hasta ayer mismo,
9 de julio, han sido más de 230 los subsaharianso que han
logrado llegar a la ciudad a través del mar, bien a nado,
bien en balsas neumáticas que se adquiere en Marruecos por
el módico precio de 500 dirhams (45 uros).
Pese a que no se dan cifras oficiales de ocupación en el
CETI, ni de la presencia física en Ceuta de inmigrantes, las
últimas cuentas, en función de las llegadas de estos,
ofrecen datos que superan ya los 640 inmigrantes (8 más
llegaron ayer por la mañana).
El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes cuenta con una
capacidad máxima de 512 residentes, aunque no han sido pocas
las veces en las que se ha querido ‘minimizar’ el hecho de
que haya sobresaturación, en función de esas limitaciones
máximas de la que tanto se ha venido informando.
Se pretende restar importancia oficial al hecho de que, en
estos momentos, hayan 130 inmigrantes más por encima de la
capacidad tope del CETI.
No sólo ello, sino que desde el viernes se realizan tareas
dentro de la instalación para adecuarla a la posibilidad de
que continúe el flujo actual y tratan de hacer hueco, crear
espacios y habilitar camas y literas para poder llegar a
acoger a 700, lo que sería una cifra extremadamente alta en
función de la capacidad de atención (seguridad, cocina,
limpieza...) actualmente existente.
La presión de la inmigración es muy fuerte sobre Ceuta. Y la
ciudad vive ahora las consecuencias de aquellas supuestas
incidencias en 2008 que algunos airearon con cierta alegría
y falta clásica de rigor sobre supuestos malos tratos de los
marroquíes en las playas del vecino país cuando la Guardia
Civil los devolvía tras ser recogidos de sus aguas.
El alboroto generado en base a acusaciones fundamentadas en
la percepción particular de unos pocos motivó una crisis
diplomática de la que ahora Ceuta sufre los resultados. Han
pasado sólo dos veranos, desde entonces, el tiempo justo
para que las mafias hayan podido detectar que,
efectivamente, la Guardia Civil la han dejado inoperativa en
España para la lucha contra la inmigración. La Benemérita
tenía el beneplácito marroquí de que pudiera adentrarse en
sus aguas para recoger inmigrantes y devolverlo a sus arenas
por la falta de medios marítimos de las fuerzas marroquíes.
Esa situación se quebró en 2008 y desde Ceuta, donde tuvo su
origen.
Las mafias han tardado, efectivamente, dos veranos en volver
a situar a cientos de subsaharianos en las cercanías de la
ciudad autónoma. Desde marzo EL PUEBLO viene informando de
la numerosa bolsa de inmigrantes detectada en la provincia
de Tetuán.
La labor de estas mafias, la laxitud de las fuerzas
marroquíes unido a la orden expresa a la Guardia Civil,
desde Madrid, de no hacer nada ha traído como consecuencia
que Ceuta sufra una presión tan consistente como la que se
vivió en 2005 con aquellos asaltos a la valla fronteriza.
Esta vez no hay vallas, es más sencillo, sólo es lanzarse al
agua con los medios flotadores que sean necesarios, porque
se sabe que la Guardia Civil los traerá a España.
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