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OPINIÓN - SÁBADO, 9 DE JULIO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Una putada
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Hablar cuando las dificultades han pasado es muy fácil. A quienes analizan los hechos cuando ya han ocurrido se les tacha de actuar a toro pasado. Lo cual es hacerlo exponiéndose lo mínimo. Así es torero cualquiera. Torero y lo que sea.

Cierto es que ir de frente por la vida, hablar en corto y por derecho, sin eludir los riesgos, es peligroso. Tan peligroso como para que te pongan en la lista negra de los desafectos al poder establecido. Y a partir de ese momento, sólo cabe saber aceptar las consecuencias. Que serán, casi siempre, jodidas para los intereses de quienes no se resignan a decir siempre que sí a todo lo que las autoridades decidan.

Bastantes veces, debido a la familiaridad que me concede en el trato el editor de este periódico, me expresé dando el pecho a la conversación que manteníamos. Situándome en el sitio justo donde uno sabe que pisa terrenos incorrectos y propicios para sufrir un revolcón aparatoso. El cual no deja de ser un castigo menor. Ya que lo peor venía después. Cuando se me tachaba de ver fantasmas donde no los había y de tenerla tomada con ciertas personas. Las que bien pronto trataban de denigrarme por detrás.

Menos mal que mis desencuentros con el editor de este periódico, por advertirle de cómo se las gastaban algunas personas en las que él había depositado su confianza, a pecho descubierto, duraban nada y menos. De lo contrario, ya haría mucho tiempo en que ambos habríamos roto nuestras relaciones.

Pues bien, lejos de mí creerme pitoniso, no tengo más remedio que darme pote en estos momentos; es decir, la importancia de haberle dicho a José Antonio Muñoz, bastantes veces, los nombres de las personas que eran de poco fiar como para sellar acuerdos con los clásicos apretones de mano. Tan desusados ya.

De entre las varias trastadas que le han jugado a Muñoz, la última, o sea, la que corresponde a los recortes en las subvenciones a la Asociación Deportiva Ceuta, no deja de ser una putada. Que así es como en la calle, sin eufemismos que valgan, se expresa la gente que ha entendido que semejante decisión debió tomarse cuando el empresario se presentó como candidato a la presidencia. Y no ahora: tan de sopetón como para haberse puesto en peligro la existencia del primer club de fútbol de la ciudad.

Pero he aquí que el presidente de la ADC ha sabido, una vez más, darle la vuelta a la situación, de la manera que solamente puede hacerlo alguien cuya confianza en sus posibilidades está tan a la par como su amor por el fútbol y, sobre todo, por la ADC. Y lo ha hecho presentando al entrenador que en un principio quería para dirigir a una plantilla que iba a ser confeccionada con el presupuesto previsto, aunque aceptando reducciones razonables, a fin de volver a la lucha con los mejores equipos.

Verdad es que Sergio Lobera y sus ayudantes han puesto de su parte lo que tenían que poner para que la contratación haya sido posible. Y en el ambiente flota la idea de que el trabajo del equipo técnico dará sus frutos. Porque los retos difíciles son los que han de afrontar los entrenadores jóvenes. Obviedad.

Ahora bien, quede claro lo siguiente: la decisión tomada contra el club, por quienes han querido contentar a sus adversarios políticos, raya en la injusticia. Por lo que no es extraño que en la calle se hable, sin paliativos, de putada.
 

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