Recientemente se ha conmemorado el 19 aniversario de la
muerte de José Monje Cruz, desde la Comunidad Romaní de
Ceuta queremos homenajear y sobresaltar la vida de “ CAMARÓN
DE LA ISLA”, nacido en San Fernando (Cádiz), 1950- Badalona
(Barcelona), 1992. Cantaor, Figura verdaderamente
emblemática del arte flamenco de nuestro tiempo, fue una
leyenda viva del cante. Nunca se habían dado en lo jondo
manifestaciones masivas como las que originaba este singular
personaje. Ni con Pepe Marchena, ni con el Cabrero, por
poner sólo dos ejemplos bien notorios.
Fue un grandísimo artista y un fenómeno social de tremendo
alcance, las miles y miles de personas que desbordaban los
grandes recintos donde Camarón hiciera presencia, no volvían
a acudir a otro espectáculo flamenco hasta que no figuraba
el nombre del mito en otro cartel, pues sólo iban a verle a
él y nada más
Es a día de hoy esencia, referencia obligada y seña de
identidad a nuestra cultura nacional, artista que
revolucionó el flamenco e hizo de él un arte universal.
Despojó al flamenco del eco maldito de tabernas, señoriítos
y limosnas para hacerlo grande.
En los primeros años de vida José tenía una única pasión:
los toros. Con sólo tres años, muchos recuerdan como se
colocaba ante un toro imaginario y echándole valor se
enfrentaba a él dando pases de pecho. Tenía clara cuál era
su vocación: ser torero.
Sin embargo, gracias a su afición a los toros pudo aprender
unas nociones mínimas de lectura y escritura. Seguidor
incondicional de Felipe Romero, joven torero de la isla,
entró en contacto con su apoderado Antonio Caraballo, quien
les dejaba ensayar con los capotes del diestro, a cambio de
que antes recibieran unas pequeñas clases de cultura
general. José sólo hablaba de toros, de ser maletilla, de
irse a los tentaderos y triunfar en Madrid ó Sevilla…”
Pero ya con ocho años, José que vivió el cante desde su
nacimiento, pues en su casa era familiar todo lo que tenía
algo que ver con el flamenco. El decía: en mi casa todos han
cantao y bailao, aunque no fueran artistas, mi padre era
herrero, pero cantaba muy bien por siguiriyas, por solea….
Macandé, Vallejo, Caracol, “Porque el cante es nuestro, el
cante es de los gitanos”.Cuando llegaba una familia de
flamencos a mi pueblo paraban en casa. Yo me despertaba y a
lo mejor estaban allí cantando, yo los escuchabas y me iban
quedando cosas. Yo de quienes he aprendido en realidad ha
sido de los viejos.
Comenzó su vida de cantaor por las ventas de alrededores de
San Fernando, especialmente en la Venta de Vargas, un
restaurante situado en San Fernando, muy importante en el
mundo del flamenco, es el lugar donde han crecido, personal
y profesionalmente, muchos de los cantaores más importantes
de España. En poco tiempo se convirtió en el centro del arte
en Andalucía y de todo el país. La Venta era el punto de
reunión de artistas, toreros, escritores, pintores,
políticos y cómo no, de cantaores. Allí ya con catorce años,
Camarón hace sus primeros pinitos como cantaor, utilizaba el
cante como un medio de vida y así llevar un dinerillo a casa
tras la muerte de su padre. Fueron años en los que Picasso,
Antonio Ordoñez, Curro Romero, Lola Flores, Manolo Caracol y
un largo etcétera tuvieron el privilegio de ver cómo se
forjaba Camarón de la Isla, el cantaor más grande que ha
dado la historia. (Fue apodado como Camarón, debido a su
pelo rubio, y “de la isla” por ser natural de San Fernando).
En Torres Bermejas conoce al guitarrista Paco de Lucia, con
el que grabaría nueve discos entre 1969 y 1977. José poseía
el alma de una estrella de rock con la voz de un cantaor; lo
tenía todo: compás, genio, magnetismo y por garganta, una
prodigiosa caja de música imposible de domar. El culmen lo
alcanzó con su alma gemela Paco de Lucía. Fueron el tándem
perfecto, mostraron lo mejor de dos corrientes alternas
siempre a punto de estallar; los que han sido la mayor
muestra de talento y éxtasis creativo con aroma nacional.
Tan lejos llegaron como pareja, que simbiosis como Jagger-Richard
o Lennon-McCartney, parecían estar próximos. Así álbumes
como: Al verte las flores lloran (1969), Arte y majestad
(1975), son obras de arte con naturaleza capital; joyas
imperecederas que debían aparecer entre los mejores trabajos
a nivel mundial.
Tras un año de silencio, en 1979 regresa Camarón, un nuevo
look con barba y la rebeldía del icono fumador que
presentaban en la portada del disco. La guitarra de un tal
José Fernández Torres “Tomatito” se convertía en el suplente
tocaor y la prosa culta de Federico García Lorca y Omar
Kayan harían exquisitas letras. “La leyenda del tiempo”
supuso un paso de gigante en la renovación del flamenco,
formó un bucle que ayudó a cambiar el concepto de la música
flamenca. Los músicos de rock vieron a partir de entonces el
flamenco de otra manera y los gitanos, más conservadores,
tenían ya la autorización para otras expresiones sin
rigidez.
En definitiva un cóctel de jazz, rock y sonidos eléctricos
que en la voz de Camarón se haría eterno. La leyenda del
tiempo, o lo que es lo mismo el mejor disco en español de
todos los tiempos. Despreciado en su momento y considerado
un tremendo fracaso comercial (algunos gitanos devolvían los
LP al Corte Inglés, porqué lo que sonaba no era Camarón),
hoy sin embargo, la leyenda le ha ganado al tiempo la
batalla y es a todas luces un disco de cabecera sensacional.
Posteriormente en los ochenta, lo profesional le vino rodado
y saboreó las mieles del merecido éxito, es el artista más
vendido de toda la historia flamenca. Grabó siete discos
más, todos ellos con mucho éxito, de los cuales destacamos:
“Como el agua”, “Te lo dice Camarón”, “Soy gitano” fue el
disco más vendido de toda la historia, y grababa en Londres
con la Royal Phylarminic, pero un gélido 25 de Enero de
1992, cinco horas antes de comenzar su última actuación,
Camarón de la Isla, recluido en el madrileño hotel Principe
Pio, no quería cantar, acababa de llegar de un concierto en
el sur de Francia alegaba cansancio, poco después en el
camerino del recinto San Juan Evangelista (El Johnny), se
negaba a salir, sudores fríos en los miembros de la
organización, caras contraídas y algunas personas a punto de
darse cabezazos contra la pared. De repente, la melena
rizada del maestro asomó por la puerta del camerino,
rapidamente le cogieron con ternura del brazo y empezaron a
tirar suavemente de él, “Venga José, anímate que hay mucha
gente esperandote”, él decía: “Es que estoy mal, no puedo
actuar”, no sin dificultad subieron hasta el último escalón,
sólo le separaba una cortina para presentarse ante el
público que abarrotaba la sala y gritaba impaciente. En
cuanto el maestro apareció en el escenario, el público que
voceaba se sumergió en un silencio indescriptible. Camarón
se sentó, no dijo nada y se arrancó con la solea “Salud es
lo que quiero”. Fue increíble el canto tan hondo que salió
de la garganta de ese hombre, estaba hundido, pero se
transformó, el público extasiado no paraba de interrumpir el
canto con sonoros “olés”. Hasta que un gitano viejo gritó.
“A ver, señores que en misa no se habla”
Su vida breve pero intensa, a decir verdad, como la de los
portentos que mueren jóvenes estuvo plagada de experiencias.
Fiel a si mismo nunca cayó en la mediocridad ni falto a sus
raíces; las de un gitano puro, convertido en el icono de una
raza que lo glorifica como a Dios. Luchador hasta el final,
un cáncer de pulmón sesgó su vitalidad el 2 de Julio de
1992.Fue enterrado en su localidad natal de San Fernando y
su feretro fue envuelto con la bandera gitana. Su vida fue
llevada al cine en 2005 por el director Jaime Chavarri en la
película Camarón, protagonizada por el actor Óscar Jaenada y
la actriz Verónica Sánchez. Actualmente se está construyendo
el Museo de Camarón en las inmediaciones de la famosa Venta
de Vargas.
*Presidente Comunidad Romaní de Ceuta
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