Mucho, largo y tendido se ha
disertado sobre el infumable convenio firmado entre el
Ministerio de Fomento y las Compañías navieras referente a
la intercambiabilidad y todo lo que se ha dicho a nivel
ciudadano en general y a nivel de este diario en particular
ha sido abiertamente hostil a ese acuerdo. La leyenda urbana
apunta a que lo rubricaron un grupo de babuinos, pero eso no
es más que rumorología urbanita tipo la leyenda que llena
las cloacas de Nueva York de cocodrilos arrojados siendo
crías por las alcantarillas. En este caso los firmantes no
eran primates sino personas que, en principio, parecen
sentir un profundo desapego y experimentar un evidente
desprecio por las singularidades que nos caracterizan.
Difícil es que sin conocer nuestra realidad a fondo
defiendan nuestros intereses “ni” en la forma.
Pues bien, la buena noticia es que Acciona ha decidido no
encarecer los precios y pasar del convenio suscrito y ahí se
aprecian las habilidades negociadoras del Delegado del
Gobierno y de la Capitanía Marítima, habilidades arrulladas
por la canción de cuna llamada “Nana de la Nacionalización”
que entra de lleno dentro del género de la “canción
protesta” de los años sesenta y setenta y que fue compuesta
para reivindicar para España la autopista azul y marina que
une los dos lados del Estrecho.
La estrategia negociadora del Delegado de Gobierno puede
calificarse de “acrisolada” que es una palabra antigua que a
veces, como en este caso, merece la pena rescatar del léxico
cincuentero y utilizarla para definir un comportamiento
lleno de habilidad y netamente claro. Y eso demuestra que
nuestra opinión primIgenia de que “cuando un político
quiere, puede”, no es un optimista exceso de confianza en
los políticos de esta ciudad, sino una afirmación realizada
desde la más firme convicción de que tanto el Delgado de
Gobierno como el Presidente de la Ciudad “saben” negociar,
tratar, dialogar y vencer convenciendo. Acciona no
encarecerá los precios y presumimos que esta acabará siendo
la postura común de todas las navieras, con independencia de
sus convenios con Fomento, porque mantener un enfrentamiento
radical con la ciudad de Ceuta y merecer el rechazo
ciudadano por entender que solo nos causan perjuicios, que
son unos abusones y que lesionan nuestros intereses, no es
el tipo de relación entre partes que suele tener un final
feliz.
El problema está, pero esta vez han sido los políticos y
Acciona quienes han templado los ánimos comenzando la vía de
una solución que satisfaga de algún modo a las dos partes. Y
eso es porque “cuando un político quiere, puede”.
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