Durante su corta pero intensa visita a la ciudad, la
secretaria de Estado de Inmigración, Anna Terrón, aseguró
que las cifras de llegada de extranjeros a las costas
ceutíes son “muy bajas” con respecto a la horquilla
comprendida entre 2005 y 2010, por lo que consideró que la
etapa actual es de “control y no de descontrol”. Con
respecto a las formas que los residentes del CETI utilizan
para alcanzar la península ocultándose en los bajos de los
camiones, Terrón opinó que la casuística de la inmigración
irregular era “enorme, sin ser un tema de especial
relevancia” pues, a su juicio, “las personas intentan unas
cosas y otras” en ese viaje hacia su entrada en territorio
peninsular o europeo.
Pregunta.- Aunque la tutela de los MENA es competencia de la
Ciudad, sí es cierto que las partidas presupuestarias del
Estado se han ido reduciendo en los últimos años pese a que
el número de niños que llegan es cada vez mayor, ¿qué opción
tiene tanto el menor como la Administración de canalizar
esta situación si, de momento, no se pueden ejercer las
repatriaciones?
Respuesta.- Las partidas presupuestarias han disminuido lo
mismo que el Presupuesto General del Estado, se han reducido
en la misma medida atendiendo, de todas formas, a la
realidad de los menores en cada momento. Hemos tenido épocas
con una presencia de menores mucho más elevada que la actual
y, por lo tanto, hemos estado en situaciones diferentes. El
Gobierno de España ha aportado, desde 2005 hasta 2010,
12.250.000 euros a Ceuta para la atención de los menores no
acompañados. Nosotros insistimos en tener una política
general y global para este problema que es el intentar
repatriar a los menores a su país de origen cuando sea
necesario, con repatriaciones asistidas para permitir que
los niños vivan en su espacio familiar, que es lo que
queríamos.
P.- Estas repatriaciones asistidas de menores de las que
habla, ¿podrían lograrse a corto plazo?
R.- Tenemos la intención de arreglar todo el procedimiento
completo pero hacerlo es un trabajo que nosotros tenemos que
llevar a cabo con los países de origen y después entre el
propio Gobierno y los jueces, bajo cuya tutela están siempre
los menores. En el corto o medio plazo, no lo sé, pero
estamos dispuestos a seguir.
P.- ¿Qué considera que puede generar el ‘efecto llamada’
en los MENA?
R.- Hablar de ‘efecto llamada’ en general en relación a
Ceuta no es muy preciso y, en términos generales, el
fenómeno es el mismo que entre los adultos. Son niños y
jóvenes que se sienten en edad suficiente para trabajar, que
probablemente la tienen para los estándares de sus países de
origen pero no la tienen para nosotros, y viven en un mundo
global en el que se ve lo que pasa en cualquier lugar y
piensan que su vida puede ser mejor en Europa. Por lo tanto,
este es el único elemento que tiene que ver con su decisión,
la idea de que pueden trabajar, que son mayores para hacerlo
y que sea en otros lugares.
P.- ¿Qué opinión le merece el que muchas ONG y entidades
de carácter social consideren que la presión migratoria se
intente controlar a través de atentados contra los derechos
humanos de los inmigrantes?
R.- Hay una gran mayoría de organizaciones no
gubernamentales con las que trabajamos y están representadas
en el Foro para la Integración de los Inmigrantes; con ellas
tenemos una relación totalmente constructiva. Hay gente en
este país cuya opinión es respetable pero no compartimos el
que crean que no debe controlarse la inmigración irregular,
que crean que hay un derecho a la emigración que está por
encima de los canales de los que se dota un estado para
ordenarla.
P.- Sostiene que el CETI “aguantará” el incremento de
extranjeros de este verano pese a que ya suman los 575, sin
embargo, ¿no considera urgente alguna acción concreta para
controlar la bahía norte y sur de Ceuta ante la continua
llegada de inmigrantes tanto a nado como en balsas?
R.- Creo que el paso fronterizo tiene un control bastante
estricto, seguramente, de los más sofisticados que tenemos
en Europa. Las cifras son muy claras; de 2005 a 2010 se
redujo en un 71% la llegada de inmigrantes irregulares, que
hasta 2005 había sufrido un aumento. Estamos en un momento
de control, no de descontrol; estamos en cifras bajas, unas
100 personas más con respecto al año pasado en función de
determinadas variables, pero no estamos en un momento de
entradas altas. Vamos a seguir trabajando y no prevemos que
la situación cambie de forma dramática.
P.- En algunas ocasiones incluso son las autoridades
marroquíes las que frenan la llegada de un mayor número de
extranjeros a las costas ceutíes. Además de la relación con
Marruecos, ¿considera urgente una política migratoria común
que no sólo delimite el diálogo con la Unión Europea?
R.- Desde luego la gobernanza internacional de las
migraciones es un objetivo a cumplir. Creo que si algo
caracteriza a la política de migración de nuestro país es la
relación con los terceros países y el trabajo a favor de
conseguir una gobernanza global de las migraciones que
empieza por obtener una aproximación común de la UE hacia
las migraciones de su entorno, transfronterizas, de nuestro
vecindario, y con otros países terceros.
P.- Desde el mes de marzo, se han paralizado en la ciudad
autónoma las salidas programadas desde el CETI para
colectivos vulnerables, ¿está en mente su reactivación a
corto plazo?
R.- En Ceuta, desde principios de año, han salido 186
personas y la salida programada es uno de los elementos de
la política de gestión de la inmigración. Desde luego, se
van a volver a realizar en cuanto haya condiciones. Ha
bajado mucho el número de personas que llevan un estancia de
larga duración, algunas han sido repatriadas, otras han
seguido otro tipo de recorrido y no hay ningún parón
organizado, simplemente, hay circunstancias que se revisan y
se actúa caso por caso.
P.- Uno de los mecanismos más frecuentes por el que los
inmigrantes intentan alcanzar la península es ocultándose en
los bajos de los camiones que pasan por el puerto ceutí,
¿cree que este puede generar ese ‘efecto llamada’ en Ceuta?
R.- La casuística de la inmigración irregular es enorme; yo
no creo que ese sea un tema de especial relevancia, es
decir, hay personas que intentan unas y otras cosas. Lo que
nosotros tenemos que hacer es un sistema de control
razonable de estas circunstancias; nunca será perfecto el
control de ninguna frontera. Tenemos unas políticas
diferentes que van desde el control de fronteras hasta la
relación con los países de origen, la diversidad de
actuaciones que nos permiten tener esas cifras en un número
muy reducido. Si tenemos en cuenta cuál es la realidad de la
frontera terrestre y marítima entre España y Marruecos, creo
que hemos llegado a una situación de entradas muy menores y
de gestión razonable de la lucha contra la inmigración
irregular.
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