Pero en esta ocasión no se trata
de nada por lo que haya que culpar a una naviera, sino por
uno de esos hechos más extraños que pueden darse, en un
viaje de Algeciras a Ceuta, “que viajara una furgoneta sin
conductor”.
Esto pasaba hace un par de días, en el Pacífica de Acciona,
que llegó al Puerto de Ceuta, a su debido tiempo, con una
furgoneta, con matrícula de Francia, pero que su conductor
no apareció a recogerla.
El dueño, según explicaciones que se dieron más tarde, llegó
a Ceuta en otro barco posterior.
Ante situaciones de este tipo no cabe otra alternativa que
activar los protocolos ad hoc.
Se activó el protocolo de emergencia en el embarque de
vehículos del puerto ceutí, ante el hecho insólito de que
vayan desembarcando, uno por uno, todos los vehículos que
venían en el buque y, al final, quedaba una sola furgoneta,
sin que nadie fuera a recogerla.
Y otra vez la Guardia Civil a escena. Los grupos GEDEX y
EBYL de la Guardia Civil registraron a fondo el coche en
busca de lo que podía ser peligroso, los explosivos.
En aquel instante, tras el desembarco de todos los que
llegaban de Algeciras, ya había esperando un buen número de
pasajeros para cruzar hacia la otra parte del estrecho. En
torno a las siete de la tarde había un numeroso grupo de
personas para embarcar en el Pacífica, pero pasaban los
minutos y todos tenían que permanecer fuera, porque la
Guardia Civil había entrado a la bodega del barco, con todo
lo necesarios para la detección de explosivos.
La furgoneta seguía en la bodega del barco de Acciona y se
registró totalmente, hasta descartar cualquier posibilidad
de que allí hubiera explosivo alguno.
En ese registro de la furgoneta, por parte de la Guardia
Civil estuvieron, también, empleados de la naviera e incluso
el propio capitán del barco.
No había nada. Todos estaban extrañados de esa situación y
la furgoneta fue trasladada por una grúa hasta el muelle.
Ni que decir tiene que esto ocasionó un larguísimo retraso,
el barco debía haber salido de Ceuta a las seis y media de
la tarde, pero en torno a las ocho, todavía seguía la
Guardia Civil registrando el vehículo e intentando saber
quien era el dueño del mismo y donde se encontraba.
La situación se había vuelto muy incómoda, pero en esos
casos es cuando más afloran las bromas, incluso las de mal
gusto, en algunos de los que se encontraban allí:”se habrá
tirado por la borda” fue alguna de las bromas que sonaron.
Fuera del barco, en los que tenían que embarcar, la
indignación, como no podía ser de otra forma, era grande.
Había algunos que habían perdido, con esto, posibles enlaces
para otros viajes.
Al final, se pudo embarcar, se volvió a la normalidad, pero
con mucho retraso. Las explicaciones dadas por la Benemérita
llegaban a que parecía que el conductor y dueño de la
furgoneta había viajado en otro barco más tarde y que llegó
por la noche.
Estas explicaciones chocan frontalmente con una realidad de
cómo es posible que metiera el vehículo en el barco y se
marchara luego, porque si eso es así estamos corriendo a
diario un auténtico peligro de que alguien pueda entrar a un
barco deje lo que quiera y se vuelva a salir. Y es que
situaciones de este tipo están perjudicando seriamente la
seguridad de los ceutíes, que cruzan con frecuencia el
estrecho. Aquí tiene que haber algo más.
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