En una procesión muy bonita,
preparada con un esmero ejemplar y con una participación
numerosa de fieles, no se pudo lucir, como se esperaba,
porque la Banda de Música “Ciudad de Ceuta” “ no llegó a
tiempo”, mejor dicho no llegó.
Y eso que la Ciudad se había comprometido con los párrocos
de estas parroquias que son los que organizan la procesión,
los de Santa Teresa y de San José, organizadores exclusivos
de esta bonita procesión, por las inmediaciones del Morro y
de la Barriada San José.
La Banda de Música no llegó, al estar, ese día y a esa hora,
en la celebración de la Banda de Música de la amargura, en
el auditorio de la Marina, o lo que es igual, tenía dos
compromisos a la vez, y se quedó en el que más la atraía.
Un debe de la Ciudad o de la propia Banda de Música con el
Corpus chico, que no será fácil olvidar, más que nada, por
el desplante que ha recibido.
No será fácil olvidar y no se irá el descontento de los
párrocos que se mostraban enfadados, especialmente cuando
decían: “la Ciudad había asegurado que la presencia de la
Banda de Música iba a ser segura, pero ni siquiera se han
puesto en contacto para avisar que no iba a venir”.
Así han quedado las cosas y no sé si habrá justificaciones,
pero la faena y el posible deslucimiento ahí han quedado.
Esta ausencia, notable por otra parte, no quitó que hubiera
muchísimos fieles en una de esas procesiones ya típicas de
las parroquias de Santa Teresa y de San José.
Una procesión, que ahora, en estos tiempos en los que parece
que todo lo que huele a iglesia está mal visto, es seguida
por un gran número de fervientes fieles en las inmediaciones
de la Barriada del Morro y de San José.
No es una procesión de las que discurren por el centro de la
ciudad, pero no por ello es menos brillante, y es lo que ha
hecho que ya, a estas alturas, se haya convertido en una de
las procesiones tradicionales junto a estas dos parroquias.
Inmediatamente antes de la procesión se celebró, o mejor
dicho concelebró, una misa solemne, a templo lleno, sin que
hubiera huecos libres, en la iglesia de Santa Teresa y con
los niños como protagonistas en la procesión, aquellos
chiquillos que este año habían recibido su Primera Comunión.
La procesión se inició tras la misa, con la imagen de Santa
Teresa y con el acompañamiento, especialmente, de estos
niños vestidos de Primera Comunión.
No faltó nadie de los que siempre están y de los que se
consideran devotos y seguidores de esta procesión, por lo
que la ausencia de la Banda de Música, puede quedarse
convertida en un desagradable episodio, una desagradable
anécdota, que si acaso, restó vistosidad, pero nada más.
Como alguien diría, en las inmediaciones de esta procesión,
no hay nadie imprescindible.
Y una colaboración de quien no falla, la Hermandad de la “Pollinica”,
por su carácter de Sacramental, así como las hermandades del
Rocío y de la Encrucijada.
Quedaba claro que no faltaba nadie, alguien se había
olvidado, pero ese alguien no era de los que forman los
fijos de este Corpus chico.
A la puesta del sol, sobre las nueve y media de la
tarde-noche, y tras su andadura por los lugares ya
tradicionales la procesión regresó a Santa Teresa. Es
lamentable que un olvido o una negligencia desluciera, en
parte, esta procesión.
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