El Juzgado de lo Penal nº 1 acogió ayer un juicio por delito
contra la salud pública en el que resultó condenado uno de
los tres imputados que comparecían por posesión de drogas.
Sólo uno reconoció haber adquirido los 4,178 kilos de hachís
que se encontraron el vehículo del procesado, mientras que
los otros negaron conocer la existencia de la droga.
El pasado 9 de mayo, Michel Da Silva fue sorprendido en el
puerto de Ceuta con un alijo de 4,178 kilos de hachís
escondidos en su maletero. Una cantidad que el acusado
reconoció haber adquirido en Marruecos para su consumo
propio, a pesar de la elevada cantidad de la que se trataba.
Con él viajaban dos personas más. Se trataba de dos amigos
de la infancia, que residían con él en Francia y que dijeron
desconocer la presencia de la droga en el coche hasta que no
los detuvo la Policía. Una versión que Da Silva confirmó al
exculpar a sus acompañantes alegando que ambos desconocían
la existencia de la droga. Un mismo guión que siguieron
todos los imputados ante la jueza del penal y que venía a
contradecir la declaración que los tres hicieron en el
proceso de instrucción en la que reconocieron saber que en
el coche se escondía el hachís.
Los dos amigos del principal acusado, y dueño del vehículo
donde se encontró la droga, explicaron que habían mentido en
primera instancia para proteger a su amigo. No obstante,
ayer se mostraron muy seguros durante el juicio al insistir
en que no conocían la procedencia, la existencia ni el
destino de la droga.
Cambio de declaración
El alijo lo había comprado por 3.000 euros Da Silva, que en
Francia cuenta con una pensión por invalidez de 800 euros.
Unos ingresos por los que la jueza calificó de “inverosímil”
la declaración del acusado que afirmó que adquirió la droga
gracias a unos ahorros. No obstante, la falta de pruebas
contra los otros dos acusados y la prevalencia del
testimonio en la vista oral frente a las declaraciones del
proceso de instrucción hicieron que se dictara una sentencia
absolutoria para los dos acompañantes del dueño del
vehículo.
Mientras, Da Silva fue el único condenado de los tres
imputados con una pena de tres años de prisión y una multa
de 5.975 euros por un delito contra la salud pública, ya que
la titular del juzgado entendió que el hachís estaba
destinado a la venta o donación a terceras personas. Sus dos
acompañantes fueron puestos en libertad tras el juicio y
podrán viajar a Francia tras salir de la cárcel.
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