Estaba visto que en cualquier
accidente o incidente de un sastre, un pastelero, un
cocinero o un periodista, desde el grupo Caballas, como
padres de la patria, iban a salir a escena, ellos por
delante de todos los demás, con acierto o sin él.
Y así ha sido en este suceso de los 87 niños afectados por
un brote de intoxicación alimentaria en dos centros de
Ceuta, Punta Blanca y La Esperanza.
De inmediato la coalición política Caballas ha salido así:
“El servicio de menores es un desastre”. Es su opinión y sus
razones tendrán.
Digo que sus razones tendrán en Caballas, pero me parece una
osadía oportunista salir así, en un momento que puede
quedarse en nada o que puede traer otras consecuencias más
graves. Y es que en nota de prensa Caballas añade algo más:”
A los continuos problemas generados por la escasez de
plantilla, la insuficiencia de medios y la precariedad de
las instalaciones, se le suma ahora una oscura gestión de
los servicios”.
De aquí arranca para hacer suya una acusación, cuando menos
velada a los responsables del catering: ”Sin explicación se
ha sustituido al adjudicatario del servicio del catering que
NO HABÍA GENERADA NINGÚN TIPO DE PROBLEMA, en los años que
prestó sus servicios”.
El mensaje de Caballas, cifrado o sin cifrar, ahí queda. Y
toda esta nota de Caballas, digámoslo claramente, no es por
haberse lanzado como espontáneos y salir a la escena, sin
más, es debida a esos 87 niños afectados por un brote de
intoxicación alimentaria en los centros ya citados de Punta
Blanca y La Esperanza.
Un brote del que los organismos oficiales no dan más que lo
justo, porque me da la impresión que les ha cogido en
pañales o algo parecido.
De momento, lo primero que se ha dicho es que “los cultivos
de nariz y garganta de los afectados y empleados se han
enviado al laboratorio, desde allí ya veremos que es lo que
se ha detectado”.
Y para decir que aquí no ocurre nada, muy distinto a la nota
de Caballas, “para el consejero de sanidad y Consumo estos
síntomas suelen producirse en época estival”.
Todo eso puede ser cierto, pero que en el mismo día y la
misma hora, suceda eso a 87 niños que están en el mismo
lugar se tiene que deber a algo más que al tiempo. Por mucho
que sepa el señor consejero de Sanidad y Consumo.
Porque el señor consejero no debe olvidar que esto les ha
sucedido a 16 niños de Punta Blanca y a 71 de La Esperanza,
e incluso parece que, también, se ha visto afectado algún
trabajador.
La Ciudad, como siempre, quitando hierro, dio, en primer
lugar, la cifra de 40, para horas más tarde decir la
auténtica realidad:87.
Y para quitar más hierro, aquí todo está bien, la Consejería
de Sanidad activó los protocolos de intervención
epidemiológica de detección y de tratamiento. Los síntomas
que presentan los niños, dijeron, “son totalmente banales”.
No hay por donde cogerlo, el oscurantismo no nos gusta y la
ocultación tampoco.
Pero que no es una simple broma nos lo demuestran, al decir
más tarde:” Gobierno de Ceuta y responsables de centros
trabajan para la detección” y se sigue diciendo que se ha
dado cuenta de la situación al Centro de Vigilancia
Epidemiológica, para que sepa de qué se trata.
La versión del Ingesa, en sistema oficial:” el laboratorio
ya ha recibido las muestras, se tendrá información detallada
cuando se sepa el resultado”. El representante de Sanidad
hizo un llamamiento a la Ciudad para que estén tranquilos.
En definitiva, que oficialmente, no pasa nada.
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