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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE JULIO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

¿Deshumaniza y aísla la política?


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Cuando la moderna psicología analiza los mecanismos mentales inherentes al ejercicio del poder, las circunstancias varían, lógicamente según las latitudes. No es lo mismo el dictadorzuelo de un país africano que un sátrapa de cualquier monarquía y ninguno de estos dos suele tener nada que ver con el, a menudo relamido político occidental. Por más que presenten el denominador común de ser “poderosos” la escala del ejercicio de las atribuciones de cada uno está sujeto a múltiples factores sociológicos, económicos, culturales, religiosos e incluso geográficos. Todo esto es una reflexión esencialmente básica en cuanto al poder a escala planetaria en la que no entran ni los Dioses, ni los ángeles, ni los héroes ni los alienígenas. Por más que algunos de los que llegan a ocupar un cargo, puesto, posición o similar sea cual fuere la envergadura, puedan convertirse en auténticos “Aliens” porque el ejercicio de la política no es precisamente la mejor actividad para salvaguardar el equilibrio psíquico y mantener a la persona centrada, con los pies firmemente asentados en el suelo y la cabeza, no en el cielo aunque peque de falta de espiritualidad y de elevación, sino en ocupando su lugar natural que es encima del cuello y con el casco reglamentario si se es motorista o se asiste a Plenos especialmente azarosos de esos susceptibles de convertir el salón en un buen circo romano para deleite del público a quien siempre apetecen espectáculos lúdicos y festivos en los que participen sus políticos electos.

Porque siempre hay un cierto peligro de aislamiento o de, una vez ocupado el escaño, el puesto, el cargo o la ocupación, se tiende a obviar las fatigas padecidas hasta conseguir el logro y puede pasar que haya sido tal la inquietud que precede a la consecución del resultado final que el político corra el riesgo de quedarse en estado de shock o aquejado de estrés postraumático. Se conoce sobradamente en el campo de la psiquiatría que la reacción patológica que es el estrés postraumático puede aparecer después de un suceso de especial relevancia, sea una tragedia sea una buenísima noticia, ambos acontecimientos desequilibran y desestabilizan, de la bioquímica del cerebro de cada cual depende el resto. Pero tal vez la peor afectación que pueden sufrir quienes llegan al poder sean los fallos de memoria, en el trasiego organizativo corren el riesgo de olvidarse compromisos adquiridos, obviar el reconocimiento debido a quien así lo merezca e incluso distanciarse afectivamente de quienes lucharon codo a codo con el político en el logro de sus fines. Y no es porque el aterrizado en el poder sea un individuo esencialmente vil y ruin a la hora de cumplir con quienes puedan atender ese cumplimiento, sino porque el poder a veces deshumaniza y hace que se les de a las personas el mismo tratamiento que a las tazas de los wáteres “Cuando se necesitan se utilizan, el resto de tiempo dan asco”. Peligrosa postura. En el momento en que el político se aísla de las raíces que han nutrido su ser a la larga languidece porque se queda sin el medio de sacar alimentos de la tierra. Tenemos muchos ejemplos reales de poderosos amables y relativamente accesibles, pero aparte de la imagen perfecta de cara al marketing, el político tiene que estar a todos los niveles, desde el popular-populista-populachero, hasta en la rectitud del imperativo ético de cumplir compromisos, acuerdos y promesas porque a los hombres que se mueven en la “res pública” se les exige lo mismo que a la mujer del César y se espera de ellos unas cualidades-calidades de ser totalmente fiables, de ser agradecidos por ser bien nacidos, de tener una palabra que valga más que mil firmas, de no permitirse ni un átomo de segundo de cobardía o vacilaciones y de no aislarse jamás del cumplimiento de las expectativas de quienes en ellos confían. Porque la confianza es equiparable a una delicada taza de té de porcelana de Limoges que una vez que cae y se rompe, por muchos virtuosos restauradores que puedan acometer su arreglo siempre será una taza de Limoges quebrada y restaurada y tendrá mucho menos valor, así si se pierde la confianza por razones de peso recuperarla tal y como era en el primer momento no es factible y no porque no se desee, sencillamente no es factible porque es así. Si me pidieran que señalara el mandamiento primero de un político siempre respondería “no defraudar las expectativas” y pienso que en ese sencillo precepto puede englobarse todo lo demás.
 

Sacar “rédito político” de una intoxicación alimentaria


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Afortunadamente la intoxicación sufrida por noventa y nueve jóvenes de los centros de La Esperanza y Punta Blanca se ha limitado a un cuadro leve de gastroenteritis con las típicas diarreas, vómitos, destemplanza y mal estado general, de hecho no se aclara si los afectados tuvieron fiebre. Pero causa alarma el número de intoxicados, porque hay que recordar otros casos similares de intoxicaciones masivas en bodas, bautizos, comuniones y en colegios y cuando se trata de salmonellosis por la utilización de huevo el asunto se puede poner serio y hay que aplicar los sueros en vena.He sido testigo de temas de estas características donde los afectados con los peritos de las aseguradoras trataban de encontrar el origen de la contaminación y en ese tipo de investigaciones los inspectores suelen ser muy escrupulosos.

En los banquetes que acaban en el Hospital el problema suele residir en que los alimentos rompen la cadena del frío y permanecen servidos en las mesas a la espera de los invitados y el calor e incluso la temperatura ambiente “los echan a perder”. En el caso del huevo y sus derivados han sido tales y tantos los problemas que sencillamente está prohibido y lo utilizan con cuentagotas por ejemplo en la mayonesa siempre se usa la huevina, todo por evitar la temida salmonella y la pregunta tabú suele ser ¿Esta ensaladilla rusa lleva huevo?. ¿Comieron los jóvenes de los centros algún alimento con huevo? En ese caso mal hecho porque en los catering huyen del huevo como de la peste por los riesgos de que se encuentren contaminados.

Pero la información que se ha ido recibiendo con cuentagotas no proporciona los listados de menús. Mal hecho. Cuando hay intoxicación multitudinaria las autoridades siempre facilitan el listado de alimentos que se han ingerido y hacen un cálculo de probabilidades del origen de la infección. Porque una infección alimentaria puede estar motivada por múltiples factores de riesgo, por ejemplo que el personal que manipulas los alimentos carezca del preceptivo carnet, la asepsia de las instalaciones, si se limpia en el lugar de preparación con productos de higiene que puedan ser tóxicos, la limpieza escrupulosa de las hortalizas y las legumbres, que el agua que se utilice para las cocciones y elaboración haya pasado por filtros y carezca de residuos, el estado de higiene de los frigoríficos y congeladores que tienen que ser limpiados y desinfectados a diario para evitar la proliferación de gérmenes, el aire acondicionado de las instalaciones donde se cocina por si tuviera los filtros contaminados y sobre todo el origen de los alimentos y que estos pasen el control sanitario. Sobre todo el pescado, no tan solo por el anisakis, sino porque puede estar contaminado por mercurio o por química. La higiene absoluta, la asepsia total, la utilización de guantes de latex para manipular, el origen de los alimentos y la capacitación del personal son factores imprescindibles. Aunque puestos a generar una intoxicación un simple fallo en la cadena del frío durante el transporte puede motivar el que los alimentos se contaminen. Ya he hecho referencia a celebraciones que han acabado en el hospital incluso porque estaba en mal estado por la exposición a altas temperaturas la crema del relleno de la tarta de boda. De hecho las gastroenteritis, diarreas estivales, salmonellosis e infecciones intestinales son algo que parece inevitable ¿Quien no conoce a alguien que haya comido una hamburguesa en mal estado con las lógicas consecuencias? Afortunadamente los protocolos sanitarios son cada vez más estrictos y los controles más rigurosos por parte de los temidos inspectores, lo que supone mayor garantía para la salud de los consumidores y poner todos los medios para evitar riesgos aunque un simple manipulador, con carnet, que se encuentre enfermo aquejado por un virus, puede contaminar toda la cadena. El riesgo existe y se han llegado a dar intoxicaciones por helados y por lacteos. Por eso resulta nauseabundo el que “los mismos de siempre” traten de utilizar una contaminación alimentaria para ensartar todo un rosario de lamentaciones y “acusaciones” cuando la Ciudad Autónoma no tiene ninguna responsabilidad, la tendría si las comidas se cocinaran en los centros y las cocinas estuvieran sucias y descuidadas y los proveedores no cumplieran las normas sanitarias, en ese supuesto tendrían una responsabilidad civil subisidiaria, pero en este caso la Ciudad tiene contratado un catering y suponemos que para realizar esa contratación controlarán de forma periódica las condiciones higiénicas del establecimiento, que cumple todas las normas sanitarias, que el personal tiene carnet, procedencia de alimentos, asepsia y desinfección periódica de frigoríficos, congeladores y aire acondicionado, en una palabra: control, control y control.

Porque si se demuestra que la infección ha sido por alimentos intervendrá Sanidad y tendrá que pagar los daños la aseguradora que tenga el servicio de catering contratada para este tipo de accidentes. Que pueden derivar de mala praxis en la manipulación, de contaminación en origen, de falta de higiene en la elaboración o de fallo en el transporte. Ahora toca la intervención de los inspectores y si encuentran fallos evidentes acabará el tema en los juzgados y si ha sido un hecho puntual absolutamente accidental pagará el seguro que está para eso. Y que los cuatro pringáos de la oposición no dramaticen porque aquí no se trata de esos casos de “terrorismo alimentario” donde se envenena y contamina a propósito los alimentos para atentar contra la población, ha sido una intoxicación, ningún muchacho ha acabado en la UCI, no están hospitalizados y con los sueros en vena y “esto” no se puede capitalizar para sacar rédito.
 

Violencia de Género y Órdenes de Protección


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

La aplicación rigurosa de las normas que protegen a las víctimas de la Violencia de Género es uno de los mayores logros conseguidos en los últimos años a nivel legislativo y la propia Ley fue la respuesta a una situación de grave alarma social ante la multiplicación de los asesinatos de mujeres y ante la evidencia de la impunidad casi total con la que habían actuado a lo largo del tiempo los maltratadores.Siempre habla que referirse a un “antes y un después” de la Ley 1/2004 de Protección de las Víctimas de Violencia de Género, sobre todo si tenemos en cuenta que el Código Penal de 1944 consideraba el “uxoricidio por honor”, el crimen por honor por parte del varón que mataba a la esposa o a la hija menor de 23 años si las sorprendía con un tipo, como un derecho masculino y una eximente total. El “asesinato por honor” tuvo tal acepción hasta la ley 79/61 donde los “crímenes de honor” comenzaron a ser vistos con menor benevolencia tras siglos de brutalidad institucionalizada por parte del varón hacia la mujer, aunque si regresamos a los años ochenta y noventa es decir, a antesdeayer, las denuncias por malos tratos en las Comisarías recibían como respuesta la sobada coletilla de “cosas de pareja” y los partes de lesiones que presentaban las agredidas debían ser excepcionalmente graves para que se procediera a la detención de los esposos porque “por una guantá nunca se ha muerto nadie” y “algo habrá hecho la tía”. Toda una vida de abusos hasta la promulgación de una Ley que por vez primera dotó de todos los mecanismos de protección a las víctimas y trajo consigo las órdenes de protección, la prisión para los maltratadores, las casas de acogida y todo tipo de medidas para salvaguardar la integridad moral y física de las maltratadas que por vez primera en la historia ven reconocidos sus derechos.

Pero dicen que “quien hizo la Ley hizo la trampa” un refrán demostrativo de la poca confianza que desde los tiempos de Atapuerca nos merecen nuestros legisladores y no obstante quiero romper una lanza a su favor, cierto es que aparentemente se trata de personas lentas, ignorantes y obtusas, pero sus intenciones son honorables y se nota que tienen buenos sentimientos pero que realmente los pobrecillos no dan para más.Así junto a los casos lacerantes de “auténticas” víctimas se producen inevitablemente algunos abusos que en este caso considero y todos los juristas consideramos como una afrenta tanto al espíritu de la Ley como a las propias maltratadas. Y estoy hablando de esas denuncias falsas que contempla el artículo 457 del Código penal “El que simulare ser responsable o víctima de una infracción penal o denunciare una inexistente provocando actuaciones procesales será castigado con una pena de multa de seis a doce meses” y este artículo de relaciones con el 458 que contempla el falso testimonio. Si se considera que por una denuncia de violencia doméstica falsa se detiene automáticamente al presunto maltratador y acaba en los calabozos casi siempre, este tipo de actuaciones ilícitas están castigadas de una forma “simbólica” que no se corresponde en absoluto con el daño que causan ya que a la detención sigue una orden de alejamiento y la adopción de una serie de medidas de protección.Con la consiguiente aceleración del divorcio-express, la asignación automática de la casa a la denunciante y toda una serie de ventajas que son normales cuando la violencia de género existe y es real, pero que en caso de las denuncias falsas constituyen una vejación a las víctimas y hacen correr el peligro de que la ley tenga que modificarse y endurecerse en cuanto a pruebas para evitar falsedades, así como un endurecimiento de las penas contempladas en el artículo 457 para que sirva de escarmiento y tenga efecto disuasorio.

No obstante en la sagacidad de los miembros de las Fuerzas de Orden Público y de los Fiscales reside así mismo el poder distinguir cuando nos encontramos ante una “auténtica” denuncia o cuando en el fondo subyace un deseo de venganza, de revancha o de castigo hacia el varón por parte de la denunciante. Y en Ceuta,en los casos que desafortunadamente he tenido ocasión de contemplar ninguna autoridad se ha mostrado “muy despierta” y he visto detener de manera automática por acusaciones absurdas y nimias que en ningún otro lugar hubieran merecido una detención y menos aún el pasar una noche en unos calabozos inmundos para ser puestos a la mañana siguiente “a disposición judicial” y salir en libertad con “la orden de alejamiento” y su riesgo inherente de que en cualquier momento la denunciante pueda volver a denunciar por “quebrantamiento” sin que le pidan ningún tipo de prueba de que esos hechos han sido reales. Una manera de proceder extraña. Yo he acompañado a denunciar malos tratos con los partes de lesiones en la mano o se ha llamado a la policía enmdio de una escabechina en la que existen testigos. Pero lo que he llegado a presenciar de que a un hombre se le detenga por insultar a una mujer y alegar esta “malos tratos psicológicos” es algo nunca visto. Por un insulto se hace un juicio rápido de faltas por vejaciones y los malos tratos psicológicos emergen de un dictamen pericial realizado por un psiquiatra forense. ¿Resultado? “La Orden de Alejamiento” lo que significa que la denunciante por venganza va a denunciar al supuesto maltratador cada vez que se cruce con él por la calle por “quebrantamiento”. En Ceuta la palabra femenina es ley, lo que me parece perfecto, pero para proceder a una detención tienen que existir pruebas de que se ha cometido un delito y que el delito sea grave y que exista un riesgo evidente para la denunciante. Ligerillos para detener ¿Y de quien es el criterio? Porque lo normal es que si los agentes perciben por su profesionalidad que ahí no hay delito sino trifulca normal y corriente, discusión o “subida de tono” nada de eso es delictivo. Inseguridad jurídica al cuadrado porque ante el Juez el peso de la prueba recae automáticamente sobre el acusado, es decir el peso de la prueba no recae en la acusación como dicta la ley, sino que se invierten los factores hay que “demostrar la inocencia” porque la culpabilidad se presume automáticamente y nuestro idílico, bucólico y pastoril principio de “Presunción de Inocencia” se muestra en todo su esplendor como lo que es : una fabulación bienintencionada que queda muy elegante y muy fina en el Texto Constitucional. Pruebas y partes de lesiones, partes de lesiones y pruebas, evaluaciones psicológicas y muchas gracias al futuro Gobierno del Partido Popular que mandará a la cárcel a quienes denuncien en falso y traten de “utilizar” una ley que ampara a pobres víctimas para sacar provecho personal, echar a la pareja del piso, ahorrarse los papeleos del divorcio y perjudicarle en todos los aspectos.

A las víctimas la Gloria de Dios y a los maltratadores una cárcel como la de Ceuta o la del Acebuche en Almería que las ves y no te crees que “eso” pueda existir en el continente europeo, luego las pulseras localizadoras, la evaluación psiquiátrica y si son dementes o psicópatas hay un psiquiátrico penitenciario en Font Calent Alicante y otro en Alcalá de Guadaira donde los usuarios están muy bien mirados y mejor controlados. Pero el artículo 14 de la Constitución “existe” y es el principio de Igualdad “ante hechos análogos idéntico tratamiento jurídico” ¿Y me preguntan por qué el Partido Popular con buenos legisladores va a regenerar lo que ya no sirve? Porque he tenido casos terribles de hombres acosados y maltratados y no ha habido respuesta penal a las denuncias ni incluso respuesta a la petición de órdenes de alejamiento contra mujeres alevosas y maltratadoras.

Igualito que antes del 2004 pero al revés, ahora a quien no se le hace puto caso es a los maltratados, que los hay y muchos, maltratados y en una situación cronificada de riesgo de que la mujer les plante una denuncia falsa por violencia de género y acaben detenidos. Al menos en Ceuta, donde se detiene con tremenda alegría, singular premura y tomando como prueba de cargo e irrevocable lo que diga la mujer “así está la cosa” ¿Pero existía una situación real de riesgo o peligro, se puso el tipo violento? “No, pero así está la cosa”.

Está por ahora. Porque ya vendrá el PP, aunque mientras tanto cualquiera puede denunciar a cualquiera en cualquier momento y en cualquier situación: nada de práctica de diligencias como garantía de que no existen ni fabulación ni falsedad y que lo denunciado es real. “Esta noche al calabozo y mañana que decida el juez”.

Muchos esperamos que el PP deje en suspenso dos artículos de la Constitución : el 24 que contempla la Presunción de Inocencia y el 14 que es el Principio de Igualdad. Al menos que los suspendan hasta que estén seguros de que se pueden aplicar, mientras tanto que, por respeto al pueblo español, se suspendan porque no nos gusta ni que nos mientan ni vivir la indignidad de estar regulados por mentiras.
 

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