Oiga, “La Peña del Ladrillo?.
Sí, dígame
Mire, le llamo desde los EE. UU. Por favor, no cuelgue, le
paso con el presidente. Mr. Obama
Dígame señor Presidente.
Le llamo para pedirle que con el gran poder que esa peña
tiene, me siga dejando de ser presidente cuando me presente
a la reelección. Se lo ruego encarecidamente, pues tengo que
terminar el programa que llevé cuando salí nombrado
presidente de los EE. UU.
Puede estar tranquilo, señor Obama. Es más cuente con usted
con todo nuestro apoyo.
Gracias, no sabe lo tranquilo que me dejan sus palabras, al
tener la seguridad que con el apoyo de esa “peña” conseguiré
ser reelegido. Ya sabe, lo que necesiten de mi persona, nada
más que tienen que pedírmelo.
Hay personajillos que están empeñados en darnos un poder del
que, por supuesto, carecemos. Nosotros, todos los
componentes de “La Peña del Ladrillo”, somos un grupo de
amigos, que nos reunimos para tomarnos un par de cervezas,
hablar del Madrid o del Barcelona y, sobre todo, contar
chistes y pasar un rato agradable
No entendemos el enorme interés que despertamos en algunos
personajillos, politiquillos de medio pelo, que nos ven como
un enorme peligro, con capacidad para quitar y poner
gobiernos, incluso el de los EE. UU, para que dejen caer, a
ciertas personas, que no es conveniente que se les vea
sentado en la mesa de ”La Peña del Ladrillo”. Más ineptos e
inútiles, imposible.
Mientras yo viva y mis amigos quieran sentarse un rato
conmigo a compartir charla un rato, “La Peña del Ladrillo”
va a seguir existiendo, digan lo que digan todos esos
mentecatos, porque no tienen otro nombre, que nos
consideren, poco menos, un auténtico peligro con capacidad
para quitar o poner gobiernos. Manda… la cosa.
Por supuesto, no lo voy a negar, valgo más por lo que no
escribo, que por lo que escribo. Pero del mismo modo mi
ética no me permitiría, en la vida, aprovechar algunas
conversaciones que he escuchado, aprovechándome de ellas
para plasmarla en mis escritos. De hacerlo, se me caería la
cara de vergüenza, por la traición que les haría a mis
amigos. Para mí, personalmente y en persona, la amistad está
por encima de todo.
Lo mismo que se le debería caer la cara de vergüenza a esos
personajillos, politiquillos del tres al cuarto, que
aconsejan a algunas personas, que no está bien visto que se
sienten en la mesa de “La Peña del Ladrillo”. Qué es lo que
temen, quienes así aconsejan a esas personas.
Una pena, para este pueblo nuestro, que existan esos
personajillos de mentes retorcidas y con menos capacidad
intelectual que un mosquito.
Por mucha campaña que se haga, no nos vais a mover, no vais
a acabar con “La Peña del Ladrillo”. Nosotros vamos a seguir
a lo nuestro, reuniéndonos, hablando del Madrid o del
Barcelona y contando nuestros chistes. O sea pasarnos un
rato agradable. Adiós, tú
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