Pintura de guerra’ para afrontar la aventura de ser, por un
día, un indio de las tribus ‘Sioux’. El disfraz y el
atrezzo. Veinticinco scouts ‘siempre listos’. Once niños de
‘manada’ (rama que agrupa a los ‘lobatos’, es decir, a los
chicos y chicas de ocho a once años) y siete troperos (de
doce a catorce años), acompañados de siete monitores, están
pasando cuatro días de campamento de verano en el mirador
‘Aranguren’, en el monte de ‘García Aldave’. Ayer celebraron
una de las jornadas principales, la aventura india, que
estuvo marcada por una serie de actividades como talleres de
costura y de maquillaje, ‘gimkanas’ y juegos de pistas,
además de la elaboración de un par de ‘tipis’ y un ‘totem’,
elementos indispensables de cualquier tribu india.
El grupo partió el jueves, y tras hacer una breve marcha
senderista, montaron el campamento. Tiendas de campaña,
mochileros y una cuba para el baño. De las comidas, como
está prohibido hacer fuego en el monte, se encargan los
padres, los cuales les suben cada día los almuerzos y las
cenas. Cuatro jornadas en total de encuentro con la
naturaleza. “Lo importante de estas actividad es que los
chavales se integren en el entorno natural y convivan con el
medio ambiente y entre ellos”, explicaba ayer Jesús Martín,
presidente de la asociación de Scouts de Ceuta y jefe de
grupo del ‘Omaha 238’, el único existente en la ciudad, el
cual tiene su sede en Hadú, aunque aún sigan a la espera de
que en el local social que les dio la Ciudad les terminen la
instalación de luz y agua.
Hoy será también un día grande. La lobata Lucía y el tropero
Jesús realizarán sus promesas Scouts. Un esculta sabe el
valor de su promesa, un momento clave en su formación, y por
eso, la noche previa, debe hacer la ‘velada de armas’, un
ritual de preparación. También lo hará Carolina, en su caso,
porque ya tiene doce años y le ha llegado la hora de,
siguiendo la estela dejada por Mowli (el personaje de El
libro de la Selva que sirve de inspiración a la organización
de esta etapa Scout), abandonar la manada y asumir la
responsabilidad de entrar en la tropa. Un emocionante cambio
de etapa que, probablemente, no olvidará nunca. Tras las
promesas, habrá una comida y la batida. “Un Scout siempre
deja el sitio mejor de como lo encontró”, recuerda Jesús.
Después, vuelven a casa.
|