La Guardia Civil y el Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes (CETI) colaboran, mediante el “cruce” de datos,
para tratar de conocer la dimensión exacta de un problema,
el de las salidas clandestinas a la península, que cambia de
escenario, pero no cesa. El balance de residentes en el
centro no se ha disparado porque las entradas son continuas,
y estas “fugas”, también.
Los continuos intentos de los inmigrantes que llegan a Ceuta
por salir de forma clandestina a la península han llevado a
estrechar la colaboración entre la Guardia Civil y el Centro
de Estancia Temporal (CETI), que de forma periódica cotejan
los datos de los interceptados y las bajas no
correspondientes a traslados programados para obtener una
imagen lo más aproximada posible de la dimensión de este
problema.
El fenómeno, que se ha trasladado de la Planta de
Transferencia de Residuos del Hacho para volver a
localizarse casi en exclusiva en el puerto y en el trayecto
de los camiones hacia el preembarque, se intensifica. De
acuerdo con los últimos datos cotejados por ambas
instituciones, hasta mayo fueron 60 los inmigrantes que la
Guardia Civil interceptó antes de que lograran colarse en
camiones y contenedores, y más de un centenar las “bajas”
registradas en el CETI, mientras que, según informaba EL
PUEBLO en su edición de ayer, sólo en junio han sido más de
35 los subsaharianos que han localizado los agentes
encargados del control de vehículos en el puerto.
Así las cosas, al trabajo de la Guardia Civil, que cuenta en
el Puerto con el servicio de la Unidad Cinológica, con dos
guías caninos y sus respectivo canes, se suman los esfuerzos
de concienciación que el personal especializado del CETI
realiza con los inmigrantes. Tal como explica el director
del centro, Carlos Bengoetxea, cada cierto tiempo,
aproximadamente una vez al mes, se reúne a un grupo de los
inmigrantes que hayan sido interceptados por la Guardia
Civil y devueltos al CETI para explicarles el peligro que
conlleva tratar de ocultarse en vehículos. Bengoetxea apunta
que “incluso se les muestran fotografías y se les informa de
que ya ha muerto alguna persona por esta causa (en concreto
el camerunés Paul Charles, que falleció el 30 de diciembre
de 2010 al volcar, en la carretera del Hacho, el camión en
el que se había escondido.
Pero más allá de esta labor y del control que llevan a cabo
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de las
personas que consiguen “fugarse”, la cifra de inmigrantes
que llega a territorio ceutí, en un goteo constante y casi
diario, continúa manteniendo la balanza del CETI en una
situación que, por el momento, es de ligera sobreocupación.
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