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OPINIÓN - VIERNES, 1 DE JULIO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Reflexiones sobre la oposición
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Es la hora vaga de mediodía y me encuentro sentado a la mesa de una terraza donde se está de dulce. Tengo por delante una cerveza para refrescarme los ánimos y enfrente se me ofrece la imagen de una mujer cuya figura me acelera el deseo de vivir cada vez más y mejor.

A mi alrededor se oyen claras muestras de satisfacción por parte de personas que celebran que le hayan concedido a Gloria Muñoz la Medalla al Mérito en el Trabajo. Profesora de literatura, con 42 años en su haber impartiendo lecciones, GM sigue haciendo proselitismo de la lectura.

De pronto, llama mi atención José Luis Morales Montero; Senador que fue del Partido Popular en los años noventa. Y, tras saludarle, comienzo a darle vueltas al magín y caigo en la cuenta de lo siguiente: en Ceuta, como en otras muchas ciudades, la primera manifestación del poder consiste en colocar gente próxima. Antes se contrataba a parientes carnales y ahora a parientes políticos, militantes del partido que reclaman el pago de las lealtades. Una clientela que suele sobredimensionar una Administración ineficaz y mal organizada y que contribuye a fomentar el rencor popular contra la función pública.

El clientelismo ha existido siempre. Y así seguirá siendo si no queremos que el lugar de los partidos sea ocupado por la voz tonante de un líder dispuesto a darle matarile a la democracia. Régimen imperfecto en la misma medida que lo somos los hombres. Pero, sin duda alguna, el menos malo de todos los conocidos.

El Gobierno presidido por Vivas ha usado el clientelismo si no a discreción sí en la misma proporción que otros gobiernos anteriores de esta ciudad. Las cosas son como son. Y, por tanto, me parece muy justo que el objetivo legítimo de los opositores sea echarles en cara a los gobernantes semejante comportamiento. Porque todos sabemos que la moral la esgrimen los políticos cuando están en la oposición; así como la política cuando están en el poder.

Pero quienes están en la oposición, sobre todo si otrora disfrutaron de cargos gubernamentales, deberían tener mucho tiento antes de ponerse a vociferar contra las autoridades que están haciendo lo mismo que ellos hicieron en su día; es decir, colocar a dedo a cuantas personas crean conveniente.

Me decía una funcionaria del Ayuntamiento, días atrás, que en él hay muchas personas que consiguieron su empleo gracias a que así lo quiso la persona que ahora no cesa de clamar contra Juan Vivas por los mismos motivos. O sea, por darle empleo a los de su cuerda o bien a los que le sale al presidente de los mismísimos.

Me contaba la funcionaria municipal, eso sí, sabiendo con certeza que de mi boca no saldrá su nombre, los muchos chanchullos que se han cometido durante los gobiernos anteriores al del PP. Ya con Jesús Fortes, ya con Juan Vivas. Pero, si me apuras, me decía ella, sería interminable el número de corrupciones perpetradas por otros gobiernos. Lo del tráfico de viviendas de protección oficial, del que tú sueles hablar en ocasiones, Manolo, es una insignificancia comparada con otras acciones. Por consiguiente, a los políticos que están en la oposición les cabe la misión de fiscalizar al Gobierno. Por supuesto. Pero no todos los políticos de la actual oposición están legitimados para hacerlo. Salvo que se llame Carracao.
 

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