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OPINIÓN - JUEVES, 30 DE JUNIO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

La fotografía de Fidel Raso
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Magnífica la fotografía con que se ha ilustrado hoy la primera de este periódico –ayer para ustedes-, perteneciente a Fidel Raso, y en la que Juan Vivas se ve sometido a los gestos brutales de dos políticos que tratan de amedrentarle. De meterle el miedo en el cuerpo. De Asustarlo. Pues susto es lo que refleja la cara de un presidente temeroso de que el puño airado del secretario general de CCOO le destroce el mentón.

La fotografía de Fidel Raso que sirvió, como ya he dicho antes, de portada para informar sobre todo lo ocurrido en el primer pleno de carácter extraordinario, merece ser enmarcada y distribuida por todos los rincones peninsulares. Con la siguiente explicación: alcalde a punto de ser noqueado por un concejal de la oposición, mientras el compañero del posible acosador, distraía la atención de la primera autoridad de Ceuta.

La fotografía que ilustra hoy, ayer para ustedes, la portada de este periódico es, sin ninguna duda, la prueba evidente de cómo los políticos pertenecientes a la oposición no deben comportarse. Una oposición responsable está para denunciar las deficiencias del Gobierno, pero sugiriendo alternativas.

En este caso, hemos comprobado que la coalición Caballas, por medio de su dirigente principal, Juan Luis Aróstegui, y de su segundo, Mohamed Alí, va a ser noticia destacada en todos los plenos por hacer uso y abuso de la irresponsabilidad.

Irresponsabilidad permanente, con el único fin de contaminar el debate político con ruido y presionando, con la brutalidad ya anunciada por ellos, a un alcalde al que consideran pusilánime más que cauto y prudente.

Los dos políticos de Caballas han asumido jugar a hombre bueno y hombre malo para hacerle la rueda a un alcalde que ha venido destacando por mantener en los plenos la tranquilidad suficiente para que no volvieran a repetirse los escándalos de otros tiempos no muy lejanos; tiempos en los que se traficaba con viviendas de protección oficial en un bar cercano al Ayuntamiento.

En aquellos plenos, había políticos que llegaban a las sesiones con el cuerpo pidiéndoles grescas, riñas de mucho calado, para poder insultarse a sabiendas de que todo acabaría con la intervención de la Policía Local, a petición del alcalde y sin que faltara el consiguiente soponcio de cualquier criatura desbordada por los acontecimientos. Tiempos Horribles. Donde primaban las actuaciones barriobajeras y los plenos concitaban a muchísimo público ávido de presenciar un espectáculo de primera. Un espectáculo donde salía a relucir lo mejor de la España valleinclanesca. Esperpento a discreción.

Pues bien, la coalición Caballas, que tiene perfecto derecho a fiscalizar todo lo que considere oportuno en relación con las actuaciones del Gobierno, ha empezado equivocando las formas de comportamiento. Tratando de que las sesiones plenarias sean una reunión donde impere lo grotesco. El barullo. El tumulto por excelencia. La gresca por sistema. La falta de respeto y educación por las instituciones.

Ante semejante actitud, solo cabe que el alcalde no dé la menor muestra de inseguridad. Pues en esta vida no hay que permitir que la gente intuya la menor debilidad. Así que se impone la firmeza, para mostrarles a los opositores el camino del respeto.
 

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