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sociedad - MARTES, 28 DE JUNIO DE 2011


El movimiento de tierras se hace por parte de la SIEP. fidel raso.

barriadas
 

Vecinos del Quemadero: “Hacen
su trabajo y nosotros aquí,
como perros”

Algunos habitantes del pequeño núcleo de diez viviendas que ha quedado rodeado de montañas de tierra, grandes agujeros y un ruido ensordecedor, no aguantan más
 

CEUTA
Tamara Crespo / Fidel Raso

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Algunos de los vecinos del Quemadero no aguantan más la presión. Aunque se habían hecho el propósito de soportar las incomodidades y peligros que conlleva el permanecer en este lugar, donde la SIEP lleva a cabo un gran movimiento de tierras, la situación ha llegado a límites que afectan a su salud. A las montañas de tierra, se suman peligrosos agujeros junto a sus viviendas, las vibraciones causadas por las máquinas y el ensordecedor ruido del generador eléctrico, que no ha sido retirado.

A pesar de su intención de aguantar las incomodidades y peligros del gran movimiento de tierras que se realiza junto a sus casas para no tener que someterse a dos realojos y por tanto a realizar otros tantos traslados, algunos de los vecinos del Quemadero ya no pueden más. EL PUEBLO estuvo ayer de nuevo con los afectados, quienes expresaban su desazón por la persistencia de los problemas que han venido denunciando, como el intenso ruido que produce el generador eléctrico que les abastece de luz desde hace semanas. A pesar de que se les informó de que sólo estaría allí hasta el pasado viernes, ayer todavía atronaba los oídos de las diez familias que habitan este pequeño y cada vez más “asediado” núcleo de infravivienda. “Ellos hacen su trabajo y nosotros aquí como perros”, resumía un vecino.

La acumulación de tierras, procedentes de la obra de la cárcel, que promueve la Sociedad Estatal de Infraestructuras Penitenciarias (SIEP) en el entorno de las casas es cada vez mayor, y ahora se le une la peligrosidad de unos grandes agujeros abiertos en las inmediaciones de sus viviendas. Al estruendo, que se mantiene las veinticuatro horas del día, día y noche, del generador se suma el que producen las máquinas y la alarma que causan las “vibraciones” que afirman sentir en sus casas cada vez que pasa la máquina que apisona las toneladas de tierra depositadas a escasos metros de estas frágiles construcciones.

Por otra parte, el calor reinante estos días, junto con el viento, convierte la zona en un lugar en el que, por momentos, se hace difícil respirar: “Los que peor lo pasan son los niños, no podemos dejar que salgan y hay que tener las ventanas cerradas”, explicaban los vecinos ayer.
 

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