La moral del esfuerzo, el estudio,
la disciplina y la voluntad son colosales factores para la
evolución y el crecimiento del ser humano.
Moral-valores-principios, la trilogía esencial que
dignifican al hombre y si a ello se une la capacidad
intelectual resulta más que probable que ese hombre en
concreto no tenga una vida fácil. Y todo esto se relaciona
con la entrevista concedida por Paco Márquez, consejero en
dos áreas tan procelosas como son Hacienda y Recursos
Humanos, unos sectores plagados de dificultades en estos
tiempos de crisis, máxime cuando se encauza hacia la
optimización del rendimiento y una decidida política de
contención del gasto público.
Así los asuntos que el consejero se ve obligado a abordar
dentro de su cometido y en el ejercicio de sus funciones
tienen mucho de “agujeros negros” y requieren una estrategia
puramente científica, de ahí la automática asociación del
trabajo que ha de afrontar Márquez con las técnicas que
emplea el genial científico y matemático inglés a quien se
considera una de las mentes más preclaras del siglo XX.
Stephen Hawking representa la inteligencia en estado puro y
la prevalencia de la mente sobre un cuerpo gravemente
enfermo y totalmente inválido que no obstante no deja de
desempeñar otro papel que el de continente y proveedor de
nutrientes a un cerebro privilegiado. Por fortuna el
consejero de Hacienda y recursos Humanos no presenta una
biografía tan traumática y dolorosa como la del matemático,
pero pertenece también al club de los altísimos CI, de los
coeficientes intelectuales que van elevándose a partir del
125 pero que han de coincidir para ser fructíferos con un
igualmente elevado coeficiente de inteligencia emocional. El
uno sin el otro y el otro sin el uno quedan discapacitados e
imposibilitados para un pleno rendimiento.
Los tiempos de crisis acuciantes, cuando en esta ciudad el
Gobierno tiene que recortar gastos pero no empleos, suponen
una labor plagada de dificultades. Hay que ahorrar sin que
eso vaya en detrimento de la buena gestión y optimizar el
rendimiento de todos los servicios concienciando al
funcionariado de que en la coyuntura actual son unos
privilegiados y que por coherencia para con el resto del
espectro social han de dar ejemplo de trabajo bien hecho, de
eficacia, de profesionalidad y de cumplimiento de objetivos.
Y la motivación existe desde el momento en que en España
vamos a pasar de cinco millones de parados y el hecho de
poseer un trabajo fijo y bien remunerado es haber sido
alcanzados por la fortuna, que les haya mirado Dios máxime
cuando si por cualquier eventualidad hay que reciclar
empresas públicas no existe en la voluntad de la ciudad el
recorte de personal. Auténticos malabarismos económicos y
financieros, mucha labor de análisis, virtuosismo a la hora
de mirar hacia la síntesis y obligatoriedad de estar en una
continuada fabricación de ideas, propuestas, soluciones a
cuantos problemas puedan surgir y alternativas factibles en
todo momento.El mundo de las soluciones matemáticas es
complicado, el dominio de los entresijos del sistema
financiero requiere una extraordinaria sobreactivación del
lóbulo temporal izquierdo con el consiguiente esfuerzo
intelectual y el consiguiente riesgo de agotamiento adrenal.
De ahí la admiración que muchos sentimos por las cualidades
de Paco Márquez para el cuadriculado y árido universo de las
cifras y de los números, es un tipo de inteligencia distinta
que nada tiene que ver con quienes brujulean por
letras,conceptos, postulados, frases e ideas y se nutren de
pensamientos subjetivos. El pragmatismo del economista y del
matemático poco o nada tiene que ver con el consustancial
aturrullamiento y el idiosincrásico despiste de quienes
bucean en el crepúsculo de las ideologías.Afortunadamente
las dos grandes mentes pensantes en logaritmos de Ceuta, el
Presidente Juan Vivas y el Consejero Paco Márquez van
diseñados de fábrica para la gestión económica y financiera,
para el marketing puro y duro y para dar largas cambiadas a
los análisis contables y eso es tranquilizador, sobre todo
en estos momentos cuando se necesita desesperadamente a los
técnicos por mucho que se elucubre románticamente con eso de
que “las revoluciones las ganan los poetas”. Concepto
irrebatible el que los pensadores y los poetas ganan
revoluciones, pero siempre que se tenga en cuenta que son
los técnicos, los gestores y los expertos quienes hacen
funcionar la economía, espían las fluctuaciones de los
mercados, incentivan, promueven, potencian y generan trabajo
que es decir el pan nuestro de cada día.
La fiabilidad que se otorga a un Gobierno no se basa en
elementos emocionales ni en sentimientos, eso tal vez en la
vorágine de una campaña y coreando eslóganes, pero tras la
pasión viene la obligación de cumplir y para poder responder
hay que contar con una sólida base de conocimientos
consolidados, ser expertos gestores y técnicos cualificados,
porque la sociedad no se mueve a fuerza de versos ni de
frases grandiosas que acaban transfromadas en grafitis, la
sociedad se mueve con números, con informáticos, con mucha
tecnología, al compás de las matemáticas puras, al son de
las teorías cuánticas y al empuje de los mejores brokers
capaces de reventar los parquets. En el Consejero Márquez
hay como en el científico Hawking un punto de reservada
frialdad, una pauta algo distante que a la postre no son
tales, ni frialdad, ni british style ni distancia, sino
empeño y compromiso por dar con “la respuesta” ya puede ser
a una operación financiera, a un dilema, a una ecuación o a
un cálculo de mercado. Y como intelectualmente se implican
hasta los tuétanos en “responder y resolver” van tirando
siempre de un grado de abstracción. Mejor. Eso es lo que
tiene que hacer el Consejero, abstraerse y enjaretar mil
resultados, quedarse en una especie de trance y surgir con
“la respuesta” precisa y eso es lo que siempre se ha
esperado y se espera de él, sin posibilidad alguna de hacer
un quiebro ni de escaquearse porque está de sobras preparado
y equipado académicamente y profesionalmente para ser el
mejor en el desempeño de su tarea. Por eso está ahí ¿Por qué
si nó?
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OPINIÓN / LA OTRA CRONICA |
Crónicas y andanzas de un
piano casquivano |
Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
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Para arte y poderío la boda de
Farruquito! ¡Ese convite en una plaza de toros! ¡Esos novios
entrando en un caballo de doma entre filas de antorchas!
¡Ese caballo que se impresiona, pega un brinco y hace que la
novia acabe rodando por los suelos entre tules, lentejuelas
y tiara de brillantes falsos! ¡Ese griterío de las invitadas
al ver a la gitanita despeñada y a pique a pasar una
desgracia! ¿Y faltaron peladillas? ¿Y dejaron los selectos
invitados de romperse las camisas? ¿Y faltó la
“arrejuntaóra” para sacarle a la desposada el pañuelo con
las tres rosas de sangre de mocita? No. Allí no faltó ni la
bendición de Dios.
Pues aquí en Ceuta se ha superado porque al bailaor no le
llevaron un pedazo de piano para que un propio le diera a
las teclas. ¿Y que es una boda sin piano? Insulsez,
decadencia, aburrimiento, sosería y como mucho pachanga de
barrio fusilando “Las bodas de Luis Alonso” que es la música
de los pobres o perpetrando el socorrido y cutre recurso de
“la salsita” que es música populachera de caseta de feria de
la malagueña localidad de Churriana.
Porque se celebró un bodón y a última hora se les ocurrió
que sin piano la cosa quedaba sin el toque refinado, de
hecho los niños de Nati Abascal nunca habrían acudido como
invitados a una boda donde no hubiera un pianista. ¿Y de
donde se saca en Ceuta deprisa y corriendo un piano?
Indagaciones, investigaciones, lamentos, nervios y
requerimientos, moviendo más hilos que para hacer una colcha
de encaje de bolillo hasta dar con el artilugio, un trasto
que respondía al apelativo de “piano casquivano”. No
obstante a la iniciativa se le dio el “nihil obstat” porque
el siguiente desvelo era transportarlo al lugar de
celebración del evento. Nuevos conciliábulos, piticlines
telefónicos y a esto que aparece vehículo oficial-oficioso y
capataces de relevancia para dirigir el traslado ¡lo que es
tener mano! ¡Ala, maestro, a darle a la tecla y que disfrute
aquí el personal! ¡Y que no nos falte de ná!
Cuentan los rumores que el polémico traslado del “piano
casquivano” será investigado por Carmen Echarri, periodista
especialista en críticas azufrosas. Ahí hay material de
sobras para darle a la “sinhueso” ante los micrófonos
radiofónicos, para recalentar los teclados de varios
ordenadores, para montar el “show” mediático, para reventar
despotricamientos y para intoxicar con críticas envenenadas.
¿Cómo acabarán las andanzas de “que voy que vengo” piano
para acá, piano para allá? ¿Llegará Carmen Echarri hasta el
fondo del asunto o perderá la credibilidad de la que tanto
presume? ¿Convocará Caballas la rueda de prensa habitual
para denunciar el traslado del famoso piano? ¿Dedicará Juan
Luis Aróstegui su próxima columna de opinión para criticar a
los que trasladaron el piano? ¿O se convertirán todos en
pobres seres ‘panfletarios’? Por cierto, ¿cómo volvió el
“piano casquivano” a su emplazamiento habitual?
¡Que crónica tan sabrosa! ¡Cuan exquisito “Eco de sociedad”!
¡Ni en el Hola se ve nada igual!
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