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OPINIÓN - VIERNES, 24 DE JUNIO DE 2011

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Soy socio de la protectora de animales, creo que desde su fundación. Mi cariño por los animales me llevó a ello y, por tanto, ni que decir tiene que soy un protector de los animales, sobre todo de animales de compañía, esos que todos los que los poseemos les llamamos nuestras mascotas.

Y dentro de las llamadas mascota, siento predilección por los perros, animales maravillosos que te entregan toda su fidelidad y cariño sin pedirte nada a cambio. No hay mayor fidelidad de la que te da un perro.

Por eso no entiendo, a aquellas personas que les compran a sus hijos un perro, sin saber que ello conlleva cierto sacrificio, puesto que el perro es un ser vivo, que no humano, pero que como todos los seres vivos necesitan ciertos cuidados.

Un perro no es un juguete de peluche, que, cualquier día cansado de él, se puede tirar a la basura o dejarlo olvidado en el baúl de los recuerdos. Y son, precisamente, los que piensan de esa forma, los que compran un perro al niño, y viendo los cuidados que necesitan los suelen abandonar en cualquier carretera, para que en el mejor de los caos, el animal desorientado deje su cuerpo bajo las ruedas de algún vehículo.

Nadie obliga a nadie a comprar un perro, para regalárselo al niño o niña de turno, en los reyes o en su día de cumpleaños. Si no estas dispuesto a darle al perro los cuidados que necesita, no lo compres. Te hace un favor ti mismo y al animal que, de ninguna de las maneras, merece ser abandonado.

Y ya que estamos hablando de mascota y, sobre todo, de perros, vamos a contar la historia real, vivida por un perro y su amo, en la travesía de Ceuta – Algeciras, por una compañía que, de momento, no vamos a dar su nombre.

El dueño del perro, cuyo nombre tampoco lo vamos a dar, preguntó a la compañía si le dejaban viajar con su perro. Le dijeron que no había problema alguno. Embarcó con su vehículo y cuando ascendió a cubierta, una azafata le dijo que el perro debería viajar en el garaje en una jaula que había para los perros.

El señor que no quería dejar sólo en la travesía a su mascota, cosa que nos pasa todos los que tenemos perros, por lo que sufren los animales al encontrarse en un lugar extraño sin ver a sus dueños, les dijo que bajaría al garaje y que se quedaría en su coche con el animal. Le siguieron insistiendo que tenía que ir en la jaula, cosa a la que se negó.

Solicitó que les trajesen el documento que obligaba a tal situación y un certificado de sanidad sobre el estado de las jaulas. Le trajeron el documento de la UE y el certificado de sanidad.

Y aquí, en el certificado de sanidad, es donde viene lo bueno. La fecha del mismo, era de hacía seis meses. Creen ustedes qué un certificado con seis meses de antigüedad a la fecha de los hechos, tiene la garantía de que las jaulas se encuentran en perfectas condiciones sanitarias.

Oiga, de verdad, que el hecho es real como la vida misma, que no es broma lo del certificado. En qué condiciones sanitarias se encuentra un barco que lleva un certificado de sanidad de hace seis meses.

Se me olvidaba decirles que ante ese certificado se negó rotundamente al llevar el perro a la jaula. Por cierto, el autor del asunto, no quiso nunca decir que era veterinario.
 

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