La recuperación de la Iglesia de ‘San Francisco’ que
regentan los padres agustinos continúa y ayer por la mañana
se pudo ver como se instalaba una gran grúa en la zona para
iniciar brevemente con el cambio íntegro de la cubierta, la
cual presenta un estado bastante deteriorado. La intención
inicial es que la cubierta esté totalmente renovada antes de
la llegada del invierno y de la temporada de lluvia.
Desde que fuera cerrada al culto la céntrica iglesia de San
Francisco, debido a los problemas estructurales que
presentaba por la cesión de la cimentación, ya han pasado
más de dos años y medio y todavía hoy se sigue trabajando en
la recuperación del templo, donde hace unos meses se inició
la segunda fase de esta importante obra de restauración.
Hoy por hoy, después de las diferentes fases por la que ha
pasado la Iglesia de San Francisco durante estos casi dos
años y medio, siempre bajo la supervisión del arquitecto
Miguel Rial, la obra se encuentra en su segunda fase, en la
que se proyectó como punto principal la recuperación de la
cubierta así como de las bóvedas y el coro.
Precisamente ayer, una gran grúa se instaló en la zona de la
iglesia para que el trabajo de recuperación de la cubierta
de comienzo en breve e intentar que quede reparada antes de
la llegada del invierto y de la temporada de lluvia.
Uno de los puntos donde mayor cuidado se deberá tener será
en la cúpula, la cual podría desplomarse. Tal y como
adelantaba ayer a EL PUEBLO, el padre agustino Isidro
Labrador, “el trabajo que se acometerá en la cubierta será
muy delicado ya que deberán retirarse las tejas una a una,
sanear todo muy bien y posteriormente colocar la cubierta
nueva, la cual se está elaborando en la península”.
Finalmente, una vez cambiada la cubierta se podría seguir
trabajando en el interior del templo con total tranquilidad.
Actualmente, tal y como resaltaba el padre agustino, se han
recuperado todos y cada uno de los arcos que sustentan la
bóveda, afirmando que una vez iniciados los trabajos de
recuperación salieron a la luz otros desperfectos con los
que no se contaba que tuvieron que ser atajados antes de
comenzar con la restauración proyectada.
Por último, el padre Isidro Labrador resaltaba los retrasos
que está sufriendo la obra debido a los problemas
estructurales que siguen surgiendo a medida que se va
ahondando en el trabajo, y afirmó que el propio Miguel Rial
les ha destacado que en este tipo de restauraciones “es
mejor ir sin prisas con el fin de obtener los mejores
resultados”.
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