Acabo de ver, en nuestra edición
del pasado lunes, día 20 de este mismo mes, la información
que José Manuel Rincón hace del festival de danza de María
José Lesmes y, automáticamente, me viene a la mente eso de
que el arte llama, constantemente, al arte.
De todos es sabido que María José Lesmes borda todo lo que
tiene que ver con la danza, en su sentido más amplio, y aquí
no iba a ser una excepción.
Pocas personas hay en Ceuta, especialmente de las que algo
tienen que ver con el mundo artístico que no admiren lo que,
desde hace años, viene haciendo María José por el mundo del
arte, desde su Escuela de Danza y mucho me molestaría que,
por aquello de estar en una época en la que determinadas
manifestaciones artísticas caen mal a la nueva progresía
barata, ahora, tras el tradicional Festival de Baile que
organiza como cierre de un nuevo curso, las críticas le
cayeran desde algún sector por esa parte en la que hizo
alusión al mundo de la tauromaquia.
El Recinto Ferial de la Marina tuvo en su seno algo que no
tienen todas las ciudades la suerte de degustar. Aquí se dio
una representación de baile que se enmarca en los festivales
de baile que han programado las diferentes escuelas de la
ciudad.
Afortunadamente en esto no están solas y han contado con la
colaboración de la consejería de Educación, Cultura y Mujer.
La implicación viene, pues, desde distintos ángulos.
El espectáculo, de altura, no podía ser menos, contó con
tres partes claramente definidas que merecerían, cada una de
ellas un comentario especial. Yo me voy a quedar con una
sola parte, con la segunda, por su alusión al mundo de los
toros.
Particularmente no sé si a Maria José Lesmes le gusta el
mundo de los toros, es de suponer que un arte como el suyo
acepte, cuando menos lo que de arte hay en la tauromaquia y
yo diría que, si partimos de este festival, incluso sabe
degustarlo y vivirlo.
A esto, precisamente, dedicó un tercio de su festival, con
diversas coreografías en las que mostró el mundo de la
tauromaquia con su marcado ritmo flamenco.
No podía estar más a tono, arte, toros, flamenco y no en
plan de jolgorio barato, sino entrando en las entrañas de
dos mundos cercanos e incluso complementarios que se atraen,
con frecuencia.
Ahora bien, ante esta exaltación, ante esta valoración y
ante este despliegue artístico con la tauromaquia de por
medio, nada me extrañaría que alguno de esos sectores
minoritarios, a partir de ahora comenzara a ponerle pegas al
desarrollo del arte de una forma tan plástica y singular
como lo lleva a cabo María José Lesmes.
Ceuta, lo he dicho muchas veces, en el capítulo taurino,
desde hace años, está en ayunas, sin haber podido degustar
lo bueno y atractivo que ello es. Ceuta, Melilla es otra
cosa, lleva una docena de años sin que en ella haya un
festejo taurino, cuando ahí en frente, a escasos quince
kilómetros, en estos días exhiben los mejores carteles que
puede aportar hoy cualquier feria importante.
Aquí pasan elecciones y elecciones y el miedo a los cuatro
“antis” acongoja a los encargados de festejos, con lo que en
las ferias, no puede haber toros.
Afortunadamente con María José Lesmes, en su festival de
danza sí se pudo saborear artísticamente, el mundo de la
tauromaquia en Ceuta. Eso lo pudieron saborear los
espectadores que se dieron cita en el Recinto Ferial de la
Marina.
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