El hombre no es más que un verso
para engrandecer al mundo.
El aire no es más que un mar
para ensanchar el silencio.
El agua no es más que un aliento
para rehacerse por dentro.
La vida no es más que un horizonte
para hacer el camino.
El planeta no es más que un poema
para soñar sus instantes.
El Creador no es más que una voz
para despertar el amor.
Aconsejo, pues, prestar oído a la palabra,
beber de los poemas que el alma divisa,
gustar de la belleza que a Dios mece,
para poder sentir la inspiración del poeta.
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