Anunciada solemnemente por el
monarca en una alocución el 9 de marzo, el pasado viernes el
joven soberano alauí avanzó las líneas generales de la nueva
Constitución que será sometida a referéndum al pueblo
marroquí, Inch´Allah, el próximo 1 de julio, sustituyendo si
es aprobada al texto de 1996. Ayer mismo, un Consejo de
Ministros extraordinario aprobó las reformas
constitucionales, que serán trasladadas al conjunto de la
clase política del país para que, durante diez días a partir
de mañana lunes, se manifiesten a favor o en contra de la
misma. La nueva Constitución contará presumiblemente con 180
artículos, en vez de los 108 actualmente en vigor.
Uno de los detalles a mirar con lupa cuando el proyecto de
texto vea la luz es si, la nueva Carta Magna, expone al fin
sin ambages los límites fronterizos del Reino pues, hasta la
fecha, estos son despachados con el eufemismo de “fronteras
históricas”, cuyo límite exacto ni los propios marroquíes
conocen aunque, eso sí, a pie de calle todo el mundo ha oído
hablar del “Gran Marruecos” de Abbas El Fassi, el fundador
del fascistoide partido del Istiqlal (Independencia). En
todo caso los tres aspectos más significativos de la reforma
constitucional son, a bote pronto, tres: la desacralización
del rey, si bien sigue siendo “Amir al Moumenim”
(Emir/Comendador de los Creyentes), la ampliación de poderes
para el Primer Ministro y la introducción del tamazigh (beréber)
como lengua oficial al lado del árabe. También las funciones
del Parlamento se han visto reforzadas reconociéndose por
otro lado en un calculado guiño a la historia, además de las
notorias raíces africanas, la impronta de las migraciones
hebrea y “andalusí” procedentes en los siglos XV y XVI de la
Península Ibérica.
Para este viaje… ¿hacían falta estas alforjas?. Sin duda
Mohamed VI ha dado un significativo paso adelante aunque me
temo y el tiempo lo dirá, que insuficiente. En el fondo,
late aquello de “Solo se reforma lo que nunca se quiere
cambiar”. Es igual: de alguna forma el joven soberano
Mohamed VI está intentando reconducir una situación
endiabladamente complicada, valor se le reconoce, mientras
los que no parecen comprender nada son los islamistas de
todo tipo que han enseñado, una vez más, la patita como el
lobo del cuento de Caperucita intentando bloquear otra vez
(ya pasó con la feroz crítica a la “Moudawana” o Estatuto de
la Familia) la modernización “mental” de Marruecos, al
amenazar con tomar la calle ante la posibilidad de que la
nueva Constitución introdujera eventuales cambios
significativos como la libertad de conciencia, en
convergencia con la Declaración Internacional de Derechos
Humanos. Toma de postura muy significativa y que pone a los
pies de los caballos, sobre todo, al islamismo político
usualmente presentado como “moderado”. En cualquier caso, el
nuevo texto constitucional garantizaría no ya la “libertad
de culto” sino, según parece, la “libertad religiosa” (matiz
importante), aunque no parece probable que esto conlleve la
posibilidad de que religiones diferentes del Islam puedan
poner en práctica su particular “daâwa” o predicación
misionera. Por lo demás, hoy domingo están previstas
importantes manifestaciones ante una “insuficiente reforma
constitucional,” según le han confirmado a este escribano
del “limes” diferentes militantes asociativos, en las
principales ciudades marroquíes entre ellas, además de Rabat
y Casablanca, en las cercanas Tánger y Tetuán. Visto.
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