Y además buen alcalde, como lo
viene demostrando, tras diez años en el sillón del
Ayuntamiento.
Media legislatura, tras las algaradas de los aventureros del
GIL y tres elecciones consecutivas, ganadas por aplastante
mayoría, han convertido a Juan Vivas en el único alcalde
estable, desde las primeras elecciones de la democracia.
Todo lo demás que hubo anteriormente fueron chapuzas que
duraban media legislatura o una legislatura y que tuvieron
al Ayuntamiento de Ceuta, siempre, en la cresta de la ola,
no por lo que se hacía, en beneficio de los ceutíes, sino
por las “escandaleras” que se venían cometiendo.
En la toma de posesión, en el salón del Trono del Palacio de
la Asamblea, el presidente, para cuatro años más, miró al
futuro con ánimo constructivo, en unos instantes complicados
y ante las múltiples dificultades que se presentan.
Son las intenciones del hombre que más años ha estado al
frente de Ceuta y que mejor está visto por los habitantes de
esta ciudad.
Ni que decir tiene que va a encontrarse con una dificultad
añadida, desde dentro, por parte de ese “intruso” que tras
muchos años queriendo llegar, ha entrado de rondón, gracias
a la generosidad de UDCE que le permitió ir en sus filas,
con el deterioro que a la propia UDCE ha supuesto la llegada
del inquilino Aróstegui.
Por ahí, por la razón de la sinrazón “arostiguiana” llegarán
las críticas al alcalde. Particularmente me agradaría estar
en la situación de Juan Vivas con todo lo que tiene a su
lado y con lo que estará enfrente para que “actuando con
toda la legalidad vigente no se le dejara rascar bola a ese
que acaba de entrar en la Asamblea como el caballo de Atila”.
Hay cosas, yo diría que muchas cosas, en el centro y en las
barriadas, por hacer y no se puede estar perdiendo el tiempo
en “gilipolleces” que sólo sirven para hacerse publicidad
entre los 32 votantes que suele tener el opositor a la
Alcaldía.
Lo más interesante es actuar como ha prometido Juan Vivas,
para:”Volver a estar pendientes del vecino, de sus
necesidades y dificultades”.
Es por donde hay que empezar, por conocer problemas y
solucionarlos, actuando y no hablando, siendo sensatos y no
“alocados”, con “respeto a todos, con prudencia y moderación
en el comportamiento”.
Auténtica declaración de buenas intenciones para los
próximos cuatro años en los que, además de la razón y la
sensatez, tiene que haber “firmeza para defender todo lo que
Ceuta necesita y para defender a los ceutíes”.
Esto, sin embargo, no va a aparecer aprobado desde cierta
bancada de la oposición, especialmente por uno de los de la
parte delantera, en quien hay soberbia y un ego personal que
salta por encima de la razón y para quien “la humildad para
encajar las críticas y rectificar en su justo momento”, es
una auténtica utopía.
Y en uno de los rincones más notables del discurso y de las
intenciones de Juan Vivas, no podía faltar algo que es
necesario para todos, ahora mismo, “la solidaridad con la
causa nacional”. Eso, quiérase o no, también debe ser un
lema puesto en práctica por los Ayuntamientos del PP, y en
Ceuta se ha de llevar por bandera, con recortes en la
estructura del Gobierno, con recortes de todos aquellos
gastos que, hoy, deben ser calificados como prescindibles.
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