A Coalición Caballas les gustan
las ruedas de prensa más que a un friki una máscara de “La
guerra de las galaxias” y la convocatoria de ayer temo que
pueda convertirse en una costumbre semanal. Pero lo inusual
fue la particular “puesta en escena” porque ya nos habíamos
habituado a que los de Caballas comparecieran “a pares” pero
ayer, por tema de “la imagen” se presentaron conformando un
trío. Alí, Aróstegui y la ex-indispuesta Fátima. ¿La excusa?
Una acerba crítica contra el logro del Campus Universitario
para Ceuta. ¿La realidad? Dar apariencia de unidad sin
fisuras y negar los desencuentros y los malestares internos
que les debilitan aún más y proyectan de cara al exterior la
perspectiva de una Coalición cosida “con alfileres” pero
básicamente inconsistente ya que sus componentes nada tienen
en común.
La abogada Fátima mostró en todo momento su talante amable,
pero se palpaba que iba “a la defensiva” y esperando
preguntas incómodas. Y las hubieron, así tras tranquilizar a
la prensa sobre la inoportuna “indisposición”, arremetió
contra el diputado Paco Márquez, saliéndose por la tangente
y alegando “desfachatez” porque ella no es una mujer
“sumisa”. Y no lo es, pero latía la disciplina de partido
impuesta y se esperaba el discurso políticamente correcto
acerca de que el orden de los factores no altera el
producto, asegurando que desde cualquier posición la joven
va a trabajar por Ceuta. Por supuesto, pero trabajará desde
el puesto que le asignen los otros dos y sentada en un lugar
que no le corresponde ni por número de lista, ni por la
importancia real que la abogada ha tenido dentro de la
propia Coalición Caballas. No es “sumisa” pero se ha
terminado conformando y entrando por el aro que le han
marcado Alí y Aróstegui y su presencia en la rueda de prensa
pregonaba conformismo y también lealtad a Alí a quien no ha
querido dejar “con el culo al aire”. Las respuestas de
Fátima Hamed no sonaban por lo tanto a “improvisación” sino
a frases bien estudiadas y calculadas.
Es evidente que lo del “varón cristiano” ha escocido a más
de uno, porque Aróstegui no dudó en proclamar en voz alta y
desafiante que él es un “varón ateo” y su desafío despertó
nuestra conmiseración. Máxime cuando el ateo confeso tiene
que compartir escaño con musulmanes. Porque tanto Mohamed
Alí como Fátima son creyentes y como tales rigen sus
conductas por una serie de principios y de valores éticos y
morales e incluso existenciales que son abiertamente
discrepantes con los que postula un ateo. ¿Cómo se pondrán
de acuerdo? ¿Existirán renuncias o dejaciones por alguna de
las partes? Mejor que Aróstegui hubiera silenciado por
discreción su condición de creyente o no creyente ya que
nadie se lo había preguntado ni a ninguno se le habría
ocurrido plantear la procelosa cuestión. De hecho las
creencias pertenecen a la esfera más íntima y personal del
ser humano, pero esa pública exhibición de ateismo puede
chirriar muy mucho con el electorado de la UDCE que es el
que ha sentado a un ateo en un escaño.
Y de orden en los escaños se habló y hasta se bromeó ante la
irritación de Aróstegui que tuvo que soportar el
protagonismo de Fátima cuando a él personalmente le pirra
ser “el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto
en el entierro”. Por ello proclamó entre exclamaciones que
las palabras de Márquez eran algo ¡vergonzoso e
impresentable! Calificó a los del PP de “mercenarios y
corruptos” y se lamentó que en Ceuta o se era del PP o se
era “marginal”. Una mentira, porque Carracao no es del PP y
nadie, jamás, en ningún momento, le puede llamar “marginal”
ni los propios peperos, porque un caballero o una dama son
dama y caballero por su clase y por su educación y estilo
profesen la ideología que profesen. Y cuando Aróstegui
bufaba Fátima guardaba un prudente silencio, se mofó el
sindicalista del tema de los escaños llamándole “el juego de
la sillita” y ya no dejó intervenir a los otros porque se
enredó en una de sus clásicas diatribas entre exclamaciones
¡El PP ha pinchado en hueso! ¡Les queda Caballas para rato!
Pues muy bien por nosotros que continúe el espectáculo pero
lo que allí quedó claro es que, por muy “poco sumisa” que
sea la abogada Fátima no se le ven maneras como para
oponerse “por las bravas” a las iracundias y a las malas
maneras que exhibe Aróstegui y de las que ofreció una
gratificante muestra para regocijo de los allí presentes.
Fátima cumplió y dio la cara por Mohamed Alí. Quiso
aparentar normalidad total y llevaba el guión bien
preparado, eso ha sido esta vez. De lo que acontezca mañana
ya iremos dando cuenta. Pero lo cierto es que el “montaje de
convocatoria” era el realizar una acerba crítica del logro
del Gobierno de Vivas al haber conseguido aunar voluntades y
sensibilidades para llevar adelante el proyecto del nuevo
Campus Universitario. Y en este asunto Fátima no tenía nada
que decir, ni dijo nada, ni se pidió su intervención u
opinión, parecían tenerla allí de “florero”. Quien se lució
fue Mohamed Alí que criticó la iniciativa que tanto ilusiona
a los ceutíes y se embarulló un poco pidiendo más becas y
con menos requisitos lo que se opone a la política educativa
general de la UE porque en toda Europa hay grandes ayudas
pero las exigencias de rendimiento y de nivel son enormes,
el doble que las españolas. También pidió una residencia
universitaria ceutí en Granada discriminando a los ceutíes
que quieran cursar sus estudios en otros lugares de España y
pidió más carreras y una auténtica universidad de Ceuta,
algo de lo que se ha tratado en muchas ocasiones y que
aparece como un proyecto futuro que tal vez, ante la
existencia real de las nuevas infraestructuras
universitarias del Gobierno de Vivas tenga muchas más
posibilidades de culminarse.
Vaguedades y generalidades. ¿Recuerdan la fábula de Don
Óptimo y Don Pésimo? pues la Coalición ejerce de Don Pésimo,
Aróstegui pontificó sobre el gasto público y glosó dentro de
la dialéctica de paternalismo asistencialista que ellos
consideran “buena gestión al modo del Padrecito Fidel”.
Fátima Hamed continuó en silencio. Al menos en la estrategia
de “apariencia de normalidad” podrían haber previsto el
hacerla intervenir “en algo” dejarla tocar “algún extremo”
sobre las críticas al campus y no limitarse a “sentarla”
para demostrar a todos que “la cosa marcha”. Fachada,
apariencia, demostración forzada, show de imagen. Si su
presencia hubiera estado motivada por algo distinto a “que
se vea que está” hubiera tomado parte en la exposición de
las quejas sobre el proyecto del campus. Estrategia fallida
de nuevo. Y la pena es que la abogada debía tener sobre el
asunto una opinión y algo que decir. Pero no la dejaron
decirlo ni les interesaba que hablara más que “de lo que
tenía que hablar” es decir del “todo va muy bien”. ¿La
excusa de la convocatoria? El Campus. Pero también hubiera
podido ser la red antimedusas o cualquier tema tipo
“miren-que-malo-es-el-PP”. ¿La realidad? Que a Fátima no la
dejaron exponer, iba para lo que iba, para contestar que
“todo va muy bien”.
El Conciliador y el otro el del cañazo-coñazo ¡Que
originales!
Minutos antes de comenzar la rueda de prensa convocada por
la Coalición Caballas. Aróstegui habla entre murmullos a
Mohamed Alí con los micrófonos inoportunamente abiertos y se
capta una frase “...empieza tu que eres más conciliador,
luego entro yo y doy “dos cañazos”. ¡Cuan novedosa la
estrategia de “poli malo-poli bueno”! Se ve que el tandem
Alí-Aróstegui tiene bien definidos y asignados sus
respectivos papeles. Alí el Conciliador y el otro el del
cañazo-coñazo ¡Que originales! Pero esa mete-saca tan burdo
acaba desgastándose de tanto usarlo y llegará un momento en
el que no se coordinen y al “cañazo” le resulte demasiado
“conciliador” y al “conciliador” le resulte demasiado coñazo
el “cañazo”, así el tema puede acabar con uno de ellos como
el gallo de Morón “sin plumas y cacareando”.
Ver el video en ‘elpueblodeceuta.com’
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