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OPINIÓN - JUEVES, 16 DE JUNIO DE 2011

 
OPINIÓN

¿Maniobras de “desgaste” en la Policía Local?


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Los sindicatos tienen como primordial objetivo la defensa de los derechos de los trabajadores y resulta incomprensible el que traten de excederse en sus funciones y atribuciones tratando de ser quienes marquen las directrices de funcionamiento y eso acontece en la institución más valorada a nivel nacional de la ciudad de Ceuta que es su Policía Local. Muchas veces nos hemos referido a cómo la fama del UIR supera barreras y fronteras y como el cuerpo en sí tiene la admiración de toda España donde constituye un referente. Por ello resulta inapropiado, inopinado y absurdo el que los sindicatos quieran hacer una montaña prefabricada de un grano de arena, pero... ¿podemos decir absurdo o por el contrario hay que hablar de bien tramada y trazada “maniobra de desgaste” contra el impecable y discretísimo jefe Sorroche? Bien, apostamos por la trama y la conspiración, por el contubernio y la maniobra que resulta tan evidente como grimosa. ¿Quejarse de la instalación de unas cámaras de seguridad que son comunes en muchos edificios oficiales y dependencias policiales de la Nación? Demasiado estúpido como para ser cierto. Cuando en la mayoría de los puntos de la geografía los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en general requieren cámaras que garanticen en el interior de sus instalaciones el trato al público y sobre todo a los detenidos, para garantizar que no se vulnera derecho de ningún tipo y cortar de raíz cualquier tentativa de denuncia falsa, que se han producido y muchas, en Ceuta se clama y se reclama por las cámaras. ¿Es que estamos aquí en la Edad Media?

En el interior de las dependencias policiales no se vulnera ningún derecho a la intimidad por la presencia de cámaras. Si hay cámaras nada de “trato o truco” porque todo aparece grabado y eso deja escaso margen a la inventiva. Por la propia seguridad y por la garantía de los agentes, para que quede fiel reflejo de su profesionalidad y de su comportamiento las cámaras son una prueba infalible.

¿Vulneración del derecho a la intimidad? Cuando se esté en el interior del domicilio de cada uno o cuando en las dependencias se encuentren los agentes en los vestuarios o en los servicios, porque tampoco hay ningún interés en grabar a la gente en paños menores. Pero en el resto de las instalaciones las grabaciones no hacen más que garantizar derechos y proporcionar tranquilidad. Por esto resulta inconcebible el que los sindicatos tengan “arte o parte” en el funcionamiento interno de unas instalaciones que dependen en exclusiva del Gobierno de la Ciudad y cuyos trabajadores son funcionarios públicos y profesionales privilegiados en estos momentos de durísima crisis con la mitad de los nuevos licenciados en paro y el resto sometido al mileurismo. ¿Y cuál es el motivo último de esta polémica totalmente artificiosa? Se huele y se ventea una torpe tentativa de “desgaste” del actual jefe Sorroche por motivos puramente espúreos, todo ello azuzado por “nostálgicos” de “épocas oscuras”. Tácticas y técnicas hueras e inútiles. Quien ostenta el bastón de mando, el Presidente, creemos que tiene las ideas muy claras y con él esperamos que no valgan estrategias camufladas o sin camuflaje. Y cada decisión presidencial viene respaldada por una mayoría absoluta de votantes lo que la legitimiza de forma abrumadora.

Legitimidad bastante como para desmontar cualquier maniobra sindical y truncar aspiraciones y ambiciones de terceros. Mala cosa cuando se puede llegar a sospechar que los sindicatos funcionan como caja de resonancia, no de temas estrictamente laborales, sino de asuntos que entran de lleno en una especie de lucha enconada por detentar el poder, el mando y el mangoneo a nivel político. La polémica de las cámaras es obtusa y está vacía de contenido, es regresiva y responde al espíritu de oscuridad y de secretismo de otras épocas que no casan con el funcionamiento policial del siglo XXI donde no hay nada que ocultar, tapar ni esconder, sino que por el contrario se apuesta por garantías y transparencia. Todo es equívoco y parece equívoco porque el fin que mueve las reclamaciones es un fin equivocado: el desgaste de un excelente y admirado profesional.
 

 
OPINIÓN  / ANÁLISIS

Fátima Hamed y el “Varón Ateo”


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

A Coalición Caballas les gustan las ruedas de prensa más que a un friki una máscara de “La guerra de las galaxias” y la convocatoria de ayer temo que pueda convertirse en una costumbre semanal. Pero lo inusual fue la particular “puesta en escena” porque ya nos habíamos habituado a que los de Caballas comparecieran “a pares” pero ayer, por tema de “la imagen” se presentaron conformando un trío. Alí, Aróstegui y la ex-indispuesta Fátima. ¿La excusa? Una acerba crítica contra el logro del Campus Universitario para Ceuta. ¿La realidad? Dar apariencia de unidad sin fisuras y negar los desencuentros y los malestares internos que les debilitan aún más y proyectan de cara al exterior la perspectiva de una Coalición cosida “con alfileres” pero básicamente inconsistente ya que sus componentes nada tienen en común.

La abogada Fátima mostró en todo momento su talante amable, pero se palpaba que iba “a la defensiva” y esperando preguntas incómodas. Y las hubieron, así tras tranquilizar a la prensa sobre la inoportuna “indisposición”, arremetió contra el diputado Paco Márquez, saliéndose por la tangente y alegando “desfachatez” porque ella no es una mujer “sumisa”. Y no lo es, pero latía la disciplina de partido impuesta y se esperaba el discurso políticamente correcto acerca de que el orden de los factores no altera el producto, asegurando que desde cualquier posición la joven va a trabajar por Ceuta. Por supuesto, pero trabajará desde el puesto que le asignen los otros dos y sentada en un lugar que no le corresponde ni por número de lista, ni por la importancia real que la abogada ha tenido dentro de la propia Coalición Caballas. No es “sumisa” pero se ha terminado conformando y entrando por el aro que le han marcado Alí y Aróstegui y su presencia en la rueda de prensa pregonaba conformismo y también lealtad a Alí a quien no ha querido dejar “con el culo al aire”. Las respuestas de Fátima Hamed no sonaban por lo tanto a “improvisación” sino a frases bien estudiadas y calculadas.

Es evidente que lo del “varón cristiano” ha escocido a más de uno, porque Aróstegui no dudó en proclamar en voz alta y desafiante que él es un “varón ateo” y su desafío despertó nuestra conmiseración. Máxime cuando el ateo confeso tiene que compartir escaño con musulmanes. Porque tanto Mohamed Alí como Fátima son creyentes y como tales rigen sus conductas por una serie de principios y de valores éticos y morales e incluso existenciales que son abiertamente discrepantes con los que postula un ateo. ¿Cómo se pondrán de acuerdo? ¿Existirán renuncias o dejaciones por alguna de las partes? Mejor que Aróstegui hubiera silenciado por discreción su condición de creyente o no creyente ya que nadie se lo había preguntado ni a ninguno se le habría ocurrido plantear la procelosa cuestión. De hecho las creencias pertenecen a la esfera más íntima y personal del ser humano, pero esa pública exhibición de ateismo puede chirriar muy mucho con el electorado de la UDCE que es el que ha sentado a un ateo en un escaño.

Y de orden en los escaños se habló y hasta se bromeó ante la irritación de Aróstegui que tuvo que soportar el protagonismo de Fátima cuando a él personalmente le pirra ser “el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro”. Por ello proclamó entre exclamaciones que las palabras de Márquez eran algo ¡vergonzoso e impresentable! Calificó a los del PP de “mercenarios y corruptos” y se lamentó que en Ceuta o se era del PP o se era “marginal”. Una mentira, porque Carracao no es del PP y nadie, jamás, en ningún momento, le puede llamar “marginal” ni los propios peperos, porque un caballero o una dama son dama y caballero por su clase y por su educación y estilo profesen la ideología que profesen. Y cuando Aróstegui bufaba Fátima guardaba un prudente silencio, se mofó el sindicalista del tema de los escaños llamándole “el juego de la sillita” y ya no dejó intervenir a los otros porque se enredó en una de sus clásicas diatribas entre exclamaciones ¡El PP ha pinchado en hueso! ¡Les queda Caballas para rato! Pues muy bien por nosotros que continúe el espectáculo pero lo que allí quedó claro es que, por muy “poco sumisa” que sea la abogada Fátima no se le ven maneras como para oponerse “por las bravas” a las iracundias y a las malas maneras que exhibe Aróstegui y de las que ofreció una gratificante muestra para regocijo de los allí presentes.

Fátima cumplió y dio la cara por Mohamed Alí. Quiso aparentar normalidad total y llevaba el guión bien preparado, eso ha sido esta vez. De lo que acontezca mañana ya iremos dando cuenta. Pero lo cierto es que el “montaje de convocatoria” era el realizar una acerba crítica del logro del Gobierno de Vivas al haber conseguido aunar voluntades y sensibilidades para llevar adelante el proyecto del nuevo Campus Universitario. Y en este asunto Fátima no tenía nada que decir, ni dijo nada, ni se pidió su intervención u opinión, parecían tenerla allí de “florero”. Quien se lució fue Mohamed Alí que criticó la iniciativa que tanto ilusiona a los ceutíes y se embarulló un poco pidiendo más becas y con menos requisitos lo que se opone a la política educativa general de la UE porque en toda Europa hay grandes ayudas pero las exigencias de rendimiento y de nivel son enormes, el doble que las españolas. También pidió una residencia universitaria ceutí en Granada discriminando a los ceutíes que quieran cursar sus estudios en otros lugares de España y pidió más carreras y una auténtica universidad de Ceuta, algo de lo que se ha tratado en muchas ocasiones y que aparece como un proyecto futuro que tal vez, ante la existencia real de las nuevas infraestructuras universitarias del Gobierno de Vivas tenga muchas más posibilidades de culminarse.

Vaguedades y generalidades. ¿Recuerdan la fábula de Don Óptimo y Don Pésimo? pues la Coalición ejerce de Don Pésimo, Aróstegui pontificó sobre el gasto público y glosó dentro de la dialéctica de paternalismo asistencialista que ellos consideran “buena gestión al modo del Padrecito Fidel”. Fátima Hamed continuó en silencio. Al menos en la estrategia de “apariencia de normalidad” podrían haber previsto el hacerla intervenir “en algo” dejarla tocar “algún extremo” sobre las críticas al campus y no limitarse a “sentarla” para demostrar a todos que “la cosa marcha”. Fachada, apariencia, demostración forzada, show de imagen. Si su presencia hubiera estado motivada por algo distinto a “que se vea que está” hubiera tomado parte en la exposición de las quejas sobre el proyecto del campus. Estrategia fallida de nuevo. Y la pena es que la abogada debía tener sobre el asunto una opinión y algo que decir. Pero no la dejaron decirlo ni les interesaba que hablara más que “de lo que tenía que hablar” es decir del “todo va muy bien”. ¿La excusa de la convocatoria? El Campus. Pero también hubiera podido ser la red antimedusas o cualquier tema tipo “miren-que-malo-es-el-PP”. ¿La realidad? Que a Fátima no la dejaron exponer, iba para lo que iba, para contestar que “todo va muy bien”.


El Conciliador y el otro el del cañazo-coñazo ¡Que originales!


Minutos antes de comenzar la rueda de prensa convocada por la Coalición Caballas. Aróstegui habla entre murmullos a Mohamed Alí con los micrófonos inoportunamente abiertos y se capta una frase “...empieza tu que eres más conciliador, luego entro yo y doy “dos cañazos”. ¡Cuan novedosa la estrategia de “poli malo-poli bueno”! Se ve que el tandem Alí-Aróstegui tiene bien definidos y asignados sus respectivos papeles. Alí el Conciliador y el otro el del cañazo-coñazo ¡Que originales! Pero esa mete-saca tan burdo acaba desgastándose de tanto usarlo y llegará un momento en el que no se coordinen y al “cañazo” le resulte demasiado “conciliador” y al “conciliador” le resulte demasiado coñazo el “cañazo”, así el tema puede acabar con uno de ellos como el gallo de Morón “sin plumas y cacareando”.

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