El fundador de la ONG catalana ‘Sonrisas de Bombay’,
Jaume Sanllorente, recuerda perfectamente por qué creó la
institución humanitaria que este año le ha alzado como
ganador del XIII Premio Convivencia. “Tuve muy claro que
somos responsables del mundo en el que vivimos porque el
mundo no va a cambiar solo. Cuando vi el orfanato por
primera vez, decidí dejarlo todo y crear ‘Sonrisas de
Bombay’”, se sinceró el, además, periodista y escritor,
quien reconoce haberse sentido ”doblemente orgulloso” cuando
le comunicaron la noticia, no sólo por el galardón, también
“que la comunidad hindú de Ceuta propusiera mi candidatura
en un premio que han obtenido personas a las que admiro,
tales como Vicente Ferrer”.
Pregunta.- La labor humanitaria que está desarrollando la
ONG que usted ha fundado, ‘Sonrisas de Bombay’, ha sido
galardonada con el XIII Premio Convivencia, ¿qué tal ha
tomado la noticia que, además ha conocido mientras realiza
un tour por España?
Respuesta.- Estoy muy, muy contento, y muy honrado porque,
además, personas a las que admiro como Vicente Ferrer o
Adolfo Suárez han recibido este galardón, que no me esperaba
y que, en ningún momento, la organización propuso. Además,
la candidatura llegó de manos de la comunidad hindú de Ceuta
por lo que es doblemente importante para mí ya que personas
de nacionalidad india han propuesto a ‘Sonrisas de Bombay’
para este premio que, sin lugar a dudas, tiene un gran
prestigio.
P.- Curiosamente fueron unas vacaciones las que le
hicieron reflexionar y tomar la decisión de trabajar por los
niños de Bombay, ¿cómo experimentó ese cambio radical de
forma de vida?
R.- Hace ya casi siete años que viajé, por primera vez, a
Bombay, donde conocí un pequeño orfanato que se encontraba
en una situación difícil, entonces, tuve muy claro que todos
somos responsables del mundo en el que vivimos y que si no
hacemos nada nosotros, el mundo no va a cambiar por sí solo.
Somos nosotros los que causamos el futuro de la
civilización, del mundo y de la sociedad, cada uno le pone
un nombre distinto. Entonces tuve muy claro que tenía que
volver a Barcelona, dejar mi trabajo, dejarlo todo,
conseguir el dinero de donde fuera y plantarme en Bombay
para ayudar a que el orfanato siguiera creciendo en forma de
organización, ‘Sonrisas de Bombay’. Siete años después, ha
permitido que aquellos 40 niños de un principio hayan
ascendido a más de 6.000 beneficiarios sobre los que hemos
influido en sus vidas.
¿Cuántas personas se esconden detrás de ‘Sonrisas de
Bombay’?, ¿Voluntarios?
R.- Entre trabajadores directos e indirectos, es decir,
personal, directores de oficina, profesorado y doctores,
unas 300 personas. No trabajamos con voluntarios, es decir,
tenemos voluntarios en España para actos pero no trabajamos
con cooperantes porque cada realidad y contexto es distinto
y Bombay es una ciudad muy desarrollada, con mucho personal
y no hay nada que esté fuera y no esté dentro de Bombay, por
lo que no hay nadie que pueda aportar nada que no esté ya
allí directamente.
P.- ¿Vendrá usted en persona para recoger el galardón que
le ha concedido la ciudad autónoma?
R.- Tenemos que cuadrar fechas porque estoy en plena
promoción de mi última novela, ‘La canción de la concubina’.
Ha sido casual también que, precisamente, que ahora esté en
España con lo cual se intentará coordinar las agendas para
ir yo, personalmente. Creo que lograremos encontrar un día
porque me haría mucha ilusión; sería mi primera vez y qué
mejor que visitar una ciudad por este motivo, un privilegio.
P.- Tras lograr fundar la ONG y responder de esta forma
tan inmediata a la imperiante necesidad que padecían tantos
niños en Bombay, ¿cree que sus metas ya han sido alcanzadas
o se considera ambicioso?
R.- Si la ambición significa llegar a ayudar a más gente,
cubrir a más personas, pues, lógicamente, sí que la ambición
es algo bueno. De todas formas, la ambición, sobre todo en
este plan estratégico para los próximos años de ‘Sonrisas de
Bombay’, consiste más en la calidad que en la cantidad, sin
lugar a dudas. Luego, a nivel personal, al margen de la
organización, soy escritor y periodista, y esta última
novela denuncia, por ejemplo, la lacra del tráfico humano en
Filipinas, en Manila, concretamente. Así que intento también
que mi figura o perfil como periodista sí contribuya siempre
a desenmascarar lacras que, a veces, creemos que no existen
pero sí existen en el mundo y podemos hacer cosas para
impedirlas.
P.- Y en esa tarea que usted mismo se ha encomendado a
través del periodismo para desenmascarar lacras sociales,
¿dónde quedan el riesgo y el miedo?
R.- No tengo miedo pese a haber tenido que ser escoltado por
la Policía durante una época de dos años, cuando escribí
’Sonrisas de Bombay’, ya que estaba amenazado. Lo que más
miedo me da es tener miedo algún día.
P.- ¿Y cómo compatibiliza tener un pie en cada
continente?
R.- En los últimos años casi siempre he estado en India o,
en este anterior, estuve en Filipinas para escribir el
libro. A España vengo muy poco.
P.- ¿Y qué ha visto en Bombay para decidir construir su
futuro tan lejos de los suyos?
R.- Tengo proyecto, básicamente. Lo que no voy a referir,
desde luego, es la tendencia de la prensa a escribir una
imagen más bucólica de que allí se es tan feliz. Para nada
porque Bombay es una ciudad muy dura, con muchísima pobreza,
donde el 60% de sus 20 millones de habitantes sobreviven en
la extrema miseria y, como bonita, no tiene nada. Desde
luego, con mi familia y mis amigos se esta mejor pero bueno,
he asumido un compromiso con mi cargo actual como director
general en la organización que he creado.
P.- ¿Qué siente cuando con un simple gesto, una sonrisa o
una palabra le agradecen su labor?
R.- Una sonrisa no significa que sean felices. Sonríen
porque tienen otro concepto y son mejor educados que
nosotros, la verdad; más corteses, no están tan adulterados
por muchas cosas y la prueba es, precisamente, que el indio
de clase media o alta sonríe muy poco y está demostradísimo.
Entonces cabe plantearse por qué una persona con menos
dinero es más educada, en muchos casos, que una persona con
más poder adquisitivo.
P.- ¿Le gustaría enviar un último mensaje a los ceutíes?
R.- Simplemente, que estoy muy contento con este premio, en
el que además nos han propuesto personas indias, que para mí
es un honor, y que, lo más seguro, es que sea yo el que vaya
a recogerlo personalmente. Además, nos viene muy bien este
premio en un año en el que la crisis nos está afectando a
todos y a este sector también, con lo cual, que se haya
decidido mantener la misma cuantía, nos va de maravilla.
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