Sus hábitos elementales no han variado desde que Carlos
Amigo Vallejo (1934, medina de río seco, valladolid) se
ordenó como franciscano. Hoy, como cardenal y con los
títulos asimismo de arzobispo de Sevilla y Tánger, conserva
la costumbre de rezar y estudiar por las mañanas, la mejor
forma de empezar el día para un eclesiástico cercano,
conocido entre otras cosas por su lucha para la integración
de la mujer en la vida cofrade de la ciudad de Sevilla.
Conocedor de la realidad ceutí, tras haber vivido en Tánger
durante ocho años, ayer regresaba a Ceuta para participar en
un evento organizado por la Hermandad del Triunfo como
conferenciante y entregar el premio ‘Haciendo Hermandad’ a
Fernando Galindo.
Pregunta.- Viene a Ceuta a hablar sobre el presente y el
futuro del sentimiento cofrade, ¿en qué punto cree que se
encuentra éste ahora y hacia dónde va?
Respuesta.- Mi conferencia se basa sobre todo en una
reflexión sobre todos los temas que nos preocupan y cómo hay
que responder a estos retos. Una forma es cruzarse de brazos
y otra responsabilizarse desde la actitud de fe. Después de
ese análisis buscaremos respuesta a preguntas como ¿Qué son
las cofradías? ¿qué valores tienen? La tesis de esta
conferencia sería ¿Con estos valores hacemos lo suficiente?
P.- Estas cofradías, en su opinión, ¿hacen suficiente?, ¿Van
por el camino adecuado?
R.- Siempre piensa uno que todos podemos hacer más de lo que
hacemos. En el caso de las hermandades hay que reconocer el
esfuerzo que hacen. Cada vez son más conscientes de que
pertenecer a una hermandad es más que salir en una procesión
en Semana Santa. Tienen que ser ellas mismas, son
hermandades de culto pero también salen a la calle y no solo
a la procesión. Forman parte de la vida pública como
personas de a pie y tienen unas responsabilidades que deben
ser conformes a su fe cristiana, para esto surgieron y deben
ser un apoyo para poder ser mejor cristiano.
P.- Haciendo análisis de la situación actual del
cristianismo, ¿llega a afectar a la fe la crisis económica y
política en la que vivimos?, ¿Se habla en el seno de la
Iglesia de estos cambios?
R.- La Iglesia no es indiferente a todo esto, está formada
por personas que viven en este mundo y que los domingos
vienen a misa, pero vienen de la calle y por tanto saben los
problemas que hay. La Iglesia no solo aspira a tener más
creyentes, sino que quiere ayudar y en esta ciudad, por
ejemplo, no mira a nadie el carnet. Si alguien está pasando
hambre da igual que sea cristiano, judío, musulmán o ateo.
La respuesta de los cristianos en esta crisis está
aumentando muchísimo, a la par que aumentan las personas que
necesitan ayuda. Se está ayudando de manera cercana y
eficaz, responsable. Por ejemplo en el movimiento del 15-M
veo que se está actuando de forma responsable buscando más
participación, pidiendo que los políticos dejen de mirarse
unos a otros, sino que juntos miren al pueblo. Esto lo
compartimos, aunque hay otras cosas menos definidas sobre
las que habría que esperar a ver cómo se desarrollan.
P.- Acaban de presentar el libro ‘Un fraile vestido de
cardenal’, cuyo autor afirma que usted no tiene tapujos a la
hora de hablar de cualquier tema. ¿Se siente plenamente
libre de expresar cualquier opinión, incluso si no coincide
plenamente con algún precepto de la Iglesia?
R.- Mi opinión es libre, en aquello que es opinable, aquello
que para mi es dogma de fe es inflexible, yo quiero ser fiel
a la ley de la Iglesia, la ley de Dios y el Evangelio de
Cristo. Pero fuera de esto hay muchas cosas opinables y me
sitúo allá donde pienso que está mi conciencia.
P.- ¿Alguna vez ha expresado alguna opinión que le haya
generado algún problema?
R.- Sí, por ejemplo en la participación de la mujer en la
vida pública, pero las personas que expresamos públicamente
nuestras opiniones tenemos que aceptar también la crítica.
Es muy lógico que se pueda pensar de forma diferente y
siempre me he sentido muy libre.
P.- Ha opinado sobre temas como la eutanasia, el aborto...
¿se ha pronunciado sobre la homosexualidad?, ¿piensa que la
Iglesia va a aceptar esto dentro de su seno?
R.- No se trata de la condición de las personas, sino de la
conducta moral de cada uno. ¿Por qué a unas personas le
gusta una cosa y a otras otra? La Iglesia no juzga, si
biológicamente una persona tiene una tendencia o la otra,
pero tiene su evangelio y de ahí emanan los principios
morales.
P.- El título de este libro recién presentado le lleva a sus
inicios como sacerdote franciscano, ¿Recuerda aquellos
momentos, cuando recibió ‘la llamada’?
R.- Mi vocación fue de alguna forma por contagio. Vinieron
unos franciscanos a donde vivía y me gustó su forma de
vivir. Algo me hizo ir con ellos. Mis padres me habían
transmitido ya el cristianismo coherente de su fe y todo eso
parece que pasa desapercibido, pero te va formando.
P.- Tras más de cincuenta años en el sacerdocio, ¿lo ve como
un trabajo, una vocación, un acto de fe?
R.- Es indiscutiblemente una llamada de Dios.
P.- Ha vivido en Tánger, Sevilla, Roma... ¿De dónde guarda
un recuerdo de haber ayudado más o de haber recibido más
ayuda?
R.-Son situaciones distintas, pero tengo muy metido el
recuerdo de Marruecos. Aprendí mucho de los cristianos, los
musulmanes y la convivencia. Aquello me influyó mucho, y me
hizo ver el sentido de la universalidad de la Iglesia.
P.- Teniendo en cuenta su apretada agenda, ¿cuándo reza?
R.- Desde siempre, por la mañana.
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La opinión libre y sin censura del cardenal Amigo, en ‘Un
fraile vestido de Cardenal’
El cardenal Carlos Amigo Vallejo
(Medina de Río Seco, Valladolid, 1934) ha dedicado ya más de
la mitad de su vida al sacerdocio, desde que fue ordenado en
agosto de 1960 y pasando por su proclamación en 2003 como
cardenal por Juan Pablo II. Las experiencias acumuladas
durante su trayectoria, que le ha llevado desde España a
Marruecos, Italia o Suiza, aparece resumida en el libro ‘Un
fraile vestido de Cardenal’, una recopilación de
conversaciones con el eclesiástico, que se sincera al
periodista Luis E. Lara Lomas. En el libro, presentado este
mismo mes en Barcelona, el Cardenal responde a cuestiones
actuales sobre la fe y la razón, el diálogo interreligioso,
el lugar de Dios en el mundo actual o el escándalo de los
abusos sexuales, entre otros temas.
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