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sociedad - SÁBADO, 11 DE JUNIO DE 2011


cardenal Carlos Amigo Vallejo. f. raso.

CARLOS AMIGO / ARZOBISPO EMÉRITO DE SEVILLA
 

«La Iglesia está respondiendo
a la crisis de manera cercana,
eficaz y responsable »

El cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, analiza el presente
y el futuro de la cristiandad en su visita
a Ceuta con motivo de la entrega del
primer premio ‘Haciendo Hermandad’
 

CEUTA
Cristina Rojo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Sus hábitos elementales no han variado desde que Carlos Amigo Vallejo (1934, medina de río seco, valladolid) se ordenó como franciscano. Hoy, como cardenal y con los títulos asimismo de arzobispo de Sevilla y Tánger, conserva la costumbre de rezar y estudiar por las mañanas, la mejor forma de empezar el día para un eclesiástico cercano, conocido entre otras cosas por su lucha para la integración de la mujer en la vida cofrade de la ciudad de Sevilla. Conocedor de la realidad ceutí, tras haber vivido en Tánger durante ocho años, ayer regresaba a Ceuta para participar en un evento organizado por la Hermandad del Triunfo como conferenciante y entregar el premio ‘Haciendo Hermandad’ a Fernando Galindo.
Pregunta.- Viene a Ceuta a hablar sobre el presente y el futuro del sentimiento cofrade, ¿en qué punto cree que se encuentra éste ahora y hacia dónde va?

Respuesta.- Mi conferencia se basa sobre todo en una reflexión sobre todos los temas que nos preocupan y cómo hay que responder a estos retos. Una forma es cruzarse de brazos y otra responsabilizarse desde la actitud de fe. Después de ese análisis buscaremos respuesta a preguntas como ¿Qué son las cofradías? ¿qué valores tienen? La tesis de esta conferencia sería ¿Con estos valores hacemos lo suficiente?

P.- Estas cofradías, en su opinión, ¿hacen suficiente?, ¿Van por el camino adecuado?

R.- Siempre piensa uno que todos podemos hacer más de lo que hacemos. En el caso de las hermandades hay que reconocer el esfuerzo que hacen. Cada vez son más conscientes de que pertenecer a una hermandad es más que salir en una procesión en Semana Santa. Tienen que ser ellas mismas, son hermandades de culto pero también salen a la calle y no solo a la procesión. Forman parte de la vida pública como personas de a pie y tienen unas responsabilidades que deben ser conformes a su fe cristiana, para esto surgieron y deben ser un apoyo para poder ser mejor cristiano.

P.- Haciendo análisis de la situación actual del cristianismo, ¿llega a afectar a la fe la crisis económica y política en la que vivimos?, ¿Se habla en el seno de la Iglesia de estos cambios?

R.- La Iglesia no es indiferente a todo esto, está formada por personas que viven en este mundo y que los domingos vienen a misa, pero vienen de la calle y por tanto saben los problemas que hay. La Iglesia no solo aspira a tener más creyentes, sino que quiere ayudar y en esta ciudad, por ejemplo, no mira a nadie el carnet. Si alguien está pasando hambre da igual que sea cristiano, judío, musulmán o ateo. La respuesta de los cristianos en esta crisis está aumentando muchísimo, a la par que aumentan las personas que necesitan ayuda. Se está ayudando de manera cercana y eficaz, responsable. Por ejemplo en el movimiento del 15-M veo que se está actuando de forma responsable buscando más participación, pidiendo que los políticos dejen de mirarse unos a otros, sino que juntos miren al pueblo. Esto lo compartimos, aunque hay otras cosas menos definidas sobre las que habría que esperar a ver cómo se desarrollan.

P.- Acaban de presentar el libro ‘Un fraile vestido de cardenal’, cuyo autor afirma que usted no tiene tapujos a la hora de hablar de cualquier tema. ¿Se siente plenamente libre de expresar cualquier opinión, incluso si no coincide plenamente con algún precepto de la Iglesia?


R.- Mi opinión es libre, en aquello que es opinable, aquello que para mi es dogma de fe es inflexible, yo quiero ser fiel a la ley de la Iglesia, la ley de Dios y el Evangelio de Cristo. Pero fuera de esto hay muchas cosas opinables y me sitúo allá donde pienso que está mi conciencia.

P.- ¿Alguna vez ha expresado alguna opinión que le haya generado algún problema?

R.- Sí, por ejemplo en la participación de la mujer en la vida pública, pero las personas que expresamos públicamente nuestras opiniones tenemos que aceptar también la crítica. Es muy lógico que se pueda pensar de forma diferente y siempre me he sentido muy libre.

P.- Ha opinado sobre temas como la eutanasia, el aborto... ¿se ha pronunciado sobre la homosexualidad?, ¿piensa que la Iglesia va a aceptar esto dentro de su seno?


R.- No se trata de la condición de las personas, sino de la conducta moral de cada uno. ¿Por qué a unas personas le gusta una cosa y a otras otra? La Iglesia no juzga, si biológicamente una persona tiene una tendencia o la otra, pero tiene su evangelio y de ahí emanan los principios morales.

P.- El título de este libro recién presentado le lleva a sus inicios como sacerdote franciscano, ¿Recuerda aquellos momentos, cuando recibió ‘la llamada’?

R.- Mi vocación fue de alguna forma por contagio. Vinieron unos franciscanos a donde vivía y me gustó su forma de vivir. Algo me hizo ir con ellos. Mis padres me habían transmitido ya el cristianismo coherente de su fe y todo eso parece que pasa desapercibido, pero te va formando.

P.- Tras más de cincuenta años en el sacerdocio, ¿lo ve como un trabajo, una vocación, un acto de fe?

R.- Es indiscutiblemente una llamada de Dios.

P.- Ha vivido en Tánger, Sevilla, Roma... ¿De dónde guarda un recuerdo de haber ayudado más o de haber recibido más ayuda?


R.-Son situaciones distintas, pero tengo muy metido el recuerdo de Marruecos. Aprendí mucho de los cristianos, los musulmanes y la convivencia. Aquello me influyó mucho, y me hizo ver el sentido de la universalidad de la Iglesia.

P.- Teniendo en cuenta su apretada agenda, ¿cuándo reza?

R.- Desde siempre, por la mañana.

 


La opinión libre y sin censura del cardenal Amigo, en ‘Un fraile vestido de Cardenal’

El cardenal Carlos Amigo Vallejo (Medina de Río Seco, Valladolid, 1934) ha dedicado ya más de la mitad de su vida al sacerdocio, desde que fue ordenado en agosto de 1960 y pasando por su proclamación en 2003 como cardenal por Juan Pablo II. Las experiencias acumuladas durante su trayectoria, que le ha llevado desde España a Marruecos, Italia o Suiza, aparece resumida en el libro ‘Un fraile vestido de Cardenal’, una recopilación de conversaciones con el eclesiástico, que se sincera al periodista Luis E. Lara Lomas. En el libro, presentado este mismo mes en Barcelona, el Cardenal responde a cuestiones actuales sobre la fe y la razón, el diálogo interreligioso, el lugar de Dios en el mundo actual o el escándalo de los abusos sexuales, entre otros temas.
 

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