Algunos de los participantes del curso del SPEE de
‘Elaborador de Productos Precocinados y Cocinados’ han
denunciando que el curso ha sido una “estafa” ya que no han
recibido la formación que esperaban. Sin embargo, los
organizadores de este programa defienden que no sólo se ha
enseñado todos los conocimientos que se recogían en el
programa, sino que incluso se ha incrementado dado que en el
primer tramo de este curso hubo un problema con la docente,
que al parecer no estaba capacitada para impartir la parte
práctica. Tras las quejas de los participantes, se sustituyó
a la docente por una cocinera del restaurante.
Tras seis meses de clases, tanto teóricas como prácticas,
son varios los alumnos del curso ‘Elaborador de Productos
Precocinados y Cocinados’ financiado por el Servicio Público
de Empleo Estatal (SPEE) que se sienten “decepcionados y
estafados”. “Hemos pelado muchas patatas pero no hemos
aprendido nada”, ese es el resumen que hacen Omar Mouatakef,
Menez Ayat y Najia Bensafy de las 500 horas de clase que han
recibido en ‘El Sarao’. Sin embargo, desde el restaurante
defienden que “precisamente este ha sido un curso que ha
salido bordado”, según explica Luis Márquez, su responsable.
La empresa hostelera ‘Marquez y Asociados S.L.’ ha sido la
encargada de ofrecer este programa de formación en el que
los alumnos tenían que aprender tanto en el plano teórico
como práctico el manejo de las herramientas en la cocina y a
preparar platos precocinados y cocinados, así como técnicas
para su conservación. El restaurante obtuvo esta concesión a
través de un concurso convocado por el SPEE y que concluyó
con la adjudicación a la empresa de subvenciones para cuatro
cursos de formación. En concreto, el ciclo al que asistieron
Omar, Menez y Najia recibió una ayuda de 55.080 euros, que
los alumnos no han visto invertidos en su formación. “No
teníamos material para cocinar y cuando compraron
instrumentos lo hicieron de baja calidad”, explica Omar. El
es uno de los alumnos que ha decidido denunciar las
“irregularidades” de este curso. Para ello ya ha redactado
un escrito, que ha puesto en conocimiento de este diario, en
el que expone sus quejas y que el martes llevará hasta la
oficina del SPEE.
Durante el programa, estos alumnos dicen haber encontrado
varios motivos de descontento. “Cuando empezamos el curso la
profesora, Aurora, cumplía con todos los requisitos. Si
llegabas quince minutos tarde no podías firmar la hoja de
asistencia y controlaba que nadie lo hiciera por otros
compañeros. En la cocina ella nos enseñaba lo que teníamos
que hacer pero no había materiales, alimentos ni
instrumentos para cocinar, por ello, pedía las herramientas
necesarias para podernos enseñar porque estabamos perdiendo
el tiempo”, narra Menez.
El problema, la profesora
Mientras, la empresa argumenta que fue precisamente esta
docente la que causó los problemas iniciales en el curso.
“La profesora estaba encargada de la parte teórica y no
tenía ni idea de la práctica, no se desenvolvía. En cuanto
nos dimos cuenta de que no estaba a la altura se paralizó el
curso durante varios días hasta que contratamos a otra
profesora”, aclara Márquez.
Pero la falta de medios no es lo único por lo que se sienten
indignados estos alumnos que se quejan del estado de las
aulas. “En las clases no se podía poner la calefacción
porque se iba la luz”, explica esta alumna que confesaba que
se “moría de frío” en el aula. “Mis compañeros saben que me
tenía que llevar una manta de mi casa para abrigarme las
piernas”, añade.
Además, los días de lluvía los alumnos compartían clase con
los cubos que tenían que instalar para recoger el agua que
se filtraba por las “goteras del techo” según cuenta Omar.
Una deficiencia que la empresa reconoce y ante la que aclara
que tras el primer día de lluvía en el que hubo goteras “se
arregló rápidamente”, confirma Márquez.
Suspenso por los alumnos
Por todos estos problemas, los alumnos calificaron de forma
“negativa” el primero de los tres cuestionarios que el SPEE
pasa a los alumnos de sus cursos de formación para evaluar
su funcionamiento. “Dijimos la verdad, que no había
materiales y que estábamos en malas condiciones en clase”.
Como consecuencia, los responsables del curso compraron
materiales y despidieron a la profesora y en su puesto
pusieron a una de las cocineras del restaurante, Inés. Es
ella misma la que ha confirmado que en el curso se
elaboraban productos “a diario”.
Otra de los participantes de este curso, María Ángeles
Aranda, que tras las clases ha sido una de las tres
contratadas por la empresa, ratificó que se han realizado
numerosas prácticas en las que han “aprendido mucho”. Eso
sí, después de que se fuera la primera profesora. “Al
principio no aprendimos nada, en el momento en el que nos
cambiaron de profesora hemos aprendido a mantener cosas al
vacio, precocinado y cocinado”, señala esta alumna.
Sin embargo, tanto Menez, como Najia y Omar aclaran que se
han limitado a “cortar patatas, cebolla, zanahoria y a hacer
bizcochos y magdalenas”. “Se han aprovechado de nosotros,
porque ellos han invertido en material para los banquetes de
comuniones que tenían centradas en mayo”, expone Menez, ya
que el período de sus prácticas se hizo coincidir con el mes
pasado, cargado de celebraciones, según cuentan.
Ahora, los 10 alumnos del curso han finalizado sus prácticas
y el martes recibirán el diploma que acredite los
conocimientos que han adquirido o, al menos, que deberían,
pues según Menez sólo han hecho repostería para desayunar
por las mañanas. “Me arrepiento porque he perdido el tiempo
y me da vergüenza no saber las cosas a pesar de tener el
título”, expresa esta chica. Mientras, María Ángeles niega
que se hayan encontrado en malas condiciones durante las
clases o que no se impartiera la materia. También su tutora,
Inés, que por último recuerda que los trabajadores del SPEE
los sometían a controles semanales, tanto de asistencia como
de calidad, ante lo que es “imposible” que no se hayan
impartido las clases de forma correcta.
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