Este periódico que le da “asco” a Aróstegui y al que han
pretendido insultar otros llamándole “panfleto municipal” ha
seguido en solitario el problema de los vecinos del
Quemadero. Ciudadanos españoles a los que les han tirado los
árboles frente a su casa a base de palas excavadoras dentro
de unas obras mastodónticas que veremos dónde acaban y cómo
acaban. Nuestros potenciales insultadores, subvencionados
con dinero público en muchos casos, han mirado para otra
parte, y ¿saben por qué?, muy sencillo, porque detrás de
estas obras con problemas humanos están la Delegación de
Gobierno y la Ciudad autónoma. Este “panfleto municipal que
da asco” ha seguido con su información no sin problemas.
Hoy, al menos, podemos decir que las instituciones y los
vecinos ya buscan un lugar de encuentro común basado en el
diálogo y la comprensión mutua que sirva para tratar de
solucionar los problemas y las discrepancias. Suficiente.
Suficiente, porque los vecinos son conscientes de que tanto
la Delegación como el Gobierno autónomo tienen limitaciones
presupuestarias y operativas; y las instituciones, por su
parte, son conscientes de que los residentes, ciudadanos
españoles, tienen un problema. Con eso ya basta. Los
periodistas de esta casa damos “asco” a Aróstegui y puede
ser porque hemos ido varias veces a ver los problemas de
esta gente como la falta de contenedores de basura y la
necesidad que tienen de apilarla en una esquina, y eso nos
deja mal olor en la ropa. También puede ser porque hemos
caminado por las obras llenándonos de polvo para certificar
cómo las máquinas se habían cargado la tubería central de
abastecimiento de agua del Príncipe. También daremos “asco”
porque los periodistas de esta casa hemos entrado a ver los
lugares donde duermen los pocos niños del lugar, unos
rincones indecentes marcados por la pobreza. Por el
contrario Caballas tuvo la desfachatez de mandar a dos
personas a pedirles el voto para estas elecciones, voto que
ellos han ejercido y no les voy a decir a quién fue a parar,
y ni han aparecido por el lugar. Tampoco me extraña la
ausencia de Septen Nostra, subvencionados por la Delegación
de Gobierno y la Ciudad Autónoma y que ni siquiera han
pasado a ver el terrible impacto medioambiental de la zona.
Quizás porque por allí no existe ninguna ‘lapa ferruginea’
de la que se pueda hacer el estudio pertinente para
facturarlo o dar, como ayer, en el Salón de actos del
Ayuntamiento conferencias tituladas ‘Lapas amenazadas del
litoral ceutí: biología, ecología y conservación’ y otra que
sonaría a broma si yo no escribiera esto en serio y cuyo
título era el siguiente: ‘¿Cuánto conocemos de nuestra
biodiversidad? El ejemplo de los escarabajos de las ruinas
de la región de Ceuta’.
Apenas han pasado quince días después de las elecciones y ya
se puede ver la tendencia: por un lado quitar la subvención
a la AD Ceuta para pasarla al estudio del ‘escarabajo
pelotero’ para ver si nos sale un escarabajo canterano tipo
Messi y cruzarle posteriormente con una lapa ferruginea
subvencionada. También decirle a Aróstegui que los de las
excavadoras que tiran los árboles ceutíes en medio del mayor
de los silencios de algunos de sus palmeros mediáticos los
nombrará él con la subvención complementaria
correspondiente.
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