Aquí no hay terreno que se salve,
y el libro no iba a ser la excepción en la crisis que nos
afecta.
Y ello se ha notado, ¡de qué manera!, en la Feria del Libro
que acaba de terminar. La Feria del Libro del 2011 ha
cerrado tan herida como puede estar cualquiera otra parcela.
Hoy, hay que reconocerlo, la lectura no es lo que más se
lleva y el hecho de poder acceder a libros y periódicos, por
otros métodos que no sean tocando papel, hace que las ventas
se vayan reduciendo a pasos gigantescos.
Y hay más, los últimos años, en la etapa de bonanza, los
libros, sus precios, se habían disparado de una forma que
les hacia casi inaccesibles.
Ahora, pues, hay que apretarse el cinturón y los libreros
están siendo unos de los que más lo están soportando.
Cuando el sábado echaba el cierre la Feria del Libro 2011,
tanto libreros como editores coincidían en algo, “ni
nosotros hemos podido esquivar esta penuria que rodea al
mundo que estamos viviendo” .
Lo más atractivo de la Feria, viéndolo desde fuera, estuvo
en los espectáculos que se dieron en torno a ella, con
representaciones teatrales del tipo ”4 alas entre el cielo y
el mar” o “ Llegó el cartero”, actos atractivos para todos,
pero más atractivos, aun, por ser gratis.
Es cierto que no ha hecho más que bajar las persianas de la
feria, pero aun así todos miran hacia la misma parte y los
libreros, casi prefieren no comenzar a hacer ese balance
final, por cuanto las apariencias les llevan a destacar que
este año las ventas han sido mucho más bajas de las de años
anteriores.
En esta ocasión la Feria del Libro inauguraba lugar de
asentamiento y durante una semana larga estuvo ubicada en la
nueva plaza del Revellín.
La presentación de los libros, también tuvo un nuevo lugar,
los salones del Hotel Ulises, donde se han presentado ocho
libros con temáticas muy variadas.
Y los políticos, como siempre, mirando al cielo o al sol
naciente, sin ver la “costalada” que uno se puede dar si no
mira para ver lo que hay debajo de sus pies, por lo que
Mabel Deu se quedaba en las ramas al resaltar las muchas
personas que habían visitado la Feria, pero lo que parece
que olvidaba Mabel Deu es que aquí no consiste en que vayan
muchos “mirones” o simples espectadores, sino muchos
compradores, única razón de ser para libreros y editores.
Y como todo cambio de lugar ocasiona desconcierto, aquí sí
estaba acertada Deu, cuando dice que “al haberse cambiado la
ubicación quizás se haya desorientado algo a la población”.
Había, pues, otra dificultad, no había habido tanta
clientela como parecía y había habido una pésima
organización y orientación, algo que no se les escapa a los
libreros que ya han transmitido a la consejera que para
futuras ediciones se intente señalizar de una forma más
llamativa la entrada al recinto ferial, del Revellín.
En los resultados finales de la Feria habrá que ver lo que
se dice en próximas reuniones, tal como el presidente de la
Asociación de Libreros de Ceuta comenta:”Estamos a expensas
de reunirnos para comprobar las ventas, pero la sensación
general es que la Feria ha sido bastante peor que en años
anteriores, aunque sí haya habido mucha presencia de
público”.
Una actividad más, afectada por la crisis y no es algo de
poca importancia, es la Feria del Libro.
|