Hemos organizado una comida de
amigos. El principal ingrediente de los primeros platos es
el PEPINO.
Hasta ahora ninguno ha sido invadido por E.Coli. Aunque nos
hayamos empachado de verduras y frutas.
Un cuento más para vivir del cuento, léase indemnizaciones y
subvenciones, con las que tener atado al país con la correa
perruna de la economía dependiente.
No veo diferencia alguna en que la ministra de Asuntos
Exteriores diga que la crisis del pepino no afecta las
relaciones bilaterales con Alemania… ni con Marruecos en el
tema de Ceuta y Melilla.
Es una cantinela que se está convirtiendo en lema de
cobardía. Se es o no se es. Hay que dejar las cosas claras.
No podemos tolerar que nos consideren chupatintas de tres al
cuarto. Ni mucho menos soplapollas.
Como siempre, sea el gobierno que sea, tienen que agachar la
cabeza, abatir las orejas hacia atrás y… del rabo no diga
nada.
Tan desproporcionado ha sido el sibilino ataque alemán a
nuestra economía que el mordisco ha sido enorme. No sólo al
pepino.
Encima les damos las gracias. ¿No te jode?
Esta política europea, sobre todo la germano-francesa,
recuerda con mucho a la que realizaban los ‘gans’
chicagüenses en los años treinta.
Aunque por entonces se estilaba el alcohol. Ahora son
productos de huerta.
Bueno, estemos tranquilos. Nos sobran pepinos.
Me duele la rodilla derecha, a pesar de que la lesión que
tuve cuando jugaba al fútbol está en la izquierda, no por
eso voy a presumir de tener la rodilla como la de nuestro
rey.
Por lo menos, en mí no se ceba la prensa. Ni siquiera la
amarilla.
¿A qué viene tanto cuento con la rodilla del rey? ¿No
podemos dejarla como una simple artrosis, artritis u
osteoartritis? ¿Es que el rey es inmune a la edad por ser
rey?
Con razón o sin ella tiene que estar enfadado con cierta
prensa el rey Juan Carlos I, que por otro lado da nombre a
cierto colegio ceutí donde mantienen a un grupo específico
de alumnos en plena ignorancia.
El estilo mórbido de cierta prensa del país pone negro al
rey, aunque no lo coloca en jaque.
Los achaques de la edad tardía no se pueden evitar. La
estructura humana es tal como está construida. Igual que los
edificios. El tiempo no suele perdonar.
Colocar por delante del rey negro a sus peones, para que lo
defiendan de las amenazas de las piezas blancas, es
corriente en el juego del ajedrez (chess para los
entendidos), que se transforman en meras e inútiles excusas
cuando son comunicados institucionales.
Esto no es una falta de respeto a nuestro rey por mi parte.
Las cosas como son.
Os habéis fijado en las imágenes del rey durante los actos
militares de Málaga. El tic de la cabeza real lo dice todo.
Es lo que digo.
Realmente me duele la rodilla derecha, aunque la lesión la
tuviera en la izquierda. No me avergüenza decirlo. Ya
sabemos que la edad no perdona, desde luego.
No es que me considere, aún, un anciano, pero prevenir es lo
lógico. ¿No?
Lo malo es que estoy tan convencido en que saltaré a la
popularidad cuando haya fallecido. Antes no. Por eso mismo
diré que no me hagan honores, ni premios, ni concesiones
‘post-morten’… ¿de qué me van a servir?
En la puta tierra solo estarán los gusanos y demás
vermiformes. Encima me comerán.
En fin, la vida sigue, yo también.
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