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sociedad - LUNES, 6 DE JUNIO DE 2011


Erika Moreno y Franci Valero. suso.

CRÓNICA / ENLACE MATRIMONIAL
 

Bienvenidos a la primera boda submarina de Ceuta

Franci Valero y Erika Moreno se dieron ayer el ‘Sí, quiero’ (‘Sí, acepto’, en realidad) dentro del agua, una iniciativa que pusieron en marcha hace unos meses y en la que han querido predicar con el ejemplo
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Bienvenidos al fondo del mar”, anunciaba un cartel (por supuesto, plastificado) debajo del mar. Lo sostenía Antonio, el ‘cura’, y amigo de la pareja. Franci Valero y Erika Moreno, coordinadores de las actividades del centro de buceo de Ceuta ‘Diving Center’ se dieron ayer el ‘Sí, quiero’ (en realidad se dijeron ‘Sí, acepto’) a doce metros de profundidad bajo el mar, a aproximadamente un cuarto de milla de la playa de Benítez, cerca de donde se ubica la desaladora.

Las bodas submarinas son una opción que ya se practica en Tailandia y en Mallorca y que Erika pensó hace unos meses que sería una buena opción realizarlas en Ceuta. A Franci le pareció una buena idea y para predicar con el ejemplo, ellos mismos han decidido ser los primeros en protagonizar esta boda simbólica (el sábado realizaron el enlace oficial, casándose en el Juzgado). Y a pesar de los nervios, han salido “muy contentos”. “Era complicado organizar a tanta gente debajo del mar, pero al final ha salido muy bien”, explicaba el novio tras el enlace.

Por el poder de Neptuno

Ocho barcos, con unas sesenta personas, salieron del Puerto Deportivo sobre las diez y media de la mañana. No faltaron los trajes de gala, aunque eso sí, colocados encima del neopreno. A las once y cuarto de la mañana, los novios, ella con velo y ramo de flores, y él con pajarita blanca; el cura y una treintena de invitados se lanzaron al mar. “Por el poder que me otorga Neptuno”, dijo Antonio e inició la ceremonia. Los novios, en lugar de anillos, se intercambiaron sendas medallas de la virgen del Carmen.

No hubo arroz, pero sí sidra, para brindar por los recién casados, y también beso a la novia. Después, volvieron a salir a la superficie para reencontrase con el resto de invitados al evento. “Ha sido una boda muy divertida”, explicaba Jorge, el patrón de una de las embarcaciones y testigo del enlace. “Cuando han sacado carteles como el de ‘Dejar de moveros ya, ¿no veis que se enturbia todo?’ o ‘Por favor, apaguen sus teléfonos móviles’ nos hemos hartado de reir”, añadía. En la barca le esperaba su novia, Nayra, que aseguraba que ella no se casaría debajo del mar ni en broma. “Si Jorge quiere, yo le digo que sí por vídeoconferencia”, anotaba ella.

El lanzamiento de una bengala desde uno de los barcos daba por concluida la boda. Una vez de vuelta a tierra, los novios, ya como marido y mujer, han ofrecido un banquete a todos los asistentes en la puerta del centro de buceo, en el Poblado Marinero, en el que no ha faltado ni paella, ni callos ni cervezas. Ahora ya sólo esperemos que el amor les dure mucho, también sobre la tierra.
 


¿Alguien más se anima?

La propuesta del centro de buceo ‘Diving Center’ consiste en ofrecer un paquete turístico que tenga como eje central la opción de casarse bajo el mar, una boda para expertos submarinistas, pero también para novatos con ganas de probar aventuras nuevas, ya que la actividad incluye a dos instructores de buceo y todos los materiales necesarios. Si los novios ya saben bucear, la ceremonia se celebrará a doce metros de profundidad, frente a la imagen de la virgen del Carmen.
Si, por el contrario, la pareja no ha buceado nunca, en los días previos a la ceremonia, se les realizará un ‘bautismo’, es decir, el certificado de buceo que permite sumergirse en el mar con toda seguridad.
Primero harán una prueba previa en piscina, y después en el mar, a fin de que el día de la boda, los nervios por dejar la soltería sean los únicos que acompañen a la pareja. En ese caso, la inmersión tendrá que ser a tres metros de profundidad.
Erika Moreno y Franci Valero han sido los primeros. Ahora esperan que cunda el ejemplo y la gente se anime a casarse bajo el mar.
 

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