Como señala Ortega y Gasset, “la
palabra es un sacramento de muy delicada administración”. De
ahí por ejemplo que en la Unión Europea como es sabido se la
cojan con papel de fumar, por decirlo coloquialmente, a la
hora de redactar algún comunicado oficial previa y
arduamente consensuado. Las relaciones de la UE con sus
países vecinos afectan, primeramente, a aquellos de sus
miembros que mantienen un contacto geográfico con éstos,
como son los estados de Europa del Este, Mediterráneo
Oriental y Mediterráneo Occidental. En ésta última región
destaca sin lugar a dudas, por vicisitudes de todo tipo, el
moderno Reino de Marruecos quien, además, mantiene una
compleja relación con un importante país europeo anclado en
el flanco sur de la UE, la vieja España.
A varias bandas, Marruecos exige por un lado que la UE se
posicione reconociendo sin ambages su ocupación del antiguo
Sáhara Occidental, las hoy “Provincias del Sur” que gusten o
no forman parte de facto del Estado marroquí y esa es
también otra insoslayable realidad. A la vez y con
rocambolescos episodios, propios a veces de conflictos de
baja intensidad (CBI), Marruecos no deja de tensar la cuerda
con Europa a través de España, parte de cuyo territorio
soberano en África (las ciudades de Ceuta y Melilla) no deja
de reclamar, un día sí y otro también, aun a sabiendas de
que no están contemplados bajo ningún sentido por la
legislación internacional como territorio sujetos a
descolonización, como si ocurre al contrario con Gibraltar o
el mismo Sáhara Occidental. Lo que no deja de ser otra
realidad insoslayable. Digo.
¿Y donde estamos ahora mismo…?. Pues con una gran noticia
que nos adelanta en su portada del pasado miércoles 1 de
junio el diario “Le Soir”. Implícitamente… ¡el Reino de
Marruecos podría reconocer al fin la soberanía española
sobre Ceuta y Melilla!. ¡Y en base a una sucinta y eventual
declaración de la Unión Europea sobre el Sáhara…!. Les
explico el razonamiento, pues está cargado de lógica y hay
que sacarle partido: la alta representante de la Unión
Europea Catherine Ashton, habría reconocido la última semana
ante el Parlamento europeo la soberanía de Rabat sobre el
Sáhara en base a la “pujanza administrativa” marroquí. Para
ser más exactos, en las negociaciones sobre el Acuerdo
Agrícola entre las dos partes, Ashton considera que la
producción agrícola y de pesca procedentes de las
“Provincias del Sur” (antiguo Sáhara Occidental, territorio
en litigio bajo el Derecho Internacional) deben de ser
reconocidas por la UE como “producciones marroquíes”, pues
siguiendo a la señora Ashton “El Sáhara Occidental es un
territorio no-autónomo y Marruecos es la pujanza
administrativa de facto”. ¡Fantástico!, ¿cómo no van a estar
contentos en Rabat?. Solo un detalle y el silogismo
resultante es impecable: Marruecos entró en el Sáhara de
aquella manera que todos sabemos en 1975… En estos años hubo
sus más y sus menos pero bueno, vale: pulpo animal de
compañía. De 1975 a 2011, me salen por la cuenta de la vieja
35 años de “pujanza administrativa” según la alta
representante europea de la que, según Rabat, se derivaría
su soberanía sobre los territorios saharianos. Bien, no digo
nada. Pero… ¿cuántos años, varios siglos digo, lleva España
como “pujanza administrativa” en Ceuta y Melilla… Echen
cuentas. Pro quo. Lo que vale para uno vale para lo otro.
¡Gracias Catherine Ashton, gracias Rabat!. Tranquilo y feliz
me quedo, miel sobre hojuelas. Con estos mimbres (mi
felicitación amigos marroquíes si el documento de Catherine
Asthon acaba ratificándose en Estrasburgo)… “balakalofi”:
¡Ceuta y Melilla españolas!. Visto.
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