Sé que hay propensión a reaccionar
a favor de cualquier Fulano que esté siendo sometido a
críticas tan seguidas como tenidas por acerbas. Aunque se
las merezca con creces. Pero quien escribe, curado ya de
espanto, no se arredra ante esa posibilidad.
Por lo tanto, seguiré escribiendo de Juan Luis Aróstegui
en la misma medida que él siga odiando a los que hacemos
posible que este periódico salga a la calle todos los días,
a prima mañana, aunque los barcos dejen de navegar por mor
del levante. Lo cual es posible por una razón muy sencilla:
el periódico se imprime en esta ciudad. Gracias a la
inversión de su editor.
Uno sabía que el hombre que dirige la coalición Caballas se
echaba abajo de la cama todos los días con una idea fija:
atentar contra este periódico y contra la Asociación
Deportiva Ceuta. En principio, porque su despertar es
siempre el de una persona que no le encuentra ningún sentido
a la vida. Debido a que no ha conseguido realizarse en
ningún aspecto y apenas se siente válido. Por lo cual
necesita soltar su lastre bilioso para sentirse medianamente
bien.
Uno sabía que el hombre que dirige la coalición Caballas se
echaba abajo de la cama todos los días con una fijación:
atentar contra el editor de este medio y contra el
presidente de la ADC: es decir, contra José Antonio Muñoz.
A quien le tiene una fobia rayana en la locura.
Mala cosa es semejante obsesión, pues en estos momentos
parece ser que no hay sitio donde darle cobijo a Juan Luis
Aróstegui para que pueda pasar una temporada recuperándose
de su peligrosa fijación. La que puede llevarle a perder la
chaveta, total y absolutamente.
Lo que uno desconocía es que Mohamed Haddú –Musa-
también estaba al tanto de los desperfectos mentales que se
está ocasionando el secretario general de CCOO por desear a
cualquier precio la destrucción de ‘El Pueblo de Ceuta’ y la
desaparición del primer equipo de fútbol de la ciudad.
Mohamed Haddú –Musa- es el coordinador de Izquierda Unida.
Partido que estuvo coligado con la UDCE cuando Mohamed
Alí era quien mantenía su liderazgo. Y, lógicamente,
está al tanto de todo cuanto se cuece en esa formación. Así,
no ha tenido el menor inconveniente en hacer unas
declaraciones en este medio, el viernes pasado, en las que
ha dicho que los dirigentes de Caballas tienen entre ceja y
ceja a este periódico, a sus colaboradores y a su editor.
Que cada vez que se reúnen es para desearnos todos los males
habidos y por haber. Y, naturalmente, para tratar de
ofendernos en todos los sentidos.
Pero hay más: están convencidos los dirigentes de la
coalición Caballas de que persiguiendo a la ADC conseguirán
poner nervioso a su presidente. Y, cómo no, al presidente de
la Ciudad. Y así, atacando sin cesar al club, esperan que
éste se abisme a su desaparición.
Tarea complicada la que ha asumido Aróstegui. Primero,
porque sus fijaciones están afectándole a la sesera. Lo cual
acabará repercutiendo en sus obligaciones… fisiológicas. Que
a lo mejor no eran las mejores. Vaya usted a saber. Y
segundo, porque cuando menos lo espere puede encontrarse con
ciertas soluciones que le van a dejar con las nalgas al
aire. De modo que bien haría en dejar de odiarnos y así
poder cumplir con otros deberes.
El viernes pasado, leí una entrevista que le hizo el
director de este medio a Mohamed Haddú –Musa-, coordinador
de Izquierda Unida en Ceuta. Partido que estuvo coligado con
la UDCE cuando Mohamed Alí era todavía el dirigente
principal de un partido que ahora se llama Caballas y que
está siendo manejado por un tipo que ha alcanzado fama como
reventador profesional de todo cuanto pueda redundar en
beneficio de Ceuta. El tipo a que me refiero se llama Juan
Luis Aróstegui.
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