Se ha presentado, como viene
siendo norma, la campaña para animar a los contribuyentes a
marcar la equis de la Iglesia en la Declaración de la Renta
del ejercicio de 2010. Y se hace, según hemos podido
conocer, para atender las necesidades y servicios que cubre
la Iglesia: 45,2 millones de horas en atención religiosa y
formativa; atención a 200.000 inmigrantes que recurren a las
ayudas de la Iglesia; asistencia religiosa a 77 centro
penitenciarios; 300 consultorios familiares que se apoyan en
sus parroquias; 120.000 matrimonios que acudieron a la
Iglesia para casarse; 315.000 niños que se bautizan cada año
en sus parroquias; 10 millones de fieles que son atendidos
en misa cada domingo; 18.000 misioneros apoyados desde sus
diócesis… Estas atenciones espirituales y económicas solo
son parte de las que, con la asignación tributaria, atiende
la Iglesia, pues podemos incluir en la misma, la enseñanza
que se imparte en sus reconocidos centros escolares, la
asistencia en hospitales y sanatorios de enfermedades
infecto-contagiosas regidos por las Hermanas de la Caridad,
centros de acogida de enfermos terminales y psiquiátricos
(Hermanos de la Cruz Blanca), atenciones quirúrgicas y
tratamientos de deformaciones congénitas o malformaciones
traumáticas (Hermanos de San Juan de Dios), comedores y
casas de acogida para inmigrantes desvalidos residentes
(incrementado considerablemente en estos tiempos de crisis y
paro obrero), drogo-dependientes y ex-carcelarios que acuden
a estos centros gestionados por la Iglesia donde son
atendidos de las mas perentorias necesidades sanitarias, de
vestido y alimentación, sin distinción de razas, color,
religión ni inclinación política y sin que sea preciso
quitarse la corbata para ello, aparte de la asistencia
religiosa, antes mencionada, que alcanza a mas de mil
millones de seguidores de la doctrina social de Jesucristo
repartidos por el mundo.
Siempre se nos viene a la memoria en esta época, la ingente
labor del padre Vicente Ferrer, “Apóstol de las Indias” y no
está de mal recordar algunas de sus acciones llevadas a cabo
en Anantapur (“Ciudad del Infinito” en la lengua local de
esta población de la India), donde hace dos años la
fundación del cooperante español ya fallecido contaba con
1.800 trabajadores y cerca de 5.000 voluntarios, siendo
2.500.000 personas de las cuatro que pueblan el distrito,
las que se benefician de la fundación “Phater Ferrer” en
2.000 pueblos, donde se habían construido 30.000 viviendas,
tres hospitales, un centro de lucha contra el sida y 14
clínicas rurales. Mas de 170.000 niños estudian en unas
1.600 escuelas, 15.000 niños discapacitados tienen un futuro
gracias a los miles de pozos y a los cerca de 2.300 embalses
que garantiza dos y hasta tres cosechas al año (cuando llegó
allí Vicente Ferrer no había agua ni para los bautizos). Y
así seguiríamos contando acciones del padre Ferrer que nos
sirven de ejemplo para mostrar la ingente labor que a través
de la Iglesia Católica se lleva a cabo a favor de los mas
menesterosos. Ejemplos, también, que pudiéramos citar en
infinidad de aldeas y núcleos rurales de toda
Hispanoamérica, África y otras partes del mundo y que
justifican, con creces, la necesidad de que los cristianos y
no cristianos, como así de viene comprobando en ejercicios
pasados, contribuyamos con nuestra equis al sostenimiento de
las acciones de la Iglesia, que desde 2007 no recibe ningún
complemento del Estado, ni tampoco cuenta con exención del
IVA, recibiendo a través de esta asignación tributaria, solo
lo que los contribuyentes tienen a bien dar marcando la
crucecita que se destina al Fondo Común Interdiocesano un
0.7 % de lo que el ciudadano paga. Todo ello para cubrir los
más de 30.000 millones de las antiguas pesetas necesarios a
fin de hacer frente a estas atenciones por medio de aquellos
que tan humanitariamente dedican su tiempo y fuerzas,
principalmente sacerdotes, monjas, seglares y cooperantes,
sin otro interés que el servicio a Dios, en acciones que se
cubren en gran medida, con las aportaciones que llevamos a
cabo a través de la citada asignación tributaria del I.R.P.F.
a la Iglesia Católica.
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