Trabajan rodeadas de silencio, todo el que puede haber en un
cementerio. Y es que, en tan curioso lugar es donde desde
hace dos meses un grupo de restauración que se encarga
‘rejuvenecer’ tres imágenes religiosas y devolverles su
esplendor. Se trata de la Virgen del Carmen, de la Cofradía
de Pescadores, un Cristo y Santa Catalina. Estas dos últimas
tallas pertenecen a capilla del campo santo ceutí, mientras
que la otra fue trasladada desde la Iglesia Nuestra Señora
de África para ser restaurada allí. “Pensamos en traer la
imagen por comodidad, al trabajar todo el grupo en el mismo
lugar ahorramos tiempo y material, porque sino tendríamos
que tener las herramientas por partida doble”, explica la
encargada de este grupo de nueve trabajadoras, Inmaculada
Rodríguez.
La labor de este grupo, compuesto por una restauradora y
ocho auxiliares de restauración, se enmarca dentro del Plan
de Empleo de la Ciudad, que se inició en enero y concluirá
el próximo 2 de junio. Su objetivo fundamental, y único en
un principio, fue restaurar el Salón del Trono del Palacio
Autonómico. En esta tarea se iba a desarrollar el programa
completo del Plan de Empleo, sin embargo, el trabajo
coordinado de este grupo permitió concluir la restauración
dos meses antes de lo previsto, por ello comenzarón a
restituir estas tres tallas.
La más antigua, así como la más deteriorada, es la imagen de
Santa Catalina y, según estima Inmaculada, data del siglo
XVIII. La talla está realizada en yeso, al igual que el
Cristo que es una escultura más moderna, “probablemente de
finales del siglo XIX o principios del XX”, explica esta
restauradora. Por su parte, la escultura de la Virgen del
Carmen es de pasta de madera. Esta imagen está
particularmente dañada, ya que le faltaban algunos dedos y
su corona estaba fracturada. “No podemos hacer nada por las
roturas, que van a permanecer, nuestro trabajo está enfocado
en reforzar las figuras para que se conserven mejor”, señala
Inmaculada, que además aclara que desde el taller también
trabajan con la pintura de las tallas: “Todas estaban
repintadas y nuestra labor es eliminar las capas añadidas
con posterioridad y recuperar el color original”. Es un
trabajo muy “minucioso” que requiere muchas horas de
esfuerzo, por ello el trabajo en grupo hace más llevaderos
los días en el cementerio.
Este contrato del Plan de Empleo ha supuesto la continuación
del ciclo formativo sobre restauración que realizaron 16
personas durante un curso y que fue impartido por
Inmaculada.Tras las clases, los ocho mejores alumnos fueron
escogidos para poner en práctica los conocimientos
adquiridos, primero gracias a un contrato de colaboración
con la Ciudad y luego a través de este programa de trabajo
llevado a cabo por el Ayuntamiento.
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