La recuperación de la zona de la ‘Arenilla’, anexa a la
playa del Tarajal, más dotación y servicios para ambas
orillas así como la reconstrucción del espigón, cubierto con
hormigón en 2007 y ya erosionado por el soplo de los
vientos, fueron algunas de las demandas que ayer ejercían
los representantes vecinales de Príncipe Alfonso a este
medio de comunicación.
Denuncian el “abandono” que sufre esa parte del litoral
ceutí así como la falta de infraestructuras adecuadas para
la temporada estival, y solicitan una demanda para ellos
histórica, la recuperación de la zona de la ‘Arenilla’,
anexa a la playa del Tarajal y situada justo en medio de las
dos rejas del perímetro fronterizo, frente a las
instalaciones de la Guardia Civil.
Residentes de la barriada Príncipe Alfonso, a través de sus
representantes vecinales, mostraron ayer a este medio de
comunicación algunas deficiencias que presentan las dos
orillas, sin “los mismos servicios” que las playas del
centro y sin la dotación “que siempre nos prometen. El
vicepresidente de dicha barriada, Ahmed Enfed-Dal, confirmó
ayer que para sustentar estas peticiones esta misma semana
realizarán una recogida de firmas puesto que tras reiterar
sus demandas tanto a la Ciudad como a Delegación del
Gobierno, competente en materia de Costas, “las cosas siguen
igual”.
Y no sólo por la falta de contenedores de basura,
aparcamiento para vehículos y motos o más servicios de baño,
sino porque “personas con movilidad reducidas y madres con
carritos de bebés” no pueden llegar hasta el mar por la
inexistencia de rampas que crucen el arenal. Pero, además,
el peligro podría encontrar su hueco en esta zona de playa
puesto que el espigón que delimita las dos orillas está
repleto de socavones, “en los que podrían caer niños
pequeños que juegan y pescadores que por la noche vienen”,
comentó Mohamed Abderraman, vecino de la barriada.
Dicho espigón fue cubierto por varias capas de espigón el 28
de agosto de 2007, recuerdan los residentes porque lo
marcaron en la misma piedra para simbolizar “una petición
que durante años habíamos realizado”. El mar y el viento han
erosionado la piedra, produciendo varios altibajos en el
rompeolas, acumulando “basura” y añadiendo “riesgo y
peligrosidad”.
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