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OPINIÓN - DOMINGO, 29 DE MAYO DE 2011

 
OPINIÓN / EL ALA OESTE

Después de mi diluvio

Por Juan Carlos Hernández


La diabólica situación política y económica en que nos encontramos requiere de nosotros algo mas que un mero análisis pasional de la situación. Nos guste o no José Luis Rodríguez Zapatero es el quinto presidente del Gobierno de la democracia y mantiene los resortes del poder. Que el poder puede actuar como una droga y que engancha es algo generalmente asumido; podríamos llamarlo el síndrome de amor a la poltrona.

Que hay muchos e importantísimos motivos para que el presidente del gobierno actual abandone el cargo y deje paso a una renovación dentro de su propio partido, es algo que piensa mas del ochenta por ciento de la población incluidos la gran mayoría de los miembros de su propio partido.

En todos los espectros políticos, sociales y económicos parece surgir un juicio generalizado: Zapatero debe irse, debe dimitir.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué algo que resulta tan evidente para todo el mundo no lo es en absoluto para el presidente y su equipo dirigente?

Son muchos los motivos por los que el personaje se resiste a la dimisión y ninguno es baladí. Además todos ellos tienen una causa explicable y consecuencias para España, el PSOE, el PP y la oposición en su conjunto.

Existen causas de tipo ESTRATÉGICO: la cosmovisión política de Zapatero no está completa y, por tanto todavía es susceptible de ser anulada por el PP; necesita tiempo para dejar un legado político que implique una transformación definitiva de España. Necesita que su legado político sea un punto de partida irreversible para otras formaciones políticas que le sucedan, sean éstas del signo ideológico que sean.

La personalidad política del presidente del gobierno queda bien ilustrada por las siguientes afirmaciones recogidas en un libro de Jordi Sevilla: “ideología significa idea lógica y en política no hay ideas lógicas, hay ideas sujetas a debate que se aceptan en un proceso deliberativo, pero nunca por la evidencia de una deducción lógica, es decir, si en el dominio de la organización de la convivencia no resulta válido ni el método deductivo ni el método inductivo, sino tan sólo la discusión sobre diferentes opciones sin hilo conductor alguno que oriente las premisas, los objetivos, entonces todo es posible y aceptable, dado que carecemos de principios, de valores y argumentos racionales que nos guíen en la resolución de los problemas”.

Y así es si así os parece porque ésta parece haber sido la regla de oro de Zapatero en su acción política

Zapatero ya mantuvo en su discurso ante el pleno del XXXV Congreso Federal del PSOE donde fue elegido que la izquierda debía recuperar sus raíces y mencionó la institución libre de enseñanza, a María Zambrano y lo que él llamó la mejor tradición federalista. Zapatero tuvo un programa aparentemente regeneracionista que ocultaba premisas de un planteamiento global de izquierdismo radical.

El sueño de Zapatero es una Tercera República Federal Ibérica en la que las llamadas nacionalidades históricas: Cataluña, Vascongadas y Galicia tengan una personalidad de estados asociados pero cuasi independientes y donde las otras autonomías sean estados federados o confederados. Los partidos políticos de corte liberal serían meros títeres sometidos a cordón sanitario por las mayorías de la izquierda PSOE, IU; Verdes y radicales nacionalistas.

Para conseguir esto hay que subvertir el orden del estado y hacerlo de manera paulatina e indolora: aquí nos encontramos la transformación constitucional; la desaparición del recurso previo de inconstitucionalidad, la progresiva politización del TC, la politización de la Justicia como arma para eliminar en la práctica la división de poderes y el consiguiente desprestigio de las instituciones jurídicas del Estado ante la población general, la manipulación de la educación con sistemas de baja calidad e ideologizados para mantener la anestesia general de la sociedad mientras el proceso de restructuración social continúa.

Por otro lado se agudiza la lucha ideológica en todos los aspectos: se atacan los valores y principios que pueden suponer un muro a esta estrategia de ingeniería social: se ataca a la Iglesia Católica y se ridiculizan sus principios y valores, se permiten iniciativas legislativas que sustituyen los principios familiares estables por otros supuestamente progresistas que pretenden hacer desaparecer la figura de los padres biológicos; se favorece la ideología de la muerte contenida en leyes que favorecen el aborto, la eutanasia, etc.

Internacionalmente se lucha por aislarnos de nuestras alianzas atlánticas y se nos introduce en una utópica alianza de civilizaciones que lo único que pretende es situarnos al lado de países que se caracterizan por su falta de principios e instituciones democráticas estables. Después se continúa atacando todo lo que pueden ser señas de identidad históricas nacionales.

Si ustedes se dan cuenta, esto no es más que la extrapolación de la estrategia del maltratador a nivel social: se aísla a la persona que se quiere maltratar de sus amigos y familiares, se la priva de contacto real con el exterior, se la hace depender emocional y económicamente del maltratador, se socavan sus principios y valores para eliminar su autoestima y, finalmente se pasa a la agresión física para completar el cuadro de dominio. De esa forma se obtiene de la persona maltratada lo que se quiere cuando se quiere.

Esta es la que podríamos llamar estrategia de la araña; todavía no está completa y se necesita el tiempo necesario para que el PP, aunque gane no pueda modificarla.

Por otra parte existen componentes que podemos llamar TÁCTICOS ligados íntimamente a los estratégicos.

La transformación constitucional no está completa y el tiempo puede jugar a favor de los socialistas, puede producirse en los meses venideros un repunte económico leve que ayude a aliviar la tensión; un candidato nuevo puede generar ilusión dentro de los votos de la abstención socialista y atraer indecisos; el movimiento de protesta social, cuyo poso radical cada vez está mas claro puede tomar partido por el nuevo candidato y descargar su ira sobre el anterior o, mucho mejor, sobre la oposición; la nueva situación en el País vasco puede dar la falsa apariencia de que se ha logrado la paz, cuando lo que tenemos es un proceso de esukaldunización tutelado por ETA. No olvidemos que la organización terrorista no ha entregado sus armas, sus taldes continúan operativos y a la espera de órdenes y su situación financiera y su posibilidad de obtener información han aumentado debido a la presencia de Bildu en las instituciones.

No se trata de conseguir de nuevo la mayoría absoluta sino de impedir que la consiga el PP y de esa manera editar un pacto del Tinell a nivel nacional; mientras se permite que ETA controle el proceso de independización vasco a través de Bildu, y la más que probable anexión de Navarra mediante la creación de órganos de gobierno conjuntos.

El proceso no ha terminado.

Existen, sin duda, elementos de tipo PERSONALl: Zapatero no quiere abandonar la política con el estigma del Capitán del Titanic, está dispuesto a jugarse el todo por el todo en sus últimas bazas políticas; necesita controlar el cambio de liderato del mismo modo que lo hizo cuando surgió del XXXV Congreso Federal. Para él no hay alternativa o lo consigue y su legado determina la acción política futura; o su personalidad quedará históricamente marcada como uno de los políticos más nefastos de la Historia Contemporánea española junto a Fernando VII, Negrín y el mismísimo Franco. De ahí los intentos del Equipo dirigente de sacar adelante como sea el calendario legislativo en el tiempo que queda.

Por supuesto y por último existe un componente CLIENTELAR ligado al síndrome de amor a la poltrona; es decir hay muchas personas que perderían sueldos y privilegios ligados a la estancia del PSOE en el poder.

Hasta aquí el análisis; pero de aquí en adelante la oposición tiene que tomar buena nota.

Por una parte el cambio en el PSOE obligará a realizar los ajustes necesario para adaptar las estrategias a la nueva situación. Además antes o después se hará necesario la publicación del programa de gobierno, a sabiendas de que es una decisión muy difícil pero necesaria para clarificar el panorama político y electoral. Si se tiene la cintura necesaria se pueden hacer los cambios oportunos a la vista del eco en el electorado.

Ha llegado el momento en el que como dio Churchill al final de la batalla de Inglaterra nunca tantos debieron tanto a tan pocos; para el proyecto radical-laicista de Zapatero no ha llegado todavía el final, pero desde luego es el comienzo del fin.
 

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